Deseos Paradisíacos de un Vampiro 2

Capítulo 5 “Fuera de sí ”

CAPÍTULO 5

Sin más fui noqueada. Me habían golpeado. Desperté y todo a mi alrededor daba vueltas, estaba sudada y mi pecho estaba muy agitado. Mi cuerpo temblaba y sentía que me quemaba por dentro.

—¡¿Estás bien?! Estás ardiendo... —dijo luego de quitar su mano de mi frente—Llamaré a un médico.

—¡No! —Lo detuve—E-Estoy bien... Te prometo que estoy bien, confía en mí.

Él estaba muy dudoso.

—Rapidamente negó con la cabeza y se levantó como rayo de la cama—¿Sr. Wilson? ¿podría venir a mi departamento, por favor?

Luego de unos minutos, el doctor llegó y me diagnosticó con una fiebre muy alta.

—Estas son las que te recetó. Debes tomar todo lo de la lista, ¿está bien?—Asentí cual niña obediente— Oh Dios... Nova, me preocupaste. —Acarició mi pelo.

—Ya estoy mejor. Me desobedeciste.

—Si es por tu salud claro que lo haré, eso y más.—Se sentó a un lado y yo me acomodé mejor en la cama.

—Estuve pensando y... ya no quiero vengarme.

—¿Qué dices?—Estaba molesto. Le había molestado que dijera eso y mucho—¿Estás hablando en serio?

—Me dí cuenta de que realmente no es con ellos que debo tener resentimiento, Claus. Debes de entenderme.—Intenté tocarlo pero no me dejó. Se levantó de la cama y se quedó viéndome.

—Esto está mal. La fiebre... es por eso, ¡Sí!—Negué una y otra vez— No te sientes bien por eso lo dices...

—No voy a alejarme de ti... es sólo que necesito verlo, necesito saber que está bien y quiero saber porqué dejó de buscarme.

—Si te vas, no vas a regresar.—Afirmó a lo cual yo negué.

—Claro que sí. Y-yo te quiero.—Me acerqué con cuidado y él me tomó de la cintura. Sin esperar más me atreví a besarlo.

—¿Porqué te preocupa tanto él?

—Porque... —inhalé y luego solté todo el aire.

—Aún lo amas. Y si lo vuelves a ver lo más probable es que te vuelvas a enamorar. YO—Me apartó con rudeza y caí en la cama. Se señaló a sí mismo— no soy nada para ti, solo me utilizas para cuidarlo a él —Volví a negar— ¡Deja de decir que no!—Gritó y yo me exalté— Tú solo me estás dañando, estás aquí impidiendo que yo termine de encerrarlo en la agencia. Eres solo una distracción y ya me he dado cuenta de eso. Lárgate de mi casa ahora.

—¿Estás seguro de eso?—El me tomó sin previo aviso de las muñecas con mucha fuerza— Me lastimas, Claus...

—Negó— No, no vas a irte. Te quedarás. Para que veas que no soy tan hijo de perra.

En algún lugar del planeta dentro de la Ciudad Oculta.

Año 1802.

3:30 A.M.

—¿Eso podría afectar mis planes de algún modo, Sullivan?—El hombre a mi costado hizo unas señas a los guardias para que se retiraran. Luego comenzó a hablar.

—Es evidente, mi señor. El manuscrito dice “El último hombre al mando vampírico no se deberá apegar a su cargo pues la sangre de una mujer cuya fuente será la destrucción del mismo, acabará con él” Usted debe prepararse y eliminar cualquier sospecha, debe culminar la raza mestiza. Y toda amenaza imprudente.

Y así sucedió, la masacre en aquella isla solo fue el comienzo de una gran guerra. Lorvil no estaba listo para ser derrotado y si sus más fieles enemigos no han podido acabarlo, en su creencia habita el mensaje de que “nadie cuya piel sea humana va a arrebatarle el poder, su poder”

Miles de humanos murieron a manos de su ejército, y los niños huérfanos fueron utilizados únicamente para la subasta de esclavos. Se realizó a media noche una selección entre los mejores y más aptos para alimentar y ser presas de alimento. Los demás que no eran escogidos eran llevados al valle de las almas donde morían a causa de las llamas de aquél infierno. Pero hubo una excepción. En un descuido de los cuidadores de las celdas, dos pequeñas jóvenes lograron burlar la seguridad. Y alguien las encontró, ayudándolas a escapar. Ese traidor era Evangelo Hadleyins, el hijo mayor del conde. Fingió un viaje por el continente vecino y se la llevó. A la menor. Dándole el nombre de 'Isadora Hadleyins' Durante esos tres meses de Subasta el jóven aprovechó para cuidar y ganarse nuevamente la confianza de la niña.

—D-dejaste que ella m-muriera—habló entre sollozos—¡Eres un monstruo como ellos! ¡Te odio!

—Yo te he salvado a ti —La tomó de los brazos y la sentó en la mesa más cercana— Deberías estar agradecida. A estas horas ya estarías muerta o... con mucha suerte, serías subastada y presa de libertades como ser una niña. Has vivido mucho, Isadora...

—La niña le golpeó el pecho, el rostro, lo pataleó pero el no la detuvo. Sabía que debía sacar la ira de su cuerpo para luego entrar en razón—¡No me llames así, mi nombre es Cassandra!

—Ya no—Finalmente la tomó de ambas muñecas impidiendo que siguiera golpeándolo — Ahora tu nombre es 'Isadora' te he adoptado, serás mi hija ahora.

—Y-yo no quiero s-ser la h-hija de nadie solo de mis p-papis...—El hombre secó delicadamente con un pañuelo sus lágrimas y luego la abrazó con fuerza.

—Tus padres están muertos. Ya no volverás a verlos jamás. Entiende.




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