Vino una época dura. Lucy murió un lunes.
Antes de partir le regaló una enorme cantidad de libros a Fusno, todos los libros para leer y después prestar a su Voz.
Le encargó aprender a escribir derecho, no como su padre, también que cuando fuera a elegir carrera no dejara que lo convenciera de ser súper modelo. Pues, él era mucho más que una cara bonita.
Natalia le dio las gracias por confiar en ella y Lucy le pidió perdón por medio de señas, por impedirnos verlo tanto tiempo.
Como lo vio afligido a Fusno, le suplicó que no se preocupara. Pues gracias a él, sabía muy bien que iba a deitar, no sentía tristeza. Le explicó que de esa forma estarían juntos, como una semilla en su corazón.
Todos tuvieron momento de despedirse, incluso yo. Aunque de último y con las piernas temblando, tan cobarde como siempre. Ese día me puse los zapatotes que me regalaron mis amigos en nuestra boda.
Le expresé: “Gracias, Ducy”. Ella me respondió: “Gracias, Dorge”. Y agregó, hablándome al oído: “Regálale una araña para navidad. Le encantan”.