Despierta Hermanita

El Carruaje Interestelar

La tarde estaba nublada, los cielos vociferaban el inminente cambio de vida para la indecisa señorita Lilith Rush.

El rugir de las hojas secas siento aplastadas era como una espada de metal ardiente y metadrina arrasando con todo lo que ya estaba escrito. 

Se estremeció al ver entre las gentes un mancebo de unos cinco pies de altura, doce años, de tez blanca, cabellos castaños claros recogidos en una cola de caballo y unos ojos azules levemente rasgados vivaces que le hicieron sentir que su alma estaba dejando su cuerpo.

Esa sensación familiar estaba regreso. Debía hacer algo para volver a estar en modo funcional.

Parpadeó frenéticamente y miró hacia arriba, abajo, a un lado, al otro y finalmente elevó la vista al cielo: las oscuras nubes formaban figuras terroríficas que danzaron hasta que una nube en forma de serpiente se enredaba alrededor de otra en forma de hocico de león y este era destrozado. El ocaso en tonos cálidos parecían sangre del gran felino. 

Le dio tanto pánico que se sujetó a la persona más cercana a ella.

''Dance the ghost with me'' cantó mientras daba un salto largo para tomar la mano libre de Aria. 

-¿Te sientes bien?- preguntó consternada Aria.

-Creo que sí.- dijo con la mirada fija en la punta de sus pies para validar que sus pulgares estuvieran a salvo después de tan sagaz hazaña acrobática.

Sacudió la cabeza para espantar sus visiones. 

Sin embargo, su corazón seguía siendo despedazado por las cuerdas del bajo que se negaba a dejar a Lucretia en paz ''Dum-dum bullets and shoot to kill''.

Su terror se mitigó al ver el auto que los aguardaba: una Mercedes Benz 2009 Brabus negra. ''I hear the roar of a big machine / Two worlds and in between''. Meneó las caderas y Harreck pareció notarlo porque sonrió, pero no dijo nada. Simplemente, se dispuso a guardas el equipaje en el baúl. No sintió pena, se rio de ella misma y sus reflejos incontrolables cuando escucha una de sus canciones. 

Aquel vehículo no era el Sprint o la súper van que su familia había poseído. ‘Esta es la vida que quiero.’, se dijo para ella misma, pero sabía que nada podría compararse con los viajes espontáneos de bajo presupuesto o las mudanzas anuales. En los tiempos de abundancia como en los de escasez Chelsea y Nathan se las arreglaban para sacarle el mayor provecho al carruaje de turno. Editó su deseo antes de que la estrella fugaz pasara y malograra su sueño por falta de detalles presentes en la petición ''Esta es la vida que quiero: familia, amor, pasión, comodidades y aventuras.'' 

Si bien siempre había sido agradecida con sus padres por los infinitos esfuerzos que habían hecho para darle una buena vida aún en los tiempos difíciles no podía evitar sentirse fuertemente atraída a todo aquello que fuera parte de una vida más holgada.

¿Y quién no?

Al adentrarse en la parte trasera del auto tras abrir la puerta como si fuera suyo, la cojinería de cuero que estaría debajo de sus muslos le hizo agua la boca.

Se acomodó y miró el celular. Había cinco llamadas perdidas, dos de un número desconocido y tres de su mamá. ‘¡Demonios!’. Sabía que era mala señal cuando su mamá insistía en comunicarse con ella más de una vez.

Sabiendo que no tenía mucho saldo en su celular le devolvió la llamada.

'‘Lilita ¿Cómo estás?’', era David quien contestaba. Su hermano menor siempre despertaba su lado tierno y la hacía vulnerable. ‘Bien mi cielito, ¿y tú?’ ‘Extrañándote. Tienes que venir a la casita.’  Es lo que más necesitaba, volver a casa, como si en realidad tuviera una. ‘Luego, por ahora debo estudiar ¿La mami está?’ ‘No. Está trabajando Lilita.’ A lo lejos se escuchaba la canción de Jorge el Curioso y David tatareaba el tema de su caricatura favorita en ese momento ‘O.K. dile que estoy bien, que me llame tan pronto llegue. Te amo mi Oogie Oogie.’ ‘Yo también. Chao’. Un beso desde la tierra del tío Sam le supo a churro con chocolate caliente. 

Sabía que volvería a ver a David y que todo cuanto hiciera iba a ser de beneficio para sus hermanos la revitalizó.  Las fuerzas necesarias para emprender lo imposible siempre provenían de su familia, en particular de sus hermanos. Soñó despierta al sentir que el macizo vehículo se transformara en un carruaje interestelar que la pudiera llevar tan solo un instante un par de meridianos en el pasado para bailar con su hermanito: ''There's more to explore/ When you open your door/And meet friends like this/You just can't miss''

Para distraerse un poco observó a Aria y Harreck, ella conducía y él le hablaba con tanta naturalidad que dedujo que su confianza el uno en el otro era absoluta y no era necesario hacer ademanes fingidos como lo hacen las parejas en las películas para aparentar su perfección. Ellos con solo estar cerca el uno del otro  se veían perfectos. Como dice Lady Barbosa ''Se entienden.'' 

Si bien sus papás nunca lucieron de esa manera, estos desconocidos le dieron esperanzas. Quizá también habría alguien para ella, alguien verdadero.

A lado y lado de la carretera los árboles se balanceaban perezosamente y se sintió mareada aunque no dejó de observar los pesados abetos ubicados a la entrada de Hinksey Hill, un exclusivo vecindario a las afueras de Oxford. De inmediato comenzó a pensar en cómo diablos haría para llegar al campus. Como era de costumbre y antes de que se arrepintiera de preguntar lanzó su pregunta.

- ¿A cuánta distancia queda su residencia del campus central de Oxford?- pasó saliva.

- A tres millas. - Aria entrecerró los ojos al ver la cara de preocupación de Lilith.- En automóvil, unos veinte minutos. - volvió su vista a la carretera.

- ¿Y a pie? - aún con los descuentos de autobús para estudiantes era mejor reducir gastos e invertir en unos buenos tenis. 



#12351 en Joven Adulto
#12745 en Thriller
#7303 en Misterio

En el texto hay: vampiros, misterio, hermanas

Editado: 02.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.