Contarles de mi nacimiento sería algo absurdo, ya que ni sé en qué hospital nací. Lo único que me pudieron contar es que aparecí en el orfanato y, por mi aspecto, parece que fue el mismo día que nací. De mis primeros años no recuerdo mucho y lo que más tengo claro es que Daniela y Camilo me adoptaron. Ellos hicieron un gran trabajo desde mis 3 años hasta que murieron en un accidente a mis 9 años. Después mi tía se quedó conmigo, ya se, debe ser muy buena persona para quedarse con un niño adoptado pero la realidad es que la pobre no podía ni consigo misma así que, sin más opciones, comencé a trabajar. Muchos niños trabajan vendiendo dulces o haciendo piruetas en los semáforos, algunos roban, pero yo no quería quitarle a la gente lo que con esfuerzo había conseguido, pues yo más que nadie sabía que era conseguir las cosas por méritos propios. Tampoco me gusta dar lástima porque eso es lo que dan los niños a la hora de vender dulces. Muchos piensan: “pobre niño lo obligaron a trabajar” o simplemente llaman a la policía para que ellos se hagan cargo, entonces opté por empezar vendiendo droga. ¿cómo un niño de 9 años podría conocer a viciosos o a personas que le suministraran para el poder vender? Es fácil mi tía hacia fiestas todo el tiempo y yo en un descuido agarraba lo que consumían y lo escondía para volverlo a vender; pero eso fue al principio, después mi tía fue conociendo gente y asociándose con ellos, entre ella y yo vendíamos; ese era nuestro sustento. Era todo un negocio y mi tía, como mi compañera fiel, me apoyaba. Yo parecía más su hermano mayor que su sobrino adoptivo, nos cubríamos la espalda y fue así hasta mis 12 años, ya que ella podría perder mi custodia si yo no empezaba a estudiar y ella a trabajar. Ya que nuestra herencia poco a poco se acababa, era obvio que durante años nosotros tuvimos que sostenernos con nuestro trabajo incluso ya tenía un mejor proveedor, pero después de un problema que tuve perdimos una gran cantidad de ese dinero ya que era pagarlo o morir y claro, a mi tía no le convenia que su mayor ingreso muriera o volviera al lugar de donde su hermana lo recogió.
La escuela a la que fui decidió hacerme un examen para ver que curso era adecuado para mí, después de que la trabajadora social hablara y justificara mis 3 años de ausencia con la muerte de mis padres. Una psicóloga me “diagnosticó” depresión, obvio conmigo todo estaba bien, pero ella era una gran amiga de mis padres y ahora de mi tía, esa señora siempre estuvo en mi vida desde que tengo memoria, incluso fue la que los ayudo a mi adopción o por lo menos eso era lo que me contaban mis padres. Gracias a la vida mi tía había sido maestra y ella a veces intentaba enseñarme en casa, pues, aunque no había sido el mejor ejemplo para un niño se preocupaba por mi educación y la mayoría del tiempo se sentaba a enseñarme, esa era su excusa para no meterme a un colegio. Se preguntarán ¿por qué una maestra se había vuelto una drogadicta cómplice de su sobrino que vendía droga? Pues fue mis abuelos los que la obligaron a estudiar algo que no quería y después de salir de su casa no siguió en lo que tantos años estudió, toda una niña caprichosa y rebelde, hasta parece que lleváramos la misma sangre