Solté todo el aire de golpe cuando al fin termine de trapear el salón Tres, si alguien necesitaba aplausos, era yo, porque ya solo me quedaba un salón que terminar y podría hacer de mi noche algo de estudios, para poderme ir a dormir a las once por muy tarde y a eso lo llamaría, felicidad completa. Salí del salón e inmediatamente me topé con los 58 chicos y su encargado.
—HyeJin, ¿has terminado ya? —Negué, levantando un dedo.
—¿Te falta solo un cuarto? —pregunto y asentí al encargo.
—Vamos a comer—dicto.
Mis ojos se abrieron al máximo y estoy segura de que lo noto, pues soltó una leve risilla —Anda. —Negué repetidas veces y levante de nuevo mi cubeta con agua, ganándome un bufido de su parte
—Anda, déjalo para mañana —fruncí mi ceño y volví a negar repetidas veces
—¡Que va!, yo soy tu jefe y te lo ordeno—me volví a negar—. Tu siempre terminas todo, anda ya —continúe negándome.
—Yo soy tu responsable y siempre checo que termines todo y siempre lo haces, confío en ti, por una habitación que no hagas hoy no se te descontara un día entero.
Ese no era el problema, el problema era que ya se me había agotado el recurso monetario, así que volví a negar.
—Anda ya, yo invito. Aprovecha que estos chicos me hacen feliz porque sé que serán una de las mejores bandas, estoy casi seguro que superarán a grandes bandas K-pop.
Como si me hubiera leído la mente me dijo que invitaría antes de que pudiera objetar más, tomo la cubeta y el trapeador, los coloco en el baño más cercano a nosotros, regreso a mí y antes de que pudiera tomar los bordes de mi gabardina me aleje por instinto, me lo quite yo sola para después tendérsela y que la tomara por su propia cuenta para botarla en cualquier sitio. Camine junto a él y ubico rápidamente su abrigo, tomo el mío y me lo tendió con prisa, me lo coloque despacio y le seguí mientras desataba mi chongo para hacer uno más ordenado. «Sonrisitas» me alcanzo hasta posarse a un lado mío, pero no dijo nada, solo saludo y solo correspondí.
Llegamos a un pequeño local de carne, que solo de olerlo te daba hambre sin que la tuvieras, tenía bastante hambre, sobre todo si se trataba del exquisito sabor a carne recién cocinada, no había comido desde el desayuno de ayer. Nos colocamos en una mesa rectangular donde cabíamos perfectamente los catorce, por obviedad, «Sonrisitas» a un lado mío, nuestro encargado al otro lado de mí y para mi bella suerte, que rara vez hacia acto de presencia, el chico de suave aroma, estaba frente a mí. El encargado ordeno los platillos, preguntando a cada quien qué es lo que les apetecía y gracias al cielo pidió por mí, cuando el primer bocado llego a mí, se me hizo verdaderamente difícil no saborearlo con todo lo que daban mis pupilas gustativas, llevaba meses sin probar la carne y solo sosteniéndome de las comidas refrigeradas y de fácil preparación, «Sonrisitas» lo noto y soltó una leve risa, para después decirme que lo combinara con esto y con aquello, dándome a disfrutar aún más de los extensos sabores que te hacían avivar y explotar extraños sabores, todo iba muy bien hasta que...
—¿Cómo te llamas? —pregunto.
Lo mire por escasos segundos antes de notar la mirada de los demás y saber que tenía la mirada de todos, puesta en mí, no habíamos cruzado palabras en ningún momento, el solo hablaba y yo asentía o negaba y los demás no se molestaban en mirarme, además de que nunca tenía con quien hablar, así que simplemente mi voz desapareció cuando llegue a este lugar
—¡Oh!, lo siento, que mal educado soy, me llamo Jong-in —dijo amablemente.
No era exactamente lo que esperaba, pero me ayudo.
—¿Eres muda? —soltó sin vergüenza alguna, pero rápidamente pensó lo que dijo y su cara se tornó roja, los demás miraban atentos y creo que eso era lo que pensaban todos, pero negué.
—Yo lo siento no era mi intención ser tan descarado... de verdad que lo siento yo...
—Park HyeJin, mi nombre es Park HyeJin —dije lentamente.
Sus caras fueron de evidente sorpresa al notar que había hablado y que mi voz había salido fluida, algo ronca, pero me lo imaginaba peor debido a que no recordaba la última vez que había hablado con alguien en voz alta.
—¿De dónde eres? —Esa no fue la voz de «Sonrisas» ... o bueno, Jong-in, un chico que casi no había notado debido a los tantos miembros que había en la mesa me pregunto sin quitarme la mirada fija
—Soy coreana de Si – Heung—dije.
—Disculpa la imprudencia, pero no pareces coreana —dio un chico diferente.
—Nací en Corea y mi madre es coreana, soy coreana —aclaré
—No tienes los rasgos comunes de alguien coreano —dijo nuevamente el chico
—Mi padre es latinoamericano.
—¿Tu cabello es rojizo natural? —dijo.
No era tan rojo, pero se notaba la diferencia entre sus cabezas castañas, solo me limite a afirmar con la cabeza.
—¿Qué no son los rusos los de cabezas rojas y ojos verdes? — pregunto nuevamente.
Eran muchas preguntas, estaba a punto de explotar de los nervios, tragué fuerte y me pasé los nervios como pude ya no los miraba, mi concentración se fue al plato a medio comer.
—Por lo que entiendo, el padre de mi mama era ruso y él tenía el cabello rojo y mi padre ojos verdes, al igual que su padre, así que, tenía una genética fuerte para los ojos verdes —dije.
—¿Con una familia así que haces aquí? —pregunto otro chico diferente.
Ese chico se llevó completamente mi atención, el chico frente a mí me atrapo en su mirada, pero por mucho que hiciese eso yo no contestaría para nada su pregunta, baje el rostro de nuevo y me limite a volver a comer, ignorándolo completamente. Note como «Sonrisitas» lo reprendía por su imprudencia.
—¡Ey!... No te preocupes, lo que tiene de guapo lo tiene de tonto, mejor te los presento a todos, no importa si al último no recuerdas a ninguno, mientras recuerdes quien soy yo y mi nombre tienes más que suficiente – dijo «Sonrisitas».
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Editado: 14.06.2023