Nos casamos en la misma biblioteca del día azul en que nos conocimos, sin permisos. Cada tanto venia la bibliotecaria y nos decía: "SSHH ¡Silencio!". Pero no piensen que era una amargada, al irnos nos regaló un libro con nombre en francés. No era amargada, solo era bibliotecaria.
Intenté incluir a Fusno y Lucy, pero nunca fue posible. Habían comenzado a viajar por el mundo. Natalia y yo estábamos muy tristes por no poder compartir con él, verlo crecer. Pero, un día nos llegó una noticia extraordinaria: ¡le daríamos un hermanito!