Desfase

Capítulo 2

Selene Bicker

Un destino desolador.

Morir no es suficiente en una vida; la suerte me ha abandonado desde que me cruce con ese imitador de asesino o la existencia me odia tanto para colocarme en situaciones desfavorecedoras una tras otra. Porque dudo que todo se deba a una simple casualidad. Vinscord mi prometido, también conocido en la actualidad como Williams Vinscord el novio eterno; no es otro más que un posible homicida que en la antigüedad no se puedo probar su culpabilidad. Si no me encontrara procesando el entorno donde me hallaba cuando Meria pronuncio el apellido de mi pretendiente, hubiera sido fácil unir todos los puntos sobre su identidad.

—Señorita Anna, un gusto verla. Es tan bella como dicen en la sociedad—anuncia en un tono halagador cargado de una dulzura que te envuelve como una serpiente. 

Sus suaves facciones ayudan a que esa pequeña nota de maldad en sus ojos oscuros pase desapercibida. Es verdad, lo que decían los libros de historia sobre Williams Vinscord es un hombre encantador, educado y apuesto, pero sus rasgos finos lo llevan más a lo femenino que a lo masculino.

—El gusto es mío, Señor Williams—exclamo con suavidad en un susurro, conteniendo las ganas de insultarlo y alejarme de él como si fuera la peste.

Aunque este hombre sea atractivo, no es de mi agrado, tampoco ayuda que sea el posible asesino de Anna Stein, en pocas palabras si me caso con Williams estaría caminando a mi tumba por segunda vez. Si no hubiera viajado al pasado para interpretar el papel de Anna Stein, algo que aún no comprendo cómo es probable. Estaría fascinada de estar al lado de este sujeto, su enigmática belleza queda eclipsada por la maldad ingeniosa de los múltiples asesinatos que lo preceden. Ver y hablar con este individuo es el sueño de cualquier criminólogo.

— ¿Ya ha pensado en la fecha de la boda? ¿Qué le gustaría a la señorita como regalo de matrimonio? —las preguntas siguen saliendo de su boca una tras otra sin detenerse pocos segundos para reponer el aire que ha estado perdiendo.

Mi cerebro se desconecta al observar su rostro, no importa cuántas veces  traté de seguir la conversación siempre que noto esas facciones están acompañadas con párrafos de información sobre los posibles asesinatos que cometerá.

Aunque haya viajado varios siglos al pasado y posea un nombre, apellido y clase social diferente, sigo siendo una detective; una oficial de la ley que ama los casos de potenciales asesinos sin resolver. Tener a un posible criminal al frente hablando casualmente hace divagar a mi cerebro en todas las teorías hipotéticas que pueden suceder y que existieron una vez más. Los gustos no cambian, aunque uno muera y renazca. Sin embargo, pese a que la sangre hierva de entusiasmo y extasía al descifrar uno de esos asesinatos legendarios, debo pensar con frialdad sin dejar que las emociones intervengan, lo mejor es huir de este hombre.

—Quiero cancelar el compromiso—informo interrumpiendo los millones de preguntas que siguen saliendo de sus labios. 

Williams deja de hablar abruptamente mirándome con sorpresa en sus rasgos, una sonrisa suave y manipuladora surca sus mejillas, transmitiendo que terminar con este contrato matrimonial va a hacer un proceso largo y tedioso. 

— ¿Cancelar nuestro matrimonio? —repite como si hubiera escuchado una locura.

Puede considerarse un disparate; las demás mujeres morirían por casarse con él. Ha quedado demasiado claro en el transcurso que nos tomó llegar a este lugar, había suspiros y miradas coquetas en cada tramo del camino. Si estuviéramos en una época un poco más liberal, esas señoritas se hubieran lanzado sobre Williams como animales en celo; marcando el territorio que próximamente se iban a coger. Aunque sea considerado un adonis masculino de la perfección, tengo tres razones para mantenerme alejada de él.

—No me voy a casar con usted, espero que el conde pueda entenderlo—poso una pequeña sonrisa en los labios manteniendo la vista fija en los ojos del conde. 

La mirada de Williams se oscurece, pasando de la amabilidad fingida al desde y molestia, ahora la actitud si coincide con los demás rasgos. Este es el verdadero Williams, el que muchos perfiladores trataron de descifrar y crear su modus operandi. La fachada amable y decente que mantenía en el rostro durante estos minutos que hemos hablado, es incorrecta y molesta; una máscara demasiado entrenada.

—Creo que el té que estás tomando tiene algo mal, eso habrá afectado a su entendimiento—alega sin interés forzando una mueca en los labios.

Analizo la taza vacía de té, escuchando una vez más como se reproduce esa frase en la cabeza, exasperándome la forma educa en que la pronuncia cuando es un claro insulto. Odio este siglo, a sus leyes y hombres. Todo es una sociedad machista y opresora, una mierda que estaría dispuesta a destruir si no existiera la posibilidad de ser denominada después como una hereje.  

No le temo a la muerte, pero en mis deseos no está morir quemada hasta que los nervios desistan de funcionar y el dolor no se sienta más. Tentador, pero muy sádico para mi gusto. Suspiro, dejando que una sonrisa cargada de sarcasmo y desdén se deslice por los labios, quito el tono amable y educado que estaba empleando hasta ahora. Miro los ojos de Williams esperando que entienda cuan repulsiva encuentro su mera presencia.

—Estoy bien conde Williams Vinscord, el té no tenía nada en el que afectara mi razonamiento. Este matrimonio no se llevará a cabo. Espero que pueda entenderlo con su reducido coeficiente—quito la sonrisa de los labios, levantándome del antiguo sofá glamuroso donde me encuentro, dirigiéndome hacia la puerta de la habitación.




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