Algunos años después de casarnos, pensábamos que no se podía ser más felices. Entonces nació mi primer hijo: Fusno.
Déjenme explicar. Se llama así por un sueño. Para el día antes de que naciera seguíamos sin tener un nombre. Éramos muy malos para eso... ¡Menos mal que nunca tuvimos un barco!
Pero esa misma noche, Ducy tuvo un sueño donde vio a un niñito bellísimo. Reía mucho, muchísimo, en un momento particular le indicó sin dejar de reír: "Me llamo... Fusno". Supo que ese era nuestro hijo eligiendo cómo quería ser llamado.