Despertar del Destino

Capítulo 18

Sathor - Vintown

Sathor caminaba hacia el río. En unas horas los visitaría Antú con sus nuevos amigos. El espíritu del bosque les informó que uno de ellos era también un elegido, aunque no conocía aún nada de la profecía. Por este motivo. Lina los había invitado y estaba preparando abundante comida, con la ayuda de Victoria.

La muchacha había regresado del pueblo más alegre que de costumbre, aunque ella decía que era por sus nuevos vestidos, él y su esposa sabían que se trataba de otra cosa, pero no decían nada.

Se inclinó sobre el agua cristalina observándose a sí mismo en ella, el cumplimiento de la profecía estaba tan cerca, debería estar contento, ya que era algo que los damoni anhelaban desde milenios.

Llenó el cántaro e incorporándose miró a su esposa: sonriente, entretenida, cortando verduras en la mesa, que se encontraba junto al carromato, donde pasaban algunas noches. Se preguntó qué sucedería después con ella, si venía la redención para los damoni, ¿seguirían estando juntos? ¿O Lina se quedaría aquí y él volvería a su lugar celestial?

Le desagradaban estos pensamientos, la verdad era que nadie sabía, a ciencia cierta, qué sucedería después.

Se aproximó lentamente, a las mujeres que reían cómplices, Victoria estaba algo más lejos, revolviendo la olla de hierro sobre la hoguera.

Lina lo miró a los ojos con una sonrisa plena, acomodándose un mechón de su blanco cabello hacia atrás. No recordaba tanta felicidad antes de ella.

***

Dreyk - Vintown

Antú pasó por sus compañeros de viaje en el momento acordado. Salieron de la taberna rumbo al sur. El íncubo, caminaba delante con la excusa de indicarles el camino, pero en realidad era para mantenerse lo más distante que pudiese de Loreth, que buscaba su mirada constantemente.

Por otro lado, Dreyk, solo tenía en su pensamiento a la joven que había conocido en la entrada del bosque, quería regresar al lugar a ver si por casualidad se volvían a encontrar, pero sabía que era absurdo. Además, estaba comprometido con Loreth y al recordar esto su corazón se afligió. Aunque la bruja, de la que su guía les habló, podía darle pistas para poder hallar a su hermana, la verdad era que esta cena no lo entusiasmaba en absoluto.

Al cruzar el puente y seguir el cauce del río pudieron divisar a lo lejos un campamento, se hallaba ubicado en medio de los árboles, había varios carros ordenados en un semi círculo y entre dos de ellos se veía un fuego.

Llegaron a horario a la cita, una dama de cabellos de plata los recibió, junto a otras dos personas. Se presentó como Lina, seguido introdujo a su esposo Sathor y luego a su aprendiz.

— ¡Victoria! — Exclamó Dreyk sorprendido de volver a ver a la joven. —Buenas noches, Lina — dijo mientras extendía su mano para saludarla. — Buenas noches, Sathor — saludó asintiendo con su cabeza. —Mi nombre es Dreyk y ella es Loreth, venimos de la Isla Itzoz — concluyó, omitiendo el hecho de que se hallaba con su prometida.

La vampira reparó en ello de inmediato y clavó su mirada en la chica, analizándola intensamente. Saludó a todos con cordialidad.

***

Antú - Al sur de Vintown

Antú, sin prestar demasiada atención a lo que pasaba alrededor, interpeló prontamente a Lina, ya sin poder disimular la necesidad de su talismán.

— Lina, por favor, tendrías... — no terminó la frase porque la mujer ya estaba sacando el objeto de su bolsa y lo extendía frente a él.

— Aquí tienes, Antú. Recuerda que no te lo pueden quitar, solo tú puedes ponértelo o sacártelo, porque responde a tu voluntad. Nadie sabrá lo que eres, por ende, tus poderes desaparecerán mientras lo tengas puesto. Serás como cualquier humano — y risueña agregó: — Es decir, ya no tendrás séquito femenino.

Y lo soltó sobre la mano extendida del hombre.

Tomando el anhelado artefacto, el íncubo lo examinó un momento, se trataba de una cadena de oro con una incrustación de un metal oscuro, debía ser hecatium, pero no lo sabía a ciencia cierta.

— ¿Puedo probarlo ahora mismo? — Preguntó sin pensar, intrigado por aquel objeto, mientras lo colocaba en su muñeca derecha y cerraba la delicada abrochadura.

Entonces sintió una brisa que lo recorría desde sus pies hasta sus cabellos, de pronto la bruma blanca que lo rodeaba constantemente desapareció, su atuendo cambió por completo a excepción de su hacha con su respectivo arnés y al levantar la mano vio que sus uñas eran como las de un humano, incluso el sutil plateado de su piel había desaparecido.

Creyó que esto desencantaría a Loreth, pero no fue así, ella seguía mirándolo con insistencia, ante lo que él no respondió, seguramente su influjo era muy fuerte al haber pasado tantos días juntos y tardaría un poco más en dejarla. Aunque también podía ser porque se había vuelto el foco de todas las miradas.

— ¿Cómo me veo? — Indagó.

Sathor sonrió divertido, al igual que su esposa, por la actitud de Antú.

— Para mí te ves casi igual, solo más civilizado — comentó a modo de broma. Aunque entre ellos había una grata cordialidad, en los demás la situación era algo tensa, por lo que el anfitrión continuó: — ¿Por qué no se acercan a comer algo mientras nos cuentan sobre sus motivos para estar aquí?




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