Un día, el último que iba a estar en la universidad, vi a la chica más hermosa del mundo. Se llamaba Lucy, aunque yo no lo sabía aún.
¿Ustedes han sabido algo? En la vida no he sabido muchas cosas, sobre todo en la universidad, pero las que he sabido me hacen abrir los ojos de par en par, pues están ahí, se pueden ver y tocar.
Bueno, en ese momento lo supe, si me quedaba quieto, a Lucy la vería una sola vez en la vida y nunca más. Diría que esa perspectiva me afectó no mucho menos que demasiado.
Con la tristeza de pensar que a la mujer más bella del mundo no la iba a volver a ver, o no podría hablarle nunca, me armé de valor y fui a saludarla.
Me presenté y, de los nervios, la lengua se me pegó al paladar: hadaba adí. Endonces de dide a Ducy que me damaba Dorge... Perdón, quise decir: "Entonces le dije a Lucy que me llamaba Jorge" (se me pegó la mano a la hoja).
Aquella tarde, nos quedamos hablando a los pies de ciertas escaleras. Esa imagen de nosotros nunca la olvido... Ella no tenía más clases y yo no tenía que, ni quería, hacer otra cosa.
Además de la más hermosa, era la más divertida y la más inteligente. Esa fue mi impresión.
Le pregunté si quería ser mi amiga. Ella me respondió que con una condición. Yo le pregunté cuál. Me contestó: "de ahora en adelante le llamarás, Ducy". Le canté:
Entoncesde ahora en adelante soy Dorge.