Deshielo

Capítulo 9

“Dicen que los ojos de una persona son las puertas del alma. Pero era imposible que el portador de aquellos ojos cristalinos tuviera un alma tan tenebrosa y oscura.”

Catherine Halm

 

22 de enero de 2016

Seis horas de clase más tarde, los tres nos encontramos tumbados sobre el césped recién cortado en la parte trasera del instituto. Beth ya está dormida a mi lado, con el cuerpo totalmente estirado como si fuese a hacer un ángel en la nieve. Salvo que ya casi no hay nieve y casi estamos entrando en febrero. Alec está a mi izquierda mirando prácticamente de forma directa al sol de enero. No sé cómo lo hace; yo ya me habría quedado ciega.

Beth se remueve a mi lado minutos después, despertando de forma abrupta.

—¿Irás hoy a la fiesta? — pregunta mi amiga con voz adormilada.

—¿Qué fiesta? — la miro extrañada.

Beth se tapa la boca con la mano mientras se le escapa un bostezo y me dirige una mirada entre molesta y frustrada.

—Cath, la fiesta que se celebra en casa de Dylan. — me recuerda ella.

¿Fiesta? ¿Dylan? ¿Hoy? Ando más perdida entre exámenes de lo que creía.

—Ah, sí claro, la fiesta... —respondo dudosa.

—Sí, la fiesta, Cath —Alec interviene en la conversación por primera vez y aguanta la risa ante el ceño fruncido de Elizabeth.

Mi amiga se incorpora, quedando sentada sobre las briznas de hierba.

—Ya veo que no sabías nada, Halm. —dice— se celebra una fiesta en casa de Dylan esta noche por su cumpleaños. Lo conociste en mi casa en fin de año.

Dylan… Una imagen de un chico rubio con ojos verdes me viene a la cabeza. Parecía como si mi mente sólo registrase a J en esa noche. Al cual no había visto en un largo periodo de tiempo. Mejor.

—No me habías dicho que lo seguías viendo.

—Eso da igual — se encoje de hombros — ¿vienes?

—Sí, supongo.

Alec nos mira a las dos de forma alternativa con una mueca divertida en el rostro.

—¿Puedo ir también o tendré que conformarme con que mis nuevas amigas me dejen colgado?

 

⋆ᗬ⋆

 

No sé porque dije que sí a la fiesta del tal Dylan. Vuelvo a revisar la maleta con mis escasas pertenencias, prenda por prenda, mientras me arrepiento de aceptar la propuesta de noche loca de Beth. Sé que por muy bien que intente encontrar algo decente para ir a esa fiesta no lo lograré. Me rindo entre un montón de sudaderas y vaqueros y decido llamar a la caballería pesada. Apenas unos segundos más tarde veo a Beth aparecer por la puerta de la habitación de invitados con una sonrisa resplandeciente en la cara.

—¿Te ayudo?

—Me salvarías, el incendio acabó con casi todo mi armario.

—Para algo están las amigas, ¿no?

Unos minutos más tarde me encontraba ante un túmulo de ropa mientras Beth sacaba cosas de su armario.

—Esto — dice tirándome encima unos trozos de tela — Pruébatelo

Me dirijo a la puerta del baño que me acaba de señalar y cierro la puerta. Unos intentos de embutirme en el vestido más tarde salgo del baño intentando bajarme lo que llevo puesto.

—Eres una zorra... —dice Beth— ¡¿De dónde sacaste tantas curvas?!

Le tiro una almohada a la cabeza mientras río. Estoy llevando uno de sus vestidos. Es negro, me llega hasta la mitad del muslo y deja mis hombros y espalda al descubierto. Llevo de conjunto unos tacones igualmente negros con los que apenas puedo caminar.

Antes de darme cuenta me arrastra, me sienta un una silla y empieza a aplicarme el maquillaje. No tarda mucho porque sabe que odio no verme natural y que mi pelo es imposible de planchar.

—Lista —dice, orgullosamente, admirando su trabajo.

—Gracias, Beth, no sé qué haría sin ti —le agradezco.

—Sí, sí, me amas mucho y yo a ti —Beth me va empujando a la puerta. —pero Alec nos espera abajo.

Las dos bajamos con cuidado las escaleras enfundadas en nuestros vestidos de fiesta y salimos al exterior.

—¡Vamos, chicas, que llegamos tarde! —nos apremia Alec desde su coche.

—¡Cuánto más tarde mejor! —chilla Beth mientras corre por el camino de entrada.

Yo la sigo más calmada hasta llegar junto al vehículo.

—Hola —saludo mientras me subo de copiloto.

—Hola —me responde Alec— estás guapa.

Me pongo nerviosa por su comentario. Tengo que encajar mejor los cumplidos.

— Gracias, tú también. —le digo sinceramente. Y es que a pesar de llevar unos vaqueros y una americana se veía increíble.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.