Desiciones Que Matan

Capítulo 20

Leila

No me siento nada bien, he dormido muy poco a pesar de que Yariela y Will, me han hecho compañía toda la noche. Le he dado vueltas al asunto y aun no me cabe de la cabeza ¿el porqué del engaño? ¿Quién es mi verdadera mamá? Y aun no me puedo creer en como fui capaz de dispararle a Mario, ¿se lo merecía? Claro que sí, ¿me creía capaz de usar un arma? La verdad no, ¿me arrepiento de haberlo hecho? Lo dudo, siento que en cualquier momento la cabeza me va a explotar, tomo mi celular de la mesa de noche y observo la hora, lo que me faltaba son las ocho y media de la mañana.

Decido levantarme para no hacer mucha bulla y despertar a los chicos, y claro a mis hermanos, me tomo un segundo, para ver que la cama está vacía al igual que el sofá, tomo mi celular y me dirijo a la cocina, enciendo la luz y decido prepararme un sándwich y saco el jugo de naranja, trato de hacer memoria en lo que sea de mi infancia y lo único que logro recordar es la frialdad de mi madre, nunca hubieron fotos en la casa, de ningún integrante de la familia.

¿Quién será mi verdadera madre? ¿Qué fue, lo que le ocurrió? ¿Por qué no ha venido por mí? Será que… tomo rápidamente mi nuevo celular y busco el número de Rogelio, entre mis contactos, los siguientes segundos son exactos decido llamarlo, escucho el repique pero me cae en buzón de vos, decido intentarlo otra vez.

-Lo sentimos, su llamada no puede ser procesada, por favor verifique el número del destinatario.

Genial me a caer el buzón, ¿Qué tal si algo malo, llego a ocurrir? Suelto un pequeño suspiro ante todo esto, dejo a un lado mi celular, escucho pasos provenir de la oficina de mis hermanos. Me levanto y voy directo a la oficina, abro cuidadosamente y al único que me encuentro es a Fernando, entro sin tocar la puerta, Fernando despega sus ojos de la computadora y me observa. Me hace de seña que me siente en el sofá y es lo que hago acto seguido Fernando me abraza y nos hace recostarnos en el sofá; no decimos nada, simplemente no ha dejado de acariciarme la cabeza, tengo puestos mis ojos en la mesa de vidrio ya que está en el centro de la oficina.

-Nuestra madre, era una mujer increíble…-comienza a relatar Fernando, sin dejar de acariciar mi cabeza…-una mujer con una categoría casi extinta, que muchas no pueden tener y que lo desean, sabes tienes el mismo cabello que ella he incluso la misma mirada, siempre mostraba estar orgullosa de nosotros tres. Nunca supe porque nos alejó del hombre que es nuestro padre, Axel y yo no entendíamos cuales eran sus decisiones, siempre nos repetía lo sabrán cuando llegue el momento.

Tengo ganas de llorar, es la primera vez que me revelan algo que es muy significativo para mí; no me quiero, ni imaginar todo el dolor que habían pasado mis hermanos.

-¿Por qué dices era? ¿Qué paso con mamá?

Siento caer una pequeña gota de agua en mi frente y es que me doy cuenta que Fernando está llorando.

-No sabemos que fue lo que ocurrió ese día, lo único que nos han dicho que ella murió, nuestro padre se hizo cargo de nosotros obligándonos a convivir con esa mujer.

Me aferro más fuerte a Fernando, sin dejar escapar mis lágrimas, él también está llorando, los dos necesitamos desahogarnos. Mamá puede estar ¿viva o muerta? Alguien se está aclarando la garganta, sé que no es Fernando porque no lo he sentido, observamos en la puerta y ahí está Axel, tratando de contener las lágrimas. Me separo de Fernando y del sofá, para abrazar a Axel, el me recibe con gusto, lo aprieto más a mí y fue ese detonante que le permite soltar las lágrimas, observo detrás de él y ahí está Mikaela, ella se aleja un momento de nosotros, señalándome que estará en la cocina, a lo que yo solo le doy mi respuesta moviendo mi cabeza en un sí.

Axel y yo nos separamos, para regresar al sofá, en el cual yo quedo en el medio de los dos. Axel se aclara la garganta.

-Nosotros o sea los tres, conocemos a los González desde mucho antes, ocurrió un accidente en el cual estábamos todos involucrados los únicos que sufrieron daño colaterales fueron Rogelio y vos. Los dos perdieron la memoria, el hace cinco años la recupero, pero no podemos decir lo mismo de ti, esa mujer convenció a nuestro padre en llevarte con un psicólogo que por años se especializaba en el psicoanálisis, para que no recordaras nada, intentamos impedirlo pero nos encerró en el sótano por tres semanas, no sabíamos que había ocurrido, pero cuando nos dejaron salir tus actitudes no eran la misma que cuando eras niña. Cuando nos volvimos a encontrar con Alonso, le habíamos dicho lo que había ocurrió, en ese entonces Rogelio no estaba ya que tenían que ocultarlo para poder protegerlo…-no me lo puedo creer, ¿Qué estoy diciendo? Claro que me lo puedo creer, esa mujer no tiene límites…-Por lo cual Alonso, contacto con un psiquiatra que es amigo suyo, te llevamos con él y poco a poco, ibas recordando. Recordando pequeños fragmentos de ti, también llegas a mencionar un apodo monstruito, le habíamos dicho a Esmeralda y se puso a llorar, no entendíamos porque estaba llorando, nos había dicho eran lágrimas de felicidad, y el resto pues ya lo conoces.

-¿Por qué ocultarme esta historia?...-es lo primero que se me cruza por la mente

-Las razones no la sabemos, el único que sabe absolutamente de todo esto es Rogelio, claro que mamá y los señores González.

Me recuesto en el sofá, analizando toda esta información, estaba a punto de hablar cuando alguien toca la puerta, Fernando se levanta dejándonos ver a Mikaela y a ¿José?



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En el texto hay: decisiones, reencuentro, amor desamor

Editado: 04.05.2021

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