Uno de esos días azules conocí a Natalia.
Natalia es sorda, lo que significa que tampoco habla igual a nosotros. De hecho, no puede hablar.
Ella hace algo que no sé a quién se le ocurrió, pero debe ser a Einstein u otro genio. Hace formas con las manos, usando lenguaje de señas, ¡y escribe en el propio aire lo que quiere decir!
Y sus palabras no se escuchan como la música. De hecho, ella no puede escuchar música. Pero todo lo que siente lo imprime y entra por los ojos, como la primera vez que la vi o la primera vez que vi a Fusno.