Deshielo

Capítulo 8

“Las llamas estaban apagadas pero el fuego seguía latiendo con todo furor”

Catherine Halm

 

20 de enero de 2016

—¿Esto es todo? — Beth señala las dos cajas de cartón sobre su cama.

Sí, es lo único que conseguí salvar del incendio.

Después de que extinguieran por completo el fuego y de que nos tomaran declaración a mi madre y a mí, ambas entramos en la casa. No había mucho que salvar, apenas quedaba un resquicio de la escalera por lo que no pudimos acceder al segundo piso, pero al menos pudimos hacernos con algunas cosas. Entre las únicas pertenencias que he podido conservar, está mi portátil (el cual menos mal que se lo había prestado a Alec) y algo de ropa que en ese momento se hallaba en la lavadora.

Una hora después nos instalamos en la casa de Beth donde ahora, al día siguiente, ya estamos casi completamente acomodadas.

      La investigación sobre la causa del incendio está abierta porque, según el oficial, hay motivos para creer que ha sido provocado. Sobre todo porque estamos en enero y aún la nieve es el paisaje predominante. Lo que aún no se sabe es si fue un simple acto de vandalismo o una acción que conllevaba una intención detrás.

—¿Vienes hoy a clase, no? — pregunta mi amiga.

Supongo, no tengo ningún motivo para faltar. Aparte de que alguien haya quemado mi casa. — Añado.

Rebusco en la caja buscando algo que ponerme y lo único que encuentro es una sudadera azul marino y unos Mustangs. Alzo las dos prendas y frunzo el ceño, esto es todo lo que ha quedado de mi ropa.

—Mejor te presto algo — dice Beth al ver lo que sujeto con mis manos.

A continuación se da la vuelta y camina hacia el armario.

 

⋆ᗬ⋆

 

 

21 de enero de 2016

 

La tortura de la clase de Física acaba cuando el reloj marca la una y veintidós. Me levanto de la silla donde había estado sentada, recojo mis cosas y salgo al pasillo que ya comienza a llenarse de gente.

Todavía no he dejado de pensar en J y en lo que me dijo antes de ayer, justo después de ver como mi hogar desaparecía ante mi vista. Desde esa vez en la fiesta supe que lo mejor para mí sería estar lo más lejos de él pero no es nada fácil cuando él se aparece siempre que le da la gana.

—¡Cath! — Alec camina rápidamente hacia mí y me abraza.

Me saca todo el aire de los pulmones  al hacerlo y tengo que darle unos golpecitos en el hombro para que aminore la fuerza. Luego vuelve a dejar sus brazos a sus costados mientras murmura una disculpa.

—¿Me echabas de menos? — dice colocándome un brazo por mis hombros mientras caminamos hacia la cafetería.

—Sí, he estado deprimida en mi habitación, llorando por tu ausencia. — digo lanzando un teatral suspiro.

Él lleva su mano a su corazón simulando estar dolido y me dedica un puchero.

—Que sepas que ahora estudiaras física tú solita, mi sarcástica amiga.

Pongo los ojos en blanco y me río. Alec intenta mantener una cara de tío serio, que no le pega para nada, pero momentos después estalla en carcajadas.

            Ambos entramos en la cafetería aún con un par de sonrisas divertidas en la cara. A lo lejos veo como Beth nos hace señas desde una de las mesas. Después de coger la comida, caminamos hasta ella y es entonces cuando me doy cuenta de la cabellera negra que nos da la espalda. Y yo conozco esa cabellera.

—Chicos, sentaos que tengo que presentaros a alguien nuevo, se acaba de transferir. ¡Es de intercambio y está conmigo en la clase de Biología! — dice Beth con la más pura cara de entusiasmo — Cath, Alec, este es Jeremy Allen.

Sus ojos verdes se fijan en mí cuando se da la vuelta y una pequeña sonrisa maliciosa aparece.

Deberías estar muerta” — sus palabras de despedida siguen dándome vueltas en la cabeza mientras me siento delante de él, con Alec a mi lado.

Hay millones de interpretaciones posibles para esas tres palabras y ninguna tiene un buen significado. No logro comprender a Jeremy. Un día es totalmente amable y divertido, y al siguiente se vuelve imprevisible y agresivo. Lo más sano sería olvidarme de él, alejarme. Sería la opción más sensata. Aunque está el hecho de que se aparece por todos lados, será difícil ignorarle.

—Encantado de conocerte, Catherine — dice mientras se lleva un trozo de carne a la boca.




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