Deseo de Navidad

Capítulo 2

David

El reencuentro

Nunca imaginé que un viaje de negocios podría darme tantas sorpresas. Cuando mi jefe me pidió que supervisara personalmente el proyecto con una fábrica en expansión, acepté sin pensarlo. Era un trabajo más, una oportunidad de seguir creciendo profesionalmente. Sin embargo, algo en el nombre del pueblo me resultó familiar, aunque no pude ubicar por qué. No le di demasiada importancia y partí temprano aquella mañana.

Al llegar, el lugar era tan tranquilo como esperaba. Un pequeño pueblo rodeado de montañas, con calles empedradas y un aire que olía a pan recién horneado. La fábrica, aunque modesta, tenía potencial. Mariela, la dueña, me recibió con entusiasmo y me llevó directamente a la sala de reuniones.

Todo iba según lo planeado, hasta que la puerta se abrió y mi mundo se detuvo.

Era ella, Ana.

El tiempo no había borrado su rostro de mi memoria, pero verla allí, frente a mí, fue como si alguien hubiera abierto una herida que creí cerrada. Ella me miró con los ojos abiertos de par en par, como si tampoco pudiera creer lo que estaba viendo. Por un momento, olvidé dónde estaba, quién era o por qué había venido.

—David… —susurró, casi como si el nombre le quemara en los labios.

Quise decir algo, cualquier cosa, pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta. Habían pasado diez años desde la última vez que la vi, desde el día en que desapareció de mi vida sin dejar rastro. Ahora estaba aquí, en un lugar que jamás habría imaginado, como si el destino se estuviera riendo de nosotros.

La reunión continuó, aunque para mí todo se volvió un borrón. Mis ojos no dejaban de buscarla, y su incomodidad era evidente. Después de lo que pareció una eternidad, Mariela sugirió un recorrido por las instalaciones. Ana se mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo, pero no pude evitar acercarme cuando nos quedamos solos un momento.

—¿Por qué aquí, Ana? —pregunté en voz baja, incapaz de contener las preguntas que me carcomían por dentro.

Ella evitó mirarme, pero antes de que pudiera responder, una niña apareció corriendo por la fábrica. Tendría unos nueve años, con un cabello oscuro que me resultó inquietantemente familiar.

—¡Mamá! —gritó la niña, y en ese instante todo cobró sentido.

Me quedé paralizado, observando cómo la niña abrazaba a Ana con confianza. El mundo parecía detenerse mientras mi mente procesaba lo que estaba viendo.

—¿Es…? —Intenté preguntar, aunque apenas pude terminar la frase.

Ana levantó la mirada hacia mí, sus ojos llenos de una mezcla de culpa y miedo.

—David… ella es mi hija.

Sentí como si el suelo se desmoronara bajo mis pies. Ella era mía, lo sabía, tenía una hija. Una hija de la que nunca supe, una niña que había crecido sin mí. En ese momento, todas las preguntas, los años de incertidumbre y las heridas del pasado parecían irrelevantes. Solo podía mirar a esa niña y preguntarme cómo había podido perderme tanto y porque Ana nunca me lo dijo.

Regresé al hotel con la cabeza hecha un lío. Cada paso que daba resonaba en los pasillos vacíos, pero no lograba acallar la voz de Ana en mi mente. ¿Cómo después de diez años podía provocarme tanto? Su sonrisa, ese gesto nervioso al apartarse un mechón de cabello… todo seguía igual. Bueno, casi todo.

Cuando la vi con esa niña a su lado, algo se encendió dentro de mí, la pequeña tenía su misma mirada, pero había algo más, algo que no podía ignorar. Esa expresión curiosa, esos ojos… ¿podían ser míos? Ana no mencionó nada, al menos no directamente, pero en sus silencios había algo. Una pausa demasiado larga, un titubeo en la forma en que me dijo, ella es mi hija.

Me tiré sobre la cama del hotel, mirando el techo mientras el ventilador giraba lento, casi burlándose de mi confusión. ¿Por qué no le pregunté de frente? ¿Por qué no insistí? Pero, ¿y si la respuesta que temo es cierta? ¿Y si esa niña es mi hija y nunca lo supe? Diez años… diez malditos años sin saber nada de ella, de ellas.

Cierro los ojos y me dejo llevar por los recuerdos, Ana y yo éramos todo menos perfectos, pero teníamos algo real, algo que creí inquebrantable hasta que todo se derrumbó, y ahora parece que el pasado ha venido a reclamarme.

La duda me quema, mañana la buscaré, no puedo dejarlo así. Necesito saber la verdad.



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En el texto hay: navidad, reencuentro, amor

Editado: 13.12.2024

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