Despertar

Capítulo 4:

   Desde hacía un poco más de un año, Scott había empezado a experimentar ataques de sueño, a veces repentinos, otras veces seguido de una fuerte sensación de somnoliéncia, algunos médicos le habían diagnosticádo narcolepsia, otros no encontraban nada de ella en él. Era un misterio médico, pero ni él ni su familia quiso seguir indagando, al notar que los medicamentos no funcionaban como debían, y el alto precio de estos, solo complicaba la situación.

 

   "- ¡Scott!"

 

   Sentía que su cuerpo estaba flotando en agua fresca, o como si estuviera tumbado sobre nieve tibia, era extrañadamente confortante.

 

   "- ¡Scott! ¡Despierta!"

 

   Y como el mundano que era, no tuvo de otra más que obedecer, volvió a la realidad.

 

   --¿Quién...? --escapó de sus labios automáticamente, mientras su mirada buscaba aquella voz, tan conocida y familiar.

   ¿De quién era la voz? ¿Quién era esa persona que lo llamó?

   No había nadie en la vereda ni en la calle, ni un alma a quién preguntar e interrogar. Solo las viejas farolas a punto de prenderse, el atardecer a lo lejos, y un frío horrendo que le calaba hasta los huesos.

   Sacudió su cabeza, tratando de recordar que estaba haciendo antes de quedarse dormido, lo único que le venía a la mente era un bosque blanco, un paisaje nevado.

   --Por favor --rogó en voz baja--. Otra vez no...

   No quería llenarse de pregunas otra vez, era peor que aprender origamí con su hermana.

   Su hermana... ¡Otra vez no! Si, otra vez.

   --¡Mierda y más mierda! --insultó casi a los gritos, dejando su expresión serena a un lado.

   Se paró del escalón de piedra ¡Todavía estaba en la entrada de la escuela!

   --¡Carajo! --recogió de inmediato su mochila caída, que de milagro aún estaba a su lado, buscando en los bolsillos de esta desesperado--. ¡¿Dónde carajo lo dejé?! --casi la tiró al suelo otra vez de los nervios.

   Aún con esta en su mano, revolvió también los bolsillos de su buzo.

   --¡Aquí! --el celular estuvo a nada de volar de sus manos--. ¡Son las seis y media! ¡Mierda!

   ¡Más de tres horas ahí dormido! ¡Estaba perdido! Lila lo mataría... ¡Si su madre no lo descuartizaba primero!

   Marcó de inmediato el número de su hermana, rogando que no hubiese llamado a su madre, y su humor no fuera lo suficiente malo.

   --¿Scott? --la voz de Lila sonó a través del auricular.

   --¡Lila! --exclamó aliviado.

   --No, tu abuela, salame --dijo irritada, más... no parecía molesta--.¿Qué pasó? ¿Por qué me llamas?

   --¿Dónde estás, Lila? --preguntó.

   --En casa --lo dijo casi con obviedad--. ¿Por qué? ¿Cómo te fue en el club?

   --¿El club? --Scott se sintió confundido.

   --¿Sos tonto o te haces? --se quejó su hermana--. Cuando salimos de la escuela, me dijiste que te irías al club a entrenar o al gimnasio ¡Que se yo!

   Se quedó helado en su lugar ¡¿Qué?!

   --Y volví sola, no te iba a acompañar a morirme de frío en la tribuna. 

   Scott rascó su nuca aún más confuso ¿No se había quedado dormido antes de verla? ¿Cuándo le dijo que iría al club? ¿Cuándo estuvo despierto?

   --Un momento...

   Se escuchó a Lila hablar con su madre, Scott temblaba casi.

   --Mamá dice que traigas dos pizzas para cenar ¿Tenés plata o te voy a buscar y vamos juntos? 

   ¿Seguía dormido acaso?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.