Al final lloré en mi casa, en el hombro de mi hermano contándole lo pasado en este mes. Él me calmó, puede que haber dicho lo de Eliza le hubiese salvado o puede que no, el resultado es que ahora Eleanor Emerson puede perderlo todo y debe de ser muy duro.
- No puedo creer que tengo primos.- dice mi hermano en voz baja.- Ni que ella vaya a obligar a ese hombre a ayudarme.
- Ella es Eleanor.- le corrijo.
- Eso.- dice con una sonrisa.- Es buena persona.- y tanto que lo es.
- ¿Quieres ir?- asiento.- Vamos, te llevo.
- ¿Todavía conduces?
- Sino voy solo si.- dice levantándose de mi cama.
Ambos nos levantamos hace más de tres horas y nos vestimos, nada más. Presenté mi renuncia el martes antes de irme, no quería tener nada que ver con Lukas, algo tonto porque tenía un buen trabajo pero bueno a veces cuando estamos heridos no pensamos con claridad.
- Mamá.- mi madre mira a mi hermano, por suerte el que se revelase la identidad del padre de mi hermano no cambió nada en casa.- Nos vamos, en un rato volvemos.
- Vale.- nos sonríe.
Mi hermano toma las llaves de su coche que yo pensaba estaba en desuso pero ya veo yo que no. Él se sube rápido y yo hago lo mismo, no sé a quien le manda un mensaje pero cuando termina arranca y nos vamos.
- Hans dice que están en la tercera planta.
- ¿Tienes su número?- pregunto con confusión.
- Me lo dio uno de sus guardias, me dijo que como su nieto puedo mandarle mensajes cuando quiera.
- ¿Te gusta ser su nieto?
- Antes de saberlo, yo ya me críe como su nieto.- se encoge de hombros.- Papá siempre me llevaba, jugaba con Hans y recuerdo jugar también con Lukas, sin saberlo ya convivía con ellos.- suspira.- No voy a cambiar a mi familia, solo la amplio.
- Está bien que lo amplíes.
No hablamos nada más hasta llegar al hospital, donde hay varios coches, más bien furgonetas, negras aparcadas, todas pertenecientes a los Hoffman.
Yo ya intuía que Lukas y Eleanor eran personas de poder pero no que prácticamente su familia gobernara Alemania a la sombra, porque los Hoffman jamás han sido detenidos aunque se sabe bien en que trabajan. Tienen el control del ejército y de la policía, y de seguro tienen amigos dentro de los poderes políticos, solo que son lo suficientemente inteligentes para que nadie lo sepa, nadie que no esté en este mundo o que no haya estado.
- ¿De verdad puedo pasar?
- Claro.- me calma
Al entrar me encuentro al esposo de Hans en la recepción hablando con una enfermera, no quiero que él me diga como está pero mi hermano piensa diferente, quizás de forma más racional que yo.
- Rafael.- lo llama mi hermano.
- Hola Carsten.- lo saluda, es simpático pero no sonríe, algo bastante normal.
- ¿Cómo están?
- Graves, ninguno está fuera de peligro y tuvimos que sedar anoche a Eleanor.- dice decaído.- Al final Hans se la llevó dormida.
- ¿Están muy graves?
- Pues están en diferentes etapas.- hace una mueca.- Jackson se encuentra en coma inducido por la pérdida de sangre y tiene un riñón menos.- suspira.- Brandon está en un coma, no inducido por nosotros, una de las balas perforó los dos pulmones y su húmero se rompió por el impacto de otra bala.- quiero llorar porque ha dejado a Lukas para el último y eso significa que se encuentra peor.- Lukas está en coma, con un pulmón perforado, tuve que reparar su estómago, dos balas rozaron venas importantes que tuvimos que reparar y una bala le dio en el corazón, Lukas estás más luchando por vivir que vivo.- suspira.
La sala se tensa, incluso los que esperan en la sala notan el cambio de ambiente cuando las puertas del hospital se abren.
Todos nos giramos a ver a Eleanor, ya no llora, su mirada es espeluznante fría prácticamente sin sentimientos, duele ver a alguien tan simpática como ella tan pero tan dolida como para parecer que no siente nada en absoluto.
El guardaespaldas del otro día lleva a su hija menor en brazos, ella lleva a cada lado a un niño. A su derecha lleva una niña que conozco bien, Andrómeda y del izquierdo un niño bastante alto, rubio y de ojos grises, sus rasgos son algo más duros que los de Lukas pero nadie puede negar el evidente parecido entre ambos, y solo eso me da la respuesta a quien es el niño, el hijo secreto de Lukas, Biel Hoffman.
- Abuelo.- grita el niño, soltando la mano de Eleanor y corriendo hasta Rafael.- ¿Mi papá?
- Biel.
- No, mi papi prometió que pronto podríamos vivir juntos.- llora.- El lo prometió el lunes.- se me encoge el corazón al escuchar a un niño pequeño llorar por su padre, un niño que no tengo ni idea si quedaría huérfano.
- Biel.- la voz de Eleanor sale calmada y dulce.- Tu papá es un Hoffman, saldrá de esta y viviréis como una hermosa familia.- le da un beso en la mejilla.- Ahora tú y Andrómeda id con Ross.
- Vale tita.- se sorbe los mocos.
Eleanor se cerciora de que los niños se van con su guardaespaldas y como los cuatro juntos salen del hospital, no es un ambiente para niños tan pequeños, aunque el hijo de Lukas no tiene cinco años, es más mayor y de seguro entiende bastante bien lo que está pasando.
- Ellos...
- Calla, ni te atrevas a decirlo.- tensa la mandíbula.
- ¿Crees que de pasarle algo a Lukas, la madre de Biel nos lo quitaría?
- Una muerta no puede quitarnos nada.- dice sin emoción.- Y si estuviese viva yo misma la mataba por violar y torturar a mi hermano.- me tenso, nunca creí que Lukas hubiese sido violado, si torturado porque lo secuestraron pero... dios, es mucho.
- Yo no...
- Me da igual, todo me da igual menos ellos.- veo como aguanta las lágrimas.- No puedes entrar a verlos Samantha.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Porque no le dijiste a mi hermano que Eliza O' Connor, la mujer que mató a nuestros padres, que me torturó toda mi vida, que casi hizo que yo me quitase la vida, le mandaba saludos.- ¿cómo ella sabe eso?- Puede que mi hermano cometa mil errores, pero él lo es todo para mi, me lo dio todo cuando yo no tenía nada, me amó aún odiando a toda la población femenina.- hace una pausa.- No te echo la culpa de algo que no podías prevenir, sería hipócrita de mi parte, te echo la culpa de ser tan ciega para no ver que mi hermano se enamoró por ti, y que hizo de todo para alejarte de él, por miedo a que lo odiases, a que no te gustase él como persona.- se encoge de hombros.- Y os echo la culpa a los dos por ser tan imbéciles de no querer decir lo que sentíais mutuamente, creí que mi hermano había aprendido de mi sufrimiento pero veo que no.