Soy consciente de que voy en el coche con Candela y Lukas pero no soy consciente de ellos o de mí, solo soy capaz de penar en que Lukas me ha besado, para ayudarme al ver mi estado y como Olaf me menospreciaba.
Me esperaba todo menos que él me besase, y todavía menos me esperé que en vez de querer llorar por ver a ese par de infieles juntos, solo pueda pensar en como sus labios suaves se movían encima de los míos, con experiencia y como al finalizar me quedé con ganas de que siguiese, ha sido bastante extraño.
– Samantha.- me giro, él parece tan frío como siempre, pero no sé de que me sorprendo si él no siente nada por nadie fuera de su familia.- Voy a llevar a Candela a su casa, sube tu al apartamento.
– Vale.- salgo del coche.
No miro para atrás, no estoy en una película para creer que él esperara a que yo esté dentro de edificio, asegurándose de que nada malo me pase por dejarme sola.
Subo por las escaleras, sintiendo en corazón a mil, y no por la subida sino por seguir rememorando el beso, no puedo sacarlo de mi mente.
Al entrar y cerrar la puerta me apoyo contra ella, me dejo caer y toco mis labios como si los suyos todavía siguiesen pegados, no lo entiendo, enserio que no sé porque él, justamente él ha tenido que hacer eso.
Me levanto corriendo y marco el teléfono de Amalia quien responde muy rápido, pensé que estaría con su novio, es sábado.
– Holi, ¿pasó algo?- me saluda.
– Lukas mi besó.- sin anestesia.
– ¿QUÉ HAS DICHO?- alejo el móvil de mi oreja cuando grita más fuerte, hasta el punto de no entender absolutamente nada de lo que me dice.- ¿CÓMO PASÓ? NECESITO DETALLE, AHORA MISMO SAMANTHA SCHWARZ.
– Si dejas de gritarme te cuento.- oigo como toma aire varias veces hasta que logra tranquilizarse y me deja hablar con tranquilidad.- Ayer al llegar de mi casa al apartamento me encontré a Lukas con su sobrina, estaba un poco nervioso porque no podía calmarla.…
– Sería digno de ver, Lukas como padre debe ser sexy.- ruedo los ojos con diversión.- Continua.
– Lo ayudé con su sobrina y como agradecimiento me invitó a comer.
– ¡Qué caballeroso!- no me va a dejar terminar.
– Lo que decía, después de comer, hace poco más de media hora, salimos a dar un paseo con su sobrina cuando nos encontramos con Walda y Olaf.…
– Mentirosos, putos infieles, gilipollas de mierda.- sabía que vendrían insultos.
– Olaf comenzó a decir que yo no era mujer suficiente…
– Espero que no te hayas creído eso...- por unos segundos si que lo hice.- Porque Sam, eres la mujer más maravillosa que conozco, amorosa, capaz de iluminar una habitación solo con tu presencia, eres preciosa, divertida e inteligente, así que no te creas nada de lo que ese medio hombre te diga, nunca.
– Es gracioso, Lukas también lo llamó medio hombre.
– Hazle caso a Lukas.- me río, hace unos días lo llamaba “puto tempano de hielo” y hoy quiere que le haga caso, no hay quien la entienda.- Prosigue.
– Bueno después de que Olaf me insultase, él con cuidado porque llevaba a su sobrina en brazos, me acercó a él y me besó, fue el mejor beso de mi vida.- digo rindiendo me.- Algo que no puede volver a suceder.
– No te crees tu eso.
– Te digo que no va a volver a pasar.
– ¿Hubieses repetido si él te lo hubiera dicho?- lo pienso por unos segundos y avergonzada respondo.
– Si.
– Lo sabía, si ambos quieren volverá a repetirse.
– Él ha vuelto a ser frío conmigo, lo mejor es pasar porque el beso ha sido solo hoy.
– Lo que tu digas.- puedo imaginar como rueda los ojos.- Yo he roto con mi novio.
– ¿Por qué?
– No era mi tipo.- no puedo evitar reír.- Demasiado pasota, entiendo que no soy la persona más romántica del mundo pero él es peor que yo.
– Ya encontrarás a tu media naranja.
– Eso de seguro.
Colgamos después de un rato. Entro a mi cuarto y me doy una ducha caliento, lo mejor que puedo hacer respecto al beso es pasar, hacer como si no hubiese pasado igual que hace Lukas, en este aspecto tengo que ser como él.
Al salir de mi cuarto otra vez para ver algo en la televisión me choco con un cuerpo duro y fuerte, en conclusión, me choco con Lukas como es de esperar.
– ¿Estás bien?- lo miro con extrañeza.
– ¿Por ver a Walda y Olaf?
– Que nombres más feos, sus padres no debían quererlos mucho.- no puedo evitar reír ante su comentario.
– Pensé que sería peor, pero ahora sé que los que me perdieron fueron ellos a mí y nos del revés, yo sé cuanto valgo y ellos no me merecen.
– Ese pensamiento es muy bueno.- me felicita.- Voy a darme una ducha, cuando quieras cenamos.- dice antes de irse.- Y lamento el beso, no volverá a pasar.
– No te preocupes.- ya sabía yo que no iba a volver a pasar.- Haré la cena en un par de horas.
– Me parece bien, mi hermana te manda saludos.
Él desaparece y yo no puedo evitar suspirar, Lukas es lo que muchas mujeres desearían, físicamente es un sueño que pocas mujeres pueden tener, hombres como él no existen, pero en su personalidad no es que sea del todo malo, sé nota que puede ser cálido pero tiene que tenerte mucho aprecio, ser una parte muy importante de su vida para que te demuestre algo más allá de lo que me demuestra a mi.
Preparo la cena mientras escucho música, él no ha salido de su cuarto en toda la tarde, seguramente ignorándome para que me quede claro que no va a pasar nada entre nosotros. No hace falta que me ignore para que lo sepa, soy bastante consciente de ello.
Bailo mientras termino de cocinar lo de ambos, por suerte cuando va a comer carne, él mismo se la prepara, un poco quemada pero al menos hace el intento no vamos a menospreciarlo.
– ¿Está la cena?- me sobre salto al escuchar su profunda voz.
Al girarme lo veo apoyado en el marco de la puerta, con un camiseta que marca todos sus músculos, como dije es la envidia de muchos hombres por lo tonificado de su cuerpo, y es el sueño de muchas mujeres por lo mismo.