ALEX
En los dÃas transcurridos, nuestras manadas se ven envueltas en un torbellino de actividad mientras nos sumergimos en el entrenamiento y el proceso gradual de forjar camaraderÃa. El resentido semblante de Hannah se suaviza, lo que me llena de inmenso alivio y gratitud. En silencio, ofrezco mi agradecimiento a la diosa Luna por restaurar la armonÃa entre nosotros.
Nuestras sesiones de entrenamiento trascienden el mero esfuerzo fÃsico; evolucionan hacia una fusión de mentes y espÃritus, mostrando el vÃnculo creciente entre Hannah y yo. Codo a codo, navegamos las complejidades del combate, nuestros movimientos sincronizados con una precisión desconcertante.
Hoy, cuando el sol se hunde bajo el horizonte y cae el crepúsculo, nos encontramos inmersos en una apasionada sesión de entrenamiento contra Cameron y Lorenzo. Al enfrentar a nuestros oponentes, el aire crepita con energÃa, nuestros instintos afilados por el desafÃo que tenemos por delante.
A pesar de las formidables habilidades de Cameron y Lorenzo, Hannah y yo nos movemos como una fuerza unida, nuestras acciones fluyen sin problemas. Con cada intercambio, anticipamos los movimientos del otro con una intuición compartida, contrarrestando a nuestros oponentes con una gracia que desafÃa nuestra fuerza.
Al final, la victoria es nuestra, un testimonio de la armonÃa y la unidad forjadas a través de nuestras experiencias compartidas. Cuando la adrenalina de la batalla se desvanece, me vuelvo hacia Hannah, una sonrisa tirando de mis labios.
—¿Te gustarÃa dar un paseo a la luz de la luna junto al lago conmigo?—, propongo, mi voz suave con anticipación.
Sus ojos brillan con calidez mientras asiente de acuerdo, su mano encuentra la mÃa mientras avanzamos hacia la noche. En el sereno abrazo de la luz de la luna, caminamos en un cómodo silencio, nuestro vÃnculo profundizándose con cada paso.
—¿De qué querÃas hablar?—, Hannah se vuelve brevemente para mirarme, su expresión curiosa.
—SÃ, lo hice. Voy a viajar por unos dÃas—.
—¿Cuánto tiempo?—, pregunta con un atisbo de tristeza en sus ojos.
—Sólo un par de dÃas para arreglar algunas cosas. Cuando regrese, tendremos nuestra ceremonia de compromiso, a la que he estado esperando—, revelo inadvertidamente, provocando una sonrisa en ella.
La miro, abrumado por el alivio y la alegrÃa de ver que ya no alberga resentimiento hacia mÃ. TemÃa que nuestro desacuerdo creara una brecha permanente entre nosotros, pero su perdón nos ha unido más que nunca. Su sonrisa me llena de calidez, y me encuentro anhelando mi regreso, incluso antes de partir.
HANNAH
Mientras Jason y yo entrenamos, su repentina pregunta sobre Alex me toma por sorpresa, haciendo que mis cejas se fruncen en confusión en medio de nuestro juguetón intercambio.
—Anoche. ¿Por qué preguntas?—, respondo, mis respiraciones vienen en intervalos jadeantes mientras intento asestar un golpe, solo para fallar su estómago por pulgadas.
—Puedo hacer esto—, declara Jason con confianza, maniobra rápidamente detrás de mà y me atrapa en una llave al cuello.
—Bien jugado—, concedo con una risita, golpeando su brazo alrededor de mi cuello para señalar mi rendición.
—Un hombre tiene que hacer lo que pueda para ganarte—, comenta, liberando su agarre y parándose frente a mÃ.
SonrÃo en respuesta, una oleada de orgullo llenándome el pecho al darme cuenta de su necesidad de distraerme para ganar ventaja.
—Pero aún asÃ, ¿cómo van las cosas con Alex? Debes extrañarlo mucho—, indaga Jason, haciendo que un rubor suba a mis mejillas por su perspicacia.
—Lo extraño mucho, Jason—, admito, haciendo un leve puchero por la añoranza de la presencia de Alex.
—No te preocupes, él volverá pronto—, me tranquiliza Jason, ofreciéndome una reconfortante palmada en el hombro.
—No puedo esperar—, respondo con entusiasmo, justo cuando mi teléfono comienza a sonar, interrumpiendo nuestra conversación.
—Disculpa—, digo apresuradamente, sacando mi teléfono del bolsillo trasero y contestando la llamada.
—¿Hola?—, saludo al que llama.
—Hola Hannah, soy Alice—, responde la voz del otro lado.
—¿Alice?—, momentáneamente aparto el teléfono de mi oÃdo para revisar la identificación de llamadas, sin encontrar ninguna. Me sorprende, ya que Alice rara vez llama y su número está guardado en mis contactos.
—SÃ, soy yo. Alex y su hermano han vuelto—, continúa Alice.
—¿En serio?—, respondo, una oleada de emoción recorriéndome ante la noticia.
—SÃ. Alex me pidió que te dijera que fueras al lago de la luna. Él te está esperando all×, me informa Alice.
—Muchas gracias. Estaré allà en breve—. Cuelgo y me dirijo al lago iluminado por la luna, con el corazón latiéndome de anticipación. Mientras corro a través del bosque, la voz de Jason se escucha a lo lejos, pero estoy demasiado concentrada en llegar a mi destino para responder. Cada zancada me acerca al punto de encuentro, la urgencia del momento impulsándome hacia adelante con determinación.
Al llegar, mi ceño se frunce en confusión y preocupación al no ver a Alex ni a sus hermanos por ningún lado. Adentrándome más en el bosque circundante, llamo sus nombres, los ecos de mi voz rebotando en los árboles sin respuesta.
De repente, un crujido detrás de un arbusto cercano me sobresalta, y justo a tiempo me doy la vuelta para ver a una pequeña criatura salir disparada, haciéndome lanzar un grito sobresaltado mientras mi corazón da un vuelco en mi pecho. Al darme cuenta de que es solo un inofensivo ratón, exhalo bruscamente, con la mano en el pecho para calmar mi acelerado corazón.
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hombre lobo, matrimonio por conveniencia, almas gemelas destinadas
Editado: 06.05.2024