Despues Del Dolor ,el Amor Verdadero

CONVERSACIONES ETERNAS

El cóctel posterior a la conferencia tenía lugar en una terraza elegante del hotel. Luces cálidas, música suave y copas tintineando en el aire componían una atmósfera relajada. Emma no planeaba quedarse mucho, pero algo en su interior, esa intuición que pocas veces se equivocaba, le pedía esperar… como si el destino aún tuviera algo que decir.

Con una copa de vino blanco entre las manos, se ubicó cerca de una mesa alta. Observaba cómo la ciudad se iluminaba en la noche cuando escuchó nuevamente esa voz, firme pero tranquila, a su lado.

—¿Puedo acompañarte?

Emma giró. Era Leo, esta vez sin micrófono ni escenario, solo él, con una sonrisa menos profesional y más… auténtica.

—Claro —respondió, tratando de mantener la serenidad que su corazón no sentía.

Leo dejó su copa junto a la de ella. No parecía tener prisa. Se notaba cómodo, como si ya la conociera de antes.

—Cuando hablabas en el auditorio —dijo Emma—, sentí que no solo compartías estrategias, sino algo más personal.

Leo bajó la mirada un segundo, como si considerara qué tanto decir.

—Lo era —admitió—. Hace un par de años, viví una caída fuerte. Perdí un negocio, una relación, y casi pierdo la fe en todo. Hablar me salvó. Enseñar me hizo encontrarle sentido al caos.

Emma asintió lentamente. No se lo esperaba. Esa vulnerabilidad la sorprendía… y le gustaba.

—A veces creo que la vida nos desarma a propósito —dijo ella—. Solo para ver si somos capaces de reconstruirnos distintos.

Leo la miró, intrigado.

—¿Hablas por experiencia?

Emma sonrió, sin responder. Aún no era tiempo de contar sus cicatrices. Pero en su interior supo que esa conversación era el inicio de algo que cambiaría su vida.

Hablaron por más de una hora. De libros, de viajes, de los miedos que no se confiesan en voz alta. El resto de las personas desapareció para ellos. El mundo se redujo a dos copas, dos almas y una conversación que parecía no tener final.

Cuando la noche cayó por completo, Leo la acompañó hasta la salida del hotel.

—¿Volveré a verte, Emma?

Ella lo miró, pensativa. Quería decir “sí” sin sonar ansiosa.

—Dependerá del universo —respondió, juguetona.

Leo se inclinó, le rozó la mejilla con un beso suave y susurró:

—Entonces le pediré al universo que se apure.

Emma sonrió mientras lo veía alejarse. Su corazón latía diferente. Algo había comenzado… y no podía evitar querer saber a dónde la llevaría.



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En el texto hay: dark romance, romántico

Editado: 16.08.2025

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