Después de que te fuiste...

Capitulo 3: Trabajo en equipo

Pasamos el almuerzo en silencio pero no era incómodo. La última clase la teníamos todo juntos así que nos levantamos de la mesa, tiramos los papeles sucios y empezamos a caminar hacia el salón mientras que íbamos hablando sobre fobias y cosas que nos daban miedo.

– Una vez me acuerdo que cuando teníamos 13 años Naomi le tenía miedo a las arañas, aunque hoy de en día le sigue teniendo terror, pero hubo una vez que habíamos hecho una pijamada los cuatro juntos, ya habíamos comido y nos fuimos al comedor a ver películas, mientras Matt y yo fuimos a buscar algo para taparnos y Brenn buscaba que película ver, Nao se quedó sentada en el sillón tranquila cuando de repente gritó súper fuerte todos nos acercamos rápido a ella para ver qué le pasaba y con la mano temblando señala a una araña que estaba en una esquina de la sala, nosotros la miramos enojados por qué había gritado tanto por una simple araña pero cuando se empezó a mover hacia nosotros los cuatro empezamos a gritar a todo pulmón hasta que nos subimos al sillón a llamar a nuestro padres para que la maten – cuenta Will mientras todos nos reímos.

– Me sigo acordando ese día – dice B con una sonrisa mientras toma agua de su botella.

Entramos al salón, ellos se sentaron juntos y yo atrás de ellos pero no era malo, por qué de vez en cuando se daban media vuelta para sonreírme, terminaron las clases y yo me sentía un poco mal del estómago así que salí primero y camine rápido hacia los baños, escuchaba a los chicos que me llamaban pero no podía detenerme. 

Llegué, entré y me senté en el piso apoyando la cabeza en la pared. Alguien golpeó la puerta.

– Ocupado – dije.

– Somos nosotras – dice Brennda.

– ¿Estás bien? – pregunta Naomi.

– No se.

Sentía que mi panza era un remolino pero como nunca antes, no sentía ganas de querer vomitar.

– ¿Emily? – dice Brenn.

– Creo que estoy bien – dije abriendo la puerta mirandolas – No se por que pero no sentí ganas de vomitar.

– Eso es bueno – dice Brennda

– Debe ser por qué tu cerebro se está dando cuenta que estás tratando de cambiar tu alimentación – dice la morocha sonriendo. 

– Debe ser por eso.

– ¿Todo bien chicas? – dice Matt desde afuera del baño.

– Si, ya salimos.

Salimos y los chicos estaban recostados sobre la pared del baño. 

– ¿Vamos? – dice Matt

– Si 

Cuando salimos del edificio los chicos y las chicas se van para su auto.

– Bueno, nos vemos mañana – digo y me doy media vuelta pero me llaman. 

– ¡Oye! ¿Quieres que te llevemos? – dice Matthew

– Bueno, está bien.

Subimos al auto negro de Will, Matt se sienta en el lugar de copiloto y nosotras atrás, yo a la derecha de Naomi que estaba en el medio. Les dije mi dirección y cuando llegamos les agradecí, me baje y Will me dijo.

– Si quieres podemos llevarte y traerte a la escuela. 

– Si no es molestia.

– Claro que no, te vendremos a buscar a las 7:40.

– Claro, los espero – digo sonriendo – Hasta mañana.

– Hasta mañana – dicen los cuatro juntos y se van.

Entró a casa y escucho a los chicos gritando, voy a la cocina y puedo ver que mi mamá está en la mesa haciendo una lista para las compras.

– ¿Muchas cosas? – digo mientras me sirvo agua.

– No, las cosas básicas. Pastas, huevos, leche, verduras, un poco de fruta y carne. No sé si me falta algo más – mi mamá me mira y dice – Llegaste muy temprano como para ir en autobús.

– Me trajeron mis compañeros – digo mientras guardo el vaso en la alacena – ¿Te acordás de William? 

– Si

– Bueno, el con su amigo y amigas me trajeron en su auto.

– ¿Por qué? Saben que… – la interrumpo.

– Si mamá, saben de mi problema. Incluso dijeron que me van a ayudar, son buenas personas.

– Parece que si – se me acerca, me da un beso en la frente y se va al living.

Sigo escuchando a Thomas u Ian a lo lejos pelearse en su habitación así que voy para ver qué pasa.

– ¡Juguemos con la pelota! – dice Ian

– ¡No! ¡Miremos la tele! – contradice Thomas.

–¡Oigan! ¡¿Que pasa acá?! – grito para llamarle la atención.

– ¡Quiero jugar con la pelota!

– ¡Quiero ver la tele! – dice los dos al mismo tiempo. 

– Y por qué no juegan primero a la pelota y después para descansar miran la tele.

– ¡No!

– ¡No! – repiten los dos.

Observó el cuarto y veo que hay una pistola de agua así que cuando ellos empiezan a pelear de nuevo, agarro la pistola, voy al baño para llenarla de agua y vuelvo a la habitación. Y como pensé, siguen discutiendo así que escondo mi arma en la espada y les digo.

– Como ustedes siguen peleando, veo que no me queda otra que… ¡Empezar una guerra de agua! – saco la pistola, empiezo a mojarlos y se empiezan a quejar.

– ¿Así que quieres guerra?

– ¡Pues la tendrás!

Agarran sus pistolas y la empiezan a mojarme.

– ¡No se vale! ¡Esas ya tenían agua! – gritó mientras bajaba las escaleras para salir al patio.

Así empieza la batalla, corrimos de un lado para el otro, papá también se unió pero para el lado de los chicos.

– ¡Eso no se vale son tres contra uno! – digo molesta.

Luego de casi una hora terminamos todos mojados y cansados.

– Quiero que todos se vayan a bañar ahora – dice mamá molesta.

– Sí mamá – decimos los tres al mismo tiempo.

– Si mamá – dice papá a lo que nosotros nos reímos y mamá lo mira enojada aunque después se le forma una sonrisa – Digo, si cariño.

Luego de bañarme y comer, con los niños ayudamos a limpiar antes de irnos cada uno a su pieza. Al entrar lo primero que hago es tirarme boca abajo a la cama.

– ¡Que cansada que estoy! – digo para mí sola. Agarro mi celular y veo que me mandaron mensajes.

*Hey, soy Brennda*

 

*Hola soy Naomi*

*Soy Matt*

*Hola soy William*

Les contesto a los cuatro, me voy a cepillar los dientes y me voy a dormir.



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En el texto hay: misterio, amigas, romance

Editado: 09.06.2020

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