Deseo

Capítulo 2.

Addison

Aprobé los exámenes finales que tenía pendiente en la universidad, fue fácil si soy sincera. Ya se me ha ido un peso de encima. Me la pasé toda la semana haciendo mi rutina de pilates y yendo a mis clases de Ballet. Todo en mi vida está yendo de maravilla y así espero que sea por los momentos. Soy una persona a la que le gusta tener las cosas en orden, digamos que también muy perfeccionista. Sí me estoy maquillando y no me queda como yo quería, empiezo de nuevo hasta que quede perfecto.

A lo largo de mi vida siempre quiero que todo sea perfecto, y que yo también lo sea. Estaría mal tal vez, pero es algo que necesito para sentirme completa.

La gala Dorada es hoy, por lo tanto, mi madre ha estado un poquito estresada en buscar qué ponernos todos. Cuando hay un evento así, Mackenzie de Barker es quien se encarga de vestir a toda su familia. Nadie se queja porque ella sabe perfectamente que nos gusta y que no. Papá la sigue en todo, no hay una cosa en la que él no esté de acuerdo cuando se trata de la mujer que ama.

He de admitir que, por algo no me he vuelto a enamorar. Papá trata a mi madre como una reina, ¿por qué tendría qué andar con alguien qué no me trata así, si mi propio padre me trata cómo una princesa? Por eso prefiero evitar ligar con un idiota que no me valore o no me trate como Aedus Barker trata a su mujer. Desde pequeña crecí con la idea de que yo me merezco mucho más y no migajas, porque mis padres me han dado de todo. Amor, respeto, comprensión, apoyo y entre otras cosas. Jamás me rebajaría como mujer, no fue criada de esa manera. Además, yo misma puedo tratarme como una reina porque tengo el dinero y la autoestima intacta.

Fui una tonta cuando me enamoré de un chico de mí clase, lo conocía desde la secundaria y logró enamorarme, pero con mentiras. Era menor en ese entonces y creía que era el amor de mi vida. Me equivoqué al pasar los meses. Mi ex llegó a ser atento conmigo, también fue cariñoso y detallista. Toda magia se esfumó cuando se cansó de esperarme y me obligó a tener relaciones sexuales con él. Caí como una idiota sin amor propio, y, desde esa noche, se volvió un completo patán. Le dijo a toda la clase que me había quitado la virginidad y todos se burlaron de mí. No iba a aguantar sus humillaciones, así que terminé con mi relación. No lloré, tampoco me arrepiento porque sabía perfectamente que yo no merecía ese trato.

Mis padres sabían de mi relación, pero no les agradaba mi ex, solo lo llevé una vez a mi casa y fue lo peor que pude haber hecho. Fingió ser un angelito, Ciro y papá de una vez sospecharon. Mi padre me dijo ese día « Mí princesa se merece a un hombre de verdad, no a un crío que piensa con lo de abajo» y supe que tenía razón. No quería contarles sobre lo que él me había hecho porque, a pesar de todo, me sentía avergonzada de mi misma. Sabía que mis padres jamás juzgarían a su hija, pero la vergüenza me lo impidió. Les había dicho que le terminé porque quería centrarme en mis metas, ellos no me creyeron del todo, sin embargo, respetaron mi decisión.

Había llegado de las clases de Ballet cuando escuché voces que provienen del salón principal. Sabía de quienes eran las voces, porque quería correr hasta las escaleras y no verlo....

—¡Addy! — solté mi bolso y corrí al ver a mi prima Dionne. Ambas nos dimos un fuerte abrazo, estaba ahora contenta al verla. Podemos vivir en diferentes países, pero siempre intentamos estar la una para la otra.

Su cabello se lo había cortado hasta los codos y no traía su flequillo de costumbre. Sus ojos grises casi blancos brillaban. Dionne era hermosa, sin duda su belleza no era de este mundo, por algo es hija de la tía Atenea.

—¡Te echaba de menos! — le admití cuando nos alejamos para vernos a los ojos. Dionne sonrió.

—Yo también, mí bailarina —no pude evitar reír porque ella siempre me ha llamado así —. Me tienes que contar todo.

—Tenlo por seguro.

Ella me permitió saludar a sus padres quienes se encontraban sentados sobre un sofá para dos personas, y mis padres estaban sentados en frente. La tía Atenea me sonrió de lado, el tío Nikolai, en cambio, asintió. De verdad que siempre me ha asustado lo serio que es, pero sabía perfectamente que era así y que no me haría daño al igual que su esposa.

—¿Cómo te ha ido en Ballet? —me pregunta la tía Atenea cuando voy hasta mis padres para saludarlos con un abrazo.

—Excelente, tía —le respondo con educación y ella asintió.

Escuché otras voces que provenían del pasillo, también los ladridos de Nieve quién corrió a mi para recibirme.

—Si has chocado uno de los autos de tu padre, ¿crees qué dejaré que toques mi Lamborghini? —su voz fría me puso los pelos de punta. Intenté mantener la postura cuando Damien aparece junto con Ciro y Adley, quién luce ofendido.

—Nadie me deja ser —reprocha Adley, su mellizo rueda los ojos.

Todo pensamiento se me esfuma al momento en que los ojos de Damien se clavan en los míos. No tiene alguna expresión, pues es idéntico a su padre. Hasta Ciro se parece en eso. Se mantuvo mirándome sin disimular nada, su mirada recorrió todo mi cuerpo, haciéndome sentir pequeñita. Me gustaba contradecirlo en todo y molestarlo cuando éramos unos niños, pero muy dentro de mí, me aterrorizaba algunas actitudes de Damien.

—Oh, has llegado — Ciro decide cortar el silencio que había, acercándose hasta mí para hacerme volver a la realidad. Lo miré.

—Si, pero si me disculpan, debo ir un momento a mi alcoba — todos asintieron y yo aproveché para correr a las escaleras rumbo a mi alcoba.

Para cuando entré cierro la puerta y tomo varias bocanas de aire. Dios mío. Esto no debería de estar pasándome. Por un momento creía que su presencia no iba a afectarme, parece que me he equivocado nuevamente. ¿Ahora qué hago?

Me pasé las manos por el rostro, intentando tranquilizarme. Era inevitable no ponerme así, pues Damien Volkov es irreal. Toda la belleza de esa familia lo es. Tengo que no sentirme intimidada por ese tonto, me ayudaría a mantener mi actitud de siempre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.