Victoria - Portal de Libben
— ¿Has podido terminar el libro de las hadas? — Hacía ya varios días que Vicky había comenzado el estudio de la magia.
Se encontraban en la cabaña de Lina, dentro de la gran caverna en la que se hallaba emplazado el portal a Ghina.
— Bueno, de hecho, quiero mostrarte algo — declaró la joven sonriendo.
Victoria trató de concentrarse, intentando no hacer mucho esfuerzo. Quería verse natural, para sorprender a Lina, y se quedó mirando fijamente los velones que estaban sobre la mesa hasta que logró encenderlos con su magia.
— ¡Oh, muy bien! — Exclamó la bruja, gratamente sorprendida. — Avanzarás muy rápido. ¿Tienes preguntas acerca del libro?
— La verdad, no. Es como si lo conociera desde siempre — dijo. — Me identifico con la historia y la cultura. He tratado de practicar otras cosas, pero me sale con más facilidad el fuego.
— Bueno, todo es cuestión de práctica — la animó con una sonrisa cálida.
— Sí, eso espero. Pero quiero que me enseñes a preparar pociones y cosas así.
— Claro, pero primero debes aprender los efectos de cada una de las plantas. Si quieres vamos al bosque y te enseñaré las más comunes para pociones.
— ¡Vayamos! — Le respondió poniéndose de pie de un brinco.
La cueva era muy amplia, para salir de ella había que recorrer un trecho largo a través de un puente de piedra. Este era un lugar sagrado, y casi nadie podía acceder a él.
Apenas salieron de la cueva, Lina se inclinó junto a las rocas, señalando unas plantas pequeñas que crecían pegadas a su base:
— Mira, estas, se llaman siete estrellas, porque, como ves, cada planta tiene sólo siete hojas en forma de estrella; esta hierba tiene propiedades sedantes y antibióticas. También baja la fiebre y tiene leves efectos alucinógenos, por lo que hay que usarla con moderación cuando su administración es oral, pero se puede utilizar con tranquilidad en heridas o llagas — explicó tocando la planta con delicadeza. — Siempre que vayas a usar una hierba — continuó, — debes hablarle pidiendo permiso de cortarla y explicando para qué la emplearás. De esta forma, el espíritu de la planta retirará su energía de ella para no sufrir el corte y también potenciará los efectos que tú necesitas — Sonrió.
Victoria oía atentamente.
— ¿Qué pasaría si quisieras usarla para algo malo? ¿Sufriría igual?
— Pues sí, pero… Las plantas son espíritus muy elevados, sus efectos se verán disminuidos cuando sean empleadas para el mal, ellas sienten quién eres.
— Entiendo. ¿Cuáles son las pociones que más te piden?
— Las más solicitadas por los humanos son para sanarse de distintas enfermedades, pero también, en especial las jóvenes, me piden brebajes de amor — río con picardía.
— ¿Y otros seres también te piden pociones?
— Sí, pociones para verse humanos, para dormir, para aumentar su energía o su fuerza física, para incrementar su magia… y, por supuesto, elixires de amor, esos son solicitados por todos.
— Pociones para verse humanos, me imagino, para mezclarse entre nosotros.
— Sí, pero las pociones de transformación duran muy poco, para eso es mejor un talismán. — Volviendo al tema anterior, Lina siguió explicando: — Las plantas, según se combinen con otras, pueden potenciar o disminuir sus poderes mágicos.
— Transformación, también quieres decir "glamour", lo leí en el libro de las hadas.
— No, aunque pueden servir a los mismos fines, son dos cosas diferentes — explicó. — Un glamour es como un manto de energía que hace que los demás te vean de una manera determinada. Una transformación cambia tu cuerpo.
— Leí que el glamour también puede debilitar según el tiempo que lo mantengas, en el caso de las hadas, ya que no necesitan pociones para un glamour.
La bruja caminó unos metros alejándose de la cueva hasta detenerse junto a un sauce.
— Sí, en el caso de las hadas o de otros seres mágicos, es así. Es como si corrieras, si tienes que recorrer una larga distancia, te cansarás más que si es una distancia corta. Con la magia es igual, se desprende de ti, es una energía que utilizas y se renueva como tu cuerpo y junto a él. Es decir, que, si requieren de un glamour prolongado, les conviene utilizar un talismán. No hay pociones para glamoures, sino para transformaciones, en cambio, sí hay talismanes para eso.
— ¿Y cómo creas los talismanes? Creo que estoy preguntando mucho — se disculpó Victoria sonriendo.
— Mira — dijo Lina poniéndose en cuclillas, señalando un grupo de hongos color púrpura — estas setas nunca debes tocarlas, son muy venenosas, se usan en dosis muy reducidas para enfermedades virulentas. — Y respondiendo a la declaración de la muchacha, expresó: — Si uno no pregunta, no aprende.
— ¿Qué sucede si las toco?
— El veneno te causará una úlcera muy dolorosa y de lenta curación.
— ¡Qué asco! Mejor ni las miro.
Lina rió divertida.
— Siempre que veas algo muy colorido que no es una flor, lo más seguro es que sea venenoso.