CAPÍTULO NUEVE

La mirada de Alex se cruza con la mía, sintiendo la lenta quemadura de la lujuria encendiéndose dentro de mí mientras sus manos descansan en mi cintura. Mi corazón late con anticipación, preguntándome qué sucederá a continuación. Pero justo cuando estoy perdida en el momento, Poppy, con el control de mi cuerpo, mueve lenta y deliberadamente la mano de Alex hacia mi pecho. 

Un escalofrío recorre mi espina dorsal cuando un suave gemido escapa de mis labios. Mis ojos se abren con sorpresa ante mi propio comportamiento, dándome cuenta de lo que está sucediendo con cada segundo que pasa.

"Poppy, detente en este instante", susurro gritando, mi voz temblando con una mezcla de excitación y aprensión mientras lucho contra la abrumadora necesidad de rendirme al toque de Alex. El fuego que enciende dentro de mí es innegable, y estoy dividida entre el placer intoxicante y la necesidad de resistir.

Pero Poppy se niega a ceder, su voz haciendo eco en mi mente con persistencia. 
"No, Hannah. Has anhelado este día por tanto tiempo", insiste, sus palabras un recordatorio de los deseos que han hervido bajo la superficie durante demasiado tiempo.

"Lo he hecho, pero..." comienzo, mis palabras se desvanecen cuando la incertidumbre nubla mis pensamientos. No sabía cómo articular las emociones conflictivas que se arremolinaban dentro de mí.

"Sin peros", interrumpe Poppy, su tono firme. "Te enamoraste de Alex en el momento en que lo viste. Ahora es tu oportunidad de tenerlo por completo. Úsala".[1]

Sus palabras resuenan dentro de mí, despertando una sensación de determinación que anula mis dudas. No sigo discutiendo con ella, considerando cuidadosamente sus palabras. Entonces, me doy cuenta de que tiene razón. La diosa de la luna me ha otorgado una rara bendición: la oportunidad de ser la segunda pareja de Alex y aparearse con él ahora mismo. ¿Por qué debería contenerme cuando él no lo hizo?

"Devuélveme el control", digo, y Poppy no duda en cumplir. Con una determinación renovada, tomo la iniciativa, inclinándome para besar a Alex con un hambre que ha estado dormida durante demasiado tiempo. Cuando nuestros labios se encuentran, siento una oleada de electricidad pasar entre nosotros mientras nuestros labios se tocan. Me digo a mí misma que reconfortar a Alex de esta manera después de rechazar a Alice es el mejor curso de acción. Con esa resolución alimentando mis acciones, profundizo el beso, sintiendo que la intensidad entre nosotros se intensifica. Mis brazos encuentran su camino alrededor de su cuello, y audazmente empujo mi lengua en su boca, buscando una conexión más profunda.

Alex responde con entusiasmo, sus brazos se aprietan alrededor de mi cintura mientras me acerca, el calor entre nosotros casi insoportable. Su mano se mueve a mi trasero, y con un movimiento rápido, me levanta del suelo. Instintivamente envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, sintiendo la fuerza de su abrazo.

Mientras sus labios dejan los míos y se deslizan hacia mi cuello, un escalofrío de anticipación me recorre. Alex llueve besos por todo mi cuello y hombro, encendiendo un fuego dentro de mí que arde con un deseo insaciable. Con cada beso, el placer me invade, aumentando a una intensidad que nunca antes había experimentado.

Arqueo la espalda en respuesta, ofreciéndome a él por completo, mi cuerpo temblando de anticipación. Dondequiera que sus labios toquen, anhelo más, anhelando la intoxicante sensación de su toque. En este momento, todo lo que quiero es que me tome, perderme por completo en la pasión que nos consume a ambos.

Él me baja suavemente a la cama antes de alejarse para quitarse el chaleco, dándome un momento para admirar su increíble pecho. Mis ojos se abren con asombro mientras miro los músculos esculpidos ante mí. Envalentonada por mi hambre reprimida por él, permito que mis instintos me guíen.

Inclinándome hacia adelante, dejo que mi lengua se deslice por su pecho, saboreando el gusto de su piel mientras me muevo con lentitud deliberada. Con cada lamida, exploro cada centímetro de sus cuatro abdominales, deleitándome con el bajo rugido del pecho de Alex mientras gime en respuesta. Una sonrisa se insinúa en mis labios, complacida de encender tal reacción en él.

Apartando mi boca, siento una oleada de confianza cuando la mirada hambrienta de Alex se demora en mí. Sus ojos me devoran con hambre, y me regocijo en el conocimiento de que le gusta lo que ve.

"Mía", gruñe posesivamente, sus manos agarrando mi cintura mientras me acerca. Sin vacilar, captura mis labios en un beso abrasador, su hambre igualando la mía.

Sus manos quitan hábilmente la correa de mi sujetador, liberando mis pechos, y gimo cuando sus labios se deslizan para tomar uno en su boca, chupando con fuerza. El placer me recorre, y ruedo los ojos hacia atrás en éxtasis mientras me presta atención.

"Mmm... Alex", gimo, arqueando la espalda, instándolo a continuar. Él cambia ansiosamente al otro pecho, sus movimientos hábiles y deliberados mientras alterna entre chupar y mordisquear mis pezones.

Con un rastro de besos, Alex se mueve por mi cuerpo, sus labios dejando un rastro abrasador hasta que llega a mi núcleo. Gimo con anticipación, sintiendo la humedad acumulándose entre mis piernas mientras se acerca. Con un movimiento rápido, me quita las bragas, dejándome palpitante de necesidad.  

Me empuja hacia atrás en la cama y coloca su boca entre mis piernas, y la anticipación se vuelve casi insoportable. Con un hambre que iguala la mía, Alex está listo para llevarme a nuevas alturas de placer, y espero ansiosamente el momento.

"Alex", gimo, mis dedos se aprietan con fuerza alrededor de las sábanas cuando me toma en su boca, chupando con fuerza. Olas de placer me recorren mientras su boca baila sobre mi clítoris, su lengua entrando y saliendo de mí con precisión experta.

"¡Fóllame!" grito, mi voz llena de necesidad mientras mis ojos ruedan hacia atrás en éxtasis.