James.
Capítulo 4: Tu fuego calmó mi frío.
“Eh, me iba muy bien antes de conocerte,
Bebo demasiado, y eso es un problema, pero estoy bien.
Eh, dile a tus amigos que fue un placer conocerles,
Pero espero no volver a verlos nunca.” Closer- The Chainsmokers Halsey.
La observé, varias veces lo hice sin importar que tan psicópata podría estarme viendo, solo podía pensar en lo bella que era cuando estaba distraída. Le estaba faltando a nuestro trato pero simplemente no podía parar, quería detenerme pero fue imposible, y ahora ella salía corriendo del restaurante dejándome solo y con mis ganas de conocerla sobre pasarme. Hailey es hermosa, graciosa, su sentido del humor negro me cautivó, fue lo que me impulsó a conocerla.
—¿Ya dejó de reproducir el video, James?
Gean ya se veía fastidiado de que vea a Hailey a través de los videos de seguridad que tiene el restaurante. Le había prometido que no la vería pero no pude, falté a mi palabra y lo sentía, más sin embargo no me arrepiento porque aparte de ser inteligente era guapa. Era el jodido trofeo, aquella copa que quería alcanzar sin importar que tanto me cueste.
Deseaba que Hailey se quede.
—Ella es tan hermosa, no comprendo su inseguridad. —. Tiene un largo cabello castaño, piel blanca, hermosa sonrisa y labios rellenos tentadores, su cuerpo delgado pero con buenos atributos, dentro de ese vestido negro de tirantes se veía preciosa, se veía tan etérea.
—Quizás en el pasado le han hecho ver qué no es hermosa. —. Miré a Gean y él se elevó de hombros.
—Que maldito fue ese, la chica tiene con que volverte loco.
—Ya pareces un desquiciado viéndola a cada rato, James Anderson. —. Me riñe Salma, mi ex esposa, al entrar a la habitación donde hablo con Gean.
Mi residencia era en España pero como le había dicho a Hailey, mis hijos deben de ver a su madre y ella reside en Miami, cuando ellos vienen debo quedarme también y actuar como amigos frente a los niños para que ellos no sientan la incomodidad. Por lo tanto debo quedarme en mi otra casa acá, en Miami.
Y segundo porque quería conocer a Hailey.
—Salma. —. Gean apagó la laptop y se disculpó saliendo de la habitación.
—Solo quiero conocer a la que será madrastra de mis hijos. —. Ella ocupa el puesto de Gean y me ve con diversión.
Salma Smith una guapa modelo de estatura media, cabellos rubios largos, piel bronceada y de origen estadounidense. Es la madre de mi niña grande y de mi pequeño Samuel.
—Las bromas no son divertidas. —. Y quise marcharme pero fue rápida al tomarme del antebrazo y devolverme a mi silla.
—Ya, solo quiero saber si sales con ella. —. Ya no había diversión, y a pesar que llevamos ya tiempo divorciados todavía parece estar interesada en mi. ¿De que manera le hago entender que ya no la amo? Lo intenté por los niños pero no puedo obligarme, aparte de ser padre soy hombre y tengo mis necesidades, Salma y yo no congeniábamos más y la pasión había decaído.
—Es solo una conocida, Salma. Ya no debe existir más. —. Aunque lo desee con el alma…
Hailey me cautivó, me embarcó, me hechizó.
Fue la primera chica a la que le escribí estando en esa aplicación, era nuevo y no quería que nadie supiera sobre mi verdadera identidad y con ella fue tan fácil. Lo hizo ver fácil.
—Vale… ¿Irás a entrenar hoy?
Ella estuvo saliendo con varios chicos reconocidos en la industria del entrenamiento, con actores y uno que otro cantante pero no fue nada formal, Salma huye cuando se trata de compromisos más fuertes. ¿Cómo fue que nos casamos? De no ser por su embarazo quizás nunca nos habríamos casado y quedado juntos. Samuel fue aquel niño que deseábamos tener para que nuestra hija adquiriera la responsabilidad de una hermana mayor, también para recuperar nuestro matrimonio sin embargo fue en vano y con el nacimiento de Samuel lo descubrimos. Nos distanciamos muchísimo hasta el punto donde no nos conocíamos ya, donde éramos dos desconocidos conviviendo juntos, criando hijos juntos y soportando las manías del otro. Personalmente me sentía mal en el matrimonio y fue por ello que decidí pedir el divorcio.
Luego de mi divorcio fueron muchas las mujeres que me escribían al Instagram invitándome a salir, a cosas casuales de una noche y aunque accedí a solo una me sentía incompleto, vacío.
Y todo cambió cuando conocí a Hailey.
La primera vez que toqué sus manos sentí un chispazo que con Salma no experimenté, fue algo que jamás creí y que me hizo prenderme aún más de ella y de lo que es. El sonido de su voz reside en mi mente todavía, la forma en la que pronuncia mi nombre es un deleite auditivo que quiero volver a escuchar, muero por ver a Hailey nuevamente.
Las horas pasan y ya me encuentro en el gimnasio entrenando un poco, me había descuidado un poco estos días. Estaba escuchando música pero seguía pendiente de quién ahora me veía y lo sé, es algo molesto la atención de las personas aún cuando quieres pasar desapercibido.
Inicié en este mundo del deporte cuando apenas era un niño, estaba lleno de ilusiones y con muchas metas a cumplir. Recuerdo que mi padre fue el que me llevó a mi primera clase de futbol cuando tan solo tenía ocho años de edad, él se encargaba de mi hermana y de mi mientras que mi madre trabajaba para mantenernos.
Mi primer fichaje fue con un equipo pequeño donde solo le tenían de suplente, no hacía nada más que estarme en la banca viendo cómo mis demás compañeros jugaban y marcaban goles. E incluso varios de esos chicos lograron firmar con clubes grandes.
A la edad de quince años ya estaba jugando como titular en la cancha y cargando con el peso de ser el número 10 de aquel club a dónde jugaba.
El golpe de suerte llegó cuando en unos de mis juegos el representante de un club mayor en España me vio marcar el segundo mejor gol de toda mi trayectoria. Me ficharon y ya en menos de un mes me encontraba viviendo en España junto con mi familia.
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Editado: 11.11.2024