Una tarde fuimos a visitar a Lucy solos. No sabía por qué, me sentía como el día que la conocí. Ella también estaba un poco nerviosa, pude notarlo.
Mientras Fusno jugaba, junté todo mi valor por última vez y le pregunté a Lucy: “¿por qué has estado molesta conmigo por tanto tiempo?” Esperaba la pregunta. Respondió:
- Es que me sentí triste… A veces, cuando guardo mi tristeza, hago como que estoy molesta...
Fue una respuesta tan fácil… Era como hablar con Fusno.
- Imagino que todos lo hacemos, Lucy.
- Pero me hubiera gustado hablar antes, para estar bien. No esperar a llegar a este escenario.
- A mí también. Pero también es mi culpa por no haber preguntado antes, por permitirle al miedo dominarme.
Imagino que no es culpa de nadie. –Contestó Lucy riendo- Como dice el dicho: “A veces es difícil fluer”.