Despertar

Capítulo 18:

   Hipotermia no era broma, ni siquiera de las malas, si tenemos en cuenta la palabra "severa", ni hablar. La temperatura corporal de Scott, había disminuido drásticamente, de un momento al otro, su cuerpo perdió calor, tan rápido que no llegó a reponerlo. Sus sistemas de órganos, principalmente el cardíaco y el respiratorio, estuvieron al borde de una falla catastrófica, que obviamente, terminaría en muerte en el mejor de los casos.

 

   Scott no había estado expuesto al frío en la escuela, a pesar del sistema de calefacción de dudosa funcionalidad, el edificio no era frío ni en lo más mínimo. Tampoco había tenido clases de natación, ni nada que incluyera sumergirse en agua, ni siquiera fría ¡De un momento a otro! Sin causa, pero con bastante consecuencia.

 

   ¡No era de extrañar la expresión de preocupación y terror de su madre y Lila! Los médicos no encontraron nada, siquiera un bajón de azúcar en sangre. Él nunca tuvo problemas de salud de ningún tipo, más allá de la supuesta narcolepsia que sufría, era completamente saludable.

 

  Scott no solo vivió, se recuperó a unas pocas horas de haber sido ingresado de emergencia. Su temperatura volvió a subir, su ritmo cardiáco se normalizó, al igual que su respiración y presión, como si nunca hubiera padecido hipotermia. Y se durmió profundamente, como si fuera una siesta más, ante los rostros incrédulos de los profesionales de salud.

 

   El médico no encontró nada anormal, ni secuelas o sintomas. Lila y su madre insistían en volver a su hogar, y Scott dijo que firmaría el acta de alta voluntaria. Sin poder convencerlos de lo contrario, les dio un par de ordenes para análisis y estudios de control, indicaciones y puntos a tener en cuenta, y dijo que se podría marchar el día siguiente.

 

   Scott preguntó un par de temas importantes, bajo la mirada protectora de Lila y su madre.

 

   Una vez que la enfermera de turno llegó, ambas se marcharon junto al doctor.

 

   Ella le quitó las compresas frías, y desconectó algunos sueros y cables de sus brazos, tomó por última vez su temperatura, uno que otro control más, anotó todo y se fue. 

 

   Y Scott, se quedó solo, por primera vez en horas. En la oscura habitación de hospital, disfrutando del silencio de esta.

 

   Suspiró, y se dejó relajar una vez más.

 

   --¿Qué pasó? --preguntó a la "nada", negó con la cabeza frustrado--. Ya ni siquiera sé, si quiero saber.

 

   No se sentía mal, ni en lo más mínimo, solo cansado, y con mucho sueño encima, como si esas doce horas no se las hubiera pasado durmiendo.

 

   Poco a poco, comenzó a dormirse, sin sustos ni sobresaltos, a la vez que el ritmo suave y constante de sus latidos y respiración lo arrullaba, el sonido del viento proveniente del exterior, el aire fresco rosando su nariz y mejillas.

 

   Y se durmió otra vez.

 

"--Scott..."

 

 

--Déjame.

 

 

"--Scott, despierta..."

 

 

--¡Déjame dormir!

 

 

"--¡Qué te despiertes, mocoso de mier...!"

 

   Scott abrió sus ojos de malhumor.

 

   Antes vivía quedándose dormido, una y otra vez ¡Incluso tenía un diagnóstico no diagnóstico de narcolepsia! ¿Ahora ya no podía dormir a gusto, que hasta en sus sueños le exigían despertar? ¡¿Enserio no podía tener una noche tranquila?!

 

   --¡Al fin te despiertas! --exclamó Lila, desde un rincón de la habitación--. Pensé que dormirías más tiempo ¡Digo! Eres un dormilón con título.

 

   --No estoy despierto--balbuceó entre dormido, volviendo a cerrar los ojos.

 

   Y escondió su cabeza entre las sábanas otra vez, ocultándose de su hermana y los rayos de luz.

 

   --¡Que gracioso! --dijo ella, escuchó como se levantaba de su asiento y se acercaba, casi podía imaginarla con las manos en la cintura y mala cara--. ¡Dejate de bobadas! ¡Ni que fueras un niño pequeño!

 

   --Déjame dormir, bruja --se quejó.

 

   --¡¿Bruja?! --de repente sintió como Lila tironeaba de sus sábanas, se aferró con fuerza a estas--. ¡Esta bruja quiere que vuelvas a casa! ¡Así que lávate la cara y ponte medianamente presentable! ¡Teniendo en cuenta que estamos en un hospital! ¡Y prepárate que vendrá el médico a verte!

 

   --¡Que me dejes dormir, bruja piruja!

 

   --¡Scott!

 

   --¡Lila!

 

   --¡MOCOSOS DEL MAL! ¡DEJEN DE GRITAR QUE ES UN HOSPITAL!

 

   Tanto a Scott y a Lila ¡Y hasta el médico! Que recién llegaba para el control matutino, se les erizó los pelos de la nuca con el grito de la madre.

 

 

   Después de los controles correspondientes, le dieron la orden para el alta.

 

   Un rato más tarde llegó una enfermera, esta le quitó los cables y sueros que le quedaban y le deseó buena suerte.

 

   Scott abrió la bolsa que le trajo Lila, con la muda de ropa para que se cambiara... Casi le da un ataque. Una camisa a cuadro ROJOS y NEGROS, vaqueros ajustados, medias rosadas ¡Que por suerte quedaban escondidas! Detrás de un par de botas oscuras, que ni siquiera sabía de dónde habían salido.

 

   --¡LILA!

 

   Fuera de la habitación, su hermana silbaba inocente, bajo la mirada curiosa de su madre y el doctor.

 




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