Santiago
Después de veinte minutos en carretera, por fin llegamos a la pizzería, José estaciona el auto, en el estacionamiento, a través de la venta puedo observar el auto de William. Nos bajamos del auto e ingresamos dentro del local, William y Yariela están sentados en el mismo lugar, que la otra vez.
Cuando llegamos a la mesa, Yariela y Will están sentados juntos, Antonio se sienta enfrente de Will y José de Yariela, y yo pues como la primera vez que los chicos y yo ingresamos a este local, arrastro una silla y me siento en ella. En el momento en que me siento, llega la misma chica que la otra vez y deja la pizza en nuestra mesa, al igual que los vasos, los platos y la soda, luego se retira; y es Antonio quien comienza a repartir las pizzas, mientras que José la soda.
Comemos nuestras pizzas en completo silencio, es como si nos conociéramos de toda la vida y fuéramos amigos, es sorprendente, como una situación puede cambiar nuestro entorno e incluso nuestro comportamiento. Solo una vez ha ocurrido y era por una chica diferente a Leila, no quiero, ni pensarlo, Yariela se aclara la garganta, hablara.
-Tanto en la familia de mi padre, como la de mi madre todos son de contextos delgados, por lo cual siempre he sido delgada y con gran apetito pero claro los demás me llamaban bulímica o anoréxica…- ella tiene la mirada perdida…- Mi hermano, Scott se encargaba de protegerme, me hacía sentir bien a pesar de todo, pero todo empeoro cuando mi padre murió en ese accidente…-golpea la mesa con su puño, solo hay lágrimas en ella…- y luego mi hermano decide alejarse de nosotras, a veces me pregunto si se alejó porque ya no me soportaba o porque ya no me quería…-su voz esta mezclada de rabia y tristeza…-todo por ese estúpido trabajo que mi padre le había conseguido, mi mamá, intento de todo, para que no callera otra vez en esa tristeza, nunca pensé en alcohol, drogas, cutting o el suicidio. Mi madre y yo nos mudamos, cambie de vecindario, de colegio, de amistades pues solo William y Leila, han estado ahí para mí, pero nada cambiaba seguían las acusaciones. Mi primer amor fue un fracaso, habían apostado para ver quien se acostaba más rápido con la bulímica…- por culpa de hombres así, las mujeres tienden a cortarnos a todos con la misma tijera…-mientras mi madre estaba de viaje se metieron a robar a la casa, había escuchado ruido llame a William a esa hora, cuando estaba a punto de hablar, me agarraron a la fuerza intentando ultrajar mi cuerpo, antes de que hubieran rompido mi pijama…-José no aparta sus ojos de Yariela…- Will había llegado, después de ese día no pude volver a ingresar a mi propia casa, ni siquiera podía dormir, Will tenía que dormir a mi lado para que pudiera relajarme y descansar. Las acusaciones seguían, ya ni siquiera podía levantarme e ir al colegio y aparentar que todo estaba “normal”…- levanta sus manos, para hacer la seña de las comillas…-tenía un maldito desgaste emocional, lo único que llegaba a pensar, en que momento me quebraría mentalmente, era lo único que pensaba día y noche. Dure en terapia por dos años, cuando el psicólogo me dijo que ya habían terminado las sesiones, no cambio nada de alguna forma aun me sentía destrozada y de alguna forma culpable, el señor Alonso se en cargo de llevarme con un psiquiatra. Pero que les puedo decir no quería saber nada de ellos, me aleje del colegio, solo recibía clases en casa. Me encerré, me aleje de todos pero Will, Leila, mi madre y los señores González no se alejaron de mí, después de tres años pude sanar, estaba consciente que de alguna forma no seguía siendo la misma y cuando regrese a la secundaria para mi bachiller, intentaron nuevamente señalarme. Un día una chica intento hacerme de frente señalándome nuevamente de bulímica y de anoréxica pero la muy estúpida no sabía cual era la diferencia, ese día le di un golpe, después de ese día nadie me volvió a hablar así, hasta ahora. Casi se me olvidaba, el desprecio con el que me trata la señora Baltodano.
Cada persona sabe como llevar las emociones, en como destruirse o reconstruirse, nadie dice nada en lo absoluto, todos guardamos completo silencio, las pizzas pasan a segundo plano. Desde aquí puedo escuchar como está trabajando el cerebro a José, William estira su brazo, para abrazar a Yariela, dándole a entender que esta con ella.
Lo único que puedo hacer es observarla, ¿Cómo alguien como Yariela puede pasar por tantas cosas? Un minuto, dijo que su hermano se llama Scott, ¿Acaso...?
¡No puede ser posible!
-Yariela, perdóname que te pregunte esto pero ¿De casualidad este Scott que mencionas, tiene un lunar algo pequeño en el cuello?
Lo piensa por un momento, creo que está haciendo memoria, me vuelve a ver dándome una respuesta afirmativa.
-En el lado izquierdo del cuello, es pequeño.
Esto tiene que ser una broma, Antonio, José y William me observan como si tuviera una tercera cabeza, mientras que Yariela está tranquila terminando su soda. Me levanto sin perder tiempo, dejo la mitad del dinero, me voy sin decir una palabra, mi amigo y mi primo, no me siguen es mejor así.
Tengo que hablar con él.
Yariela
Recordar cada momento que he pasado en mi vida, es algo que puede abrir viejas heridas o relatarlo como si fuera lo más normal. Antes lo describía con un desanimo increíble, ahora solo me causa un pequeño dolor, la culpa ya se ha retirado; esto es una buena señal, porque significa que ya lo voy superando. Aunque claro para Will tampoco ha sido fácil todo lo que hemos vivido, a veces me pregunto si mi hermano regresara, lo extraño demasiado.