Deshielo

Capítulo 18

11 de febrero de 2016

El despertador estuvo sonando durante un tiempo muy prolongado. Ni siquiera intento apagarlo, prefiero quedarme entre las sábanas lo que queda de sábado. Aun así la luz que entra por la ventana no parece estar por la labor.

Así que intento apagar el despertador antes de que la melodía de la alarma se me meta más en la cabeza. Tengo que hacerlo con los ojos a medio abrir ya que no consigo despegar del todo mis párpados.

—¿Vas a apagar eso? Porque es molesto. —me sorprende una voz.

Me tenso enseguida y salto sobre la cama, dejando sábanas y cojines por el suelo de parqué. Mi vista se va de inmediato a un chico de unos quince años que me es familiar. Mi mano viaja rápidamente al lugar donde se encuentra mi corazón. Un día de estos me quedo sin él.

— Miles —confirmo con voz ahogada.

— ¿Quieres apagarlo ya? —insiste.

Tardo unos segundos en reaccionar pero, cuando lo hago, Miles ya ha apagado el despertador mientras suspira agradecido.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto.

— Hoy es sábado, Cath. Quedamos en que hoy hablarías con Adelaida. Tenemos que resolver muchas cosas.

Después de enterarme ayer de la posible implicación de mi padre en el mundo sobrenatural quedé con la manada de Terians para reunirme con su líder. No sabía que esperar de todo aquello pero necesitaba aclararlo todo.

Me levanto rápidamente y me meto en el baño. Ya después de una ducha y de vestirme de forma casual salgo de la casa siguiendo a Miles.

Frente a la fachada de la casa se encuentra la camioneta de Jonas, con la carrocería reluciendo por el cuidado de su excéntrico dueño. Parecía ser que le tenía un especial cariño a su vehículo y creo que incluso le había puesto nombre.

Ambos entramos en el coche y al ver que Miles ocupa el puesto del conductor me preocupo seriamente.

— ¿Sabes conducir? ¿Cuántos años tienes?

— Soy el mejor conductor que puedas llegar a conocer—responde— y tengo catorce.

Dicho esto me guiña un ojo y arranca. Verdaderamente no parece un chico de catorce años. Es bastante maduro para su edad, tal vez sea cosa de Terians.

Pasamos a velocidad de vértigo kilómetros y kilómetros de árboles. La carretera estaba vacía y apenas habían edificaciones en los alrededores. Ya casi estábamos entrando en marzo y la nieve poco a poco iba desapareciendo. Me gusta el invierno pero ya estaba cansada de tanta nieve y falta de sol.

— ¿Falta mucho?

Miles suspira por enésima vez. Creo que le molesta que ya le haya preguntado cinco veces.

— Eres cansina.

— Y a ti parece que te molesta todo —murmuro.

—Sólo me molestan las personas que preguntan demasiado.

—Pues necesitarás mucha paciencia conmigo.

Él se ríe y me mira con burla en sus ojos castaños. De verdad que no parecía un niño de esa edad, hablaba como alguien mucho mayor y eso me descuadraba por completo.

— Bueno... —intento sacar conversación— ¿a qué instituto vas? No te he había visto nunca.

— A ninguno. Lo dejé cuando empecé a transformarme.

— ¿Y cuándo fue eso?

— A los once — responde tras aclararse la garganta.

El coche se detiene casi con brusquedad al llegar a un camino de tierra. Avanzamos a muy poca velocidad intentando evitar los baches en la medida de lo posible. No han pasado ni quince minutos cuando llegamos a nuestro destino. Delante de nosotros se encuentra la bonita casa rústica de dos plantas pintada de un agradable tono chocolate en la que estuve ayer.

— Ya llegamos.

Suspiro y cuando consigo reunir la fortaleza suficiente, bajo del vehículo. Miles me espera su paciencia ya agotada, dando pequeños saltitos hasta que llego junto a él.

La puerta resulta estar abierta y entramos directamente en el salón. Los muebles iban a juego con los cuadros variopintos colgados de las paredes. Junto al sillón descansaba una enorme pila de libros que parecía ya muy manoseada.

— ¿Hay alguien? –grita Miles.

Una ráfaga de aire me sorprende por mi lado derecho y al instante Jonas aparece junto a mí. Instantáneamente me vuelvo a llevar la mano al pecho.

— ¿Quieres no hacer eso? — le cuestiono.

— No puedo evitarlo.

Miles desaparece escaleras arriba y Jonas y yo nos sentamos en el sillón, junto a aquella montaña de volúmenes.

— ¿Y los demás?

— J cazando junto a Adelaida. Cassy estará por ahí. Llegarán pronto. —responde.




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