Leila
-Me estás diciendo, por no querer escuchar a mi abuelo, nos dejaste vivir un infierno – esto es increíble, Will trata de tranquilizarme para que no explote.
-Cuando naciste Octavio quería ponerte el nombre, pero le mentí diciendo que ya había escogido uno que a mi madre le encantaba si hubiera tenido otra hija. Pero la verdad es que Luciano te había nombrado así - ¿debería de estar agradecida al no quitarme mi única identidad? – pero Octavio si intento matarnos a los cuatro. Estando todavía en el hospital el señor Arce me visito sin que Octavio se diera cuenta, me había dado una carta que Luciano había escrito, explicándome brevemente que actuara normal que nos encontráramos en California, que Alonso estaba aquí en Villa Votta para que acudiera a él, y es que Octavio e Irene se conocían desde hace varios años, y la intención es quedarse con todas las empresas y la fortuna, para así el tener acceso a todo. Luego de eso intente actuar normal pero no pude al pensar que mis hijos estaban en peligro, pasaron varios años en las cuales Luciano me pedía paciencia, que confiara en el pero una noche Octavio se enteró que Luciano se había puesto en contacto conmigo, llame a Alonso para que nos sacara de ese lugar, nos quedamos en la casa que está a las afuera de la ciudad, estaba todo planeado nos íbamos a reencontrar con Luciano pero ocurrió ese maldito accidente.
Nadie habla, todos están callados y yo, procesando toda esta información. Me levanto de mi lugar, y me planto enfrente de Emily.
-Alguna vez Luciano nos escribió cartas a los tres – lo que he dicho la toma por sorpresa pero me da una respuesta afirmativa.
De su bolso saca tres sobres y me los extiende, a Fernando y Axel les paso sus cartas correspondientes.
-En cada sobre va más de una página, lo sé porque en mis cartas escribía más de una.
Es lo único que deseaba escuchar.
-Si me permiten iré a mi cuarto.
Y con eso último, observo a las personas que están a mí alrededor.
Rogelio
Observo detenidamente a Emily, me da alivio que mis sospechas siempre estaban en lo correcto pero quien me preocupa es Leila.
-¿Por qué nos has dejado con esos desgraciados? – Fernando es quien habla – y todos estos años.
-Si aparecía, Octavio realmente los hubiera matado, era mejor que me mantuviera oculta.
Mis padres están procesando toda esta información, los Molina están que aún no se lo creen. Nadie estaba preparado para todo esto.
-Luciano ¿aún sigue vivo? – Axel por fin sale de sus pensamientos.
-No he tenido noticia de el – Emily agacha la cabeza al decir esto último.
-En algo no te has equivocado hija – el señor Berry vuelve a retomar la palabra – Leila tiene la astucia de Luciano, su verdadera esencia ha despertado, quien puede encontrar a Luciano es Leila – lo dice con una sonrisa divertida – y hace poco se ha comprobado, no sé porque pero Leila siempre supo que Octavio no era su padre aunque le hicieran creer que sí.
Alex hace de seña que no siga hablando, y es ahí donde yo intervengo.
-Alex nos quieres contar porque has desobedecido la orden que te dio William.
No despego mi vista de él.
-Gracias señor Berry – Alex le dirige una mirada de enojo, el señor Berry simplemente se encoje de hombro – el señor Berry se había colado al auto, estando en los asientos traseros, Leila lo descubrió, me dio ir a una cafetería ya que quería hablar con su nieta. Cuando estamos en el estacionamiento del subterráneo, le sugiero que hablara con William para que estuvieran tranquilos; cuando estábamos a punto de hablar escuchamos disparos, tomamos las puertas de emergencia y nos encontramos con Mario, una pelirroja y varios hombres - Lily suelta un pequeño jadeo que logro escuchar, luego hablare con ella – desde que salimos de la cafetería Leila se miraba ansiosa, la mantuvimos detrás nuestra en todo momento.
El señor Berry detiene el relato.
-Leila en ese momento era una bomba de tiempo, cuando miramos ella, se colocó al lado nuestro al frente detuve a Alex para que no la detuviera, tiene la misma mirada que Luciano y soltó una sonrisa algo perversa solo como las que Luciano sabia dar – no me jodan, me están diciendo que Leila tiene un lado sádico – le dijo exactamente que su madre y Octavio no se quedarían con la fortuna de la familia Baltodano y González, especialmente la de su legítimo padre - ¿Cuántas sorpresas habrán este día? – y luego les disparo.
-¿Qué? – soltamos todos a la vez.
-¿Leila mato a Mario? – y es Yariela quien hace la pregunta.
-Claro que no – y todavía lo dice con decepción – le disparo en el brazo y la pierna, y a sus hombres pero creo que a ellos si los mato.
-Hay algo más que nos quieran decir, porque este es el momento exacto – al parecer José está harto de secretos y no es el único.
Nos sumergimos en un silencio profundo, me levanto de mi lugar pero la voz del señor Berry me detiene.
-Se nota que quieres a mi nieta, veo claramente que eres capaz de hacer todo lo que te dice sin que ella te lo pida – lo volteo a ver y me da una mirada severa – pero, tendrás que ganarte su cariño, y cuando Luciano aparezca sabremos de que material estas hecho.