Destino Entrelazado

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Capitulo 10 I Emily Rose I

Trato de concentrarme en los papeles que Helen me ha traído apenas hace unos minutos cuando la puerta se abre de repente.

Al levantar la cabeza fijo mi mirada en Oliver que se queda mirándome fijamente antes de entrar.

Se deja caer en una de las sillas que están justo enfrente del escritorio.

—¿Dónde estabas ayer? —pregunta apoyándose en la silla— no apareciste en la cafetería.

Lo miro unos segundos en silencio.

—Asuntos personales Oliver— me encojo de hombros antes de volver a mirar los papeles— Tuve que ocuparme de unas cosas.

Me mira fijamente antes de que su mirada se desvíe a uno de mis brazos.

En el cual se ven algunos arañones de anoche.

—¿Asuntos personales? —pregunta irritado volviendo a mirarme a la cara— ¿Que te paso en el brazo?

Trago saliva desviando la mirada.

—Son solo unos rasguños, nada importante— intento quitarle importancia lo que parece hacer que se enfade más.

Frunce el ceño mientras aprieta la mandíbula.

—No parece "nada importante" ¿Estás bien?

Asiento agachando la cabeza disimuladamente haciendo como si estuviera leyendo lo que tengo entre las manos.

—Si estoy bien. Solo fue un pequeño accidente.

Oliver bufa frustrado antes de levantarse de la silla cruzándose de brazos.

—¿Puedes ser sincera conmigo? —pregunta mirándome enfadado— Se que algo está pasando. No puedes seguir ocultándolo.

Lo miro en silencio mientras intercambiamos una mirada.

Cuando acepta que no voy a decirle nada se dirige a la puerta sin decir nada.

—Esta bien. Haz lo que quieras— dice cerrando detrás de el.

Cuando Oliver sale de mi despacho, el silencio se hace más pesado.

Me quedo inmóvil por unos minutos, tratando de procesar lo que acababa de suceder.

La tensión en su voz y la frialdad de su actitud siguen resonando en mi mente.

Finalmente, sacudo la cabeza y me obligo a enfocarme en mis tareas.

Reúno los papeles que necesito entregar a Helen, la secretaria de Alex, y salgo de mi despacho.

Al llegar al escritorio de Helen, ella me saluda con su habitual alegría.

—¡Hola, Emily! ¿Cómo estás hoy?

Le sonrío, aunque me cuesta un poco.

—Hola, Helen. Aquí tienes estos papeles para Alex.

Helen los toma, revisándolos rápidamente.

—Gracias. Se los entregaré en cuanto termine esta llamada.

En ese momento, Oliver sale del despacho de Alex con una evidente expresión de enfado.

Fija su mirada en mí, pero pasa por mi lado sin decir una sola palabra.

Helen lo mira, claramente sorprendida por su comportamiento, pero no menciona nada.

Yo tampoco digo nada.

Simplemente asiento a Helen y me dirijo hacia la cafetería.

Salgo de la empresa caminando por la calle sintiendo un nudo en el estómago.

Cuando llego a la cafetería, veo a Sydney y Ethan conversando animadamente en la barra.

—¡Hola, Emily!— me saluda Sydney con una sonrisa— ¿Cómo va tu día?

Frunzo el ceño asintiendo.

—Bien, gracias. Solo voy a cambiarme el uniforme.

Me dirijo a la parte trasera de la cafetería y me pongo el uniforme, tratando de dejar de lado la inquietud que siente.

Una hora y media después, mientras atiendo a unos clientes, veo a Oliver entrar.

Saluda a Sydney de manera cordial, pero cuando sus ojos pasan por mí, no hay ni una chispa de reconocimiento.

Es si no existiera para él.

Ethan, que esta a unos metros de distancia, frunce el ceño al notar la situación, pero no dice nada.

Me obligo a concentrarme en mi trabajo, aunque no puedo evitar mirar a Oliver de reojo.

Su indiferencia es dolorosa y desconcertante.

Algo ha cambiado entre nosotros, y no tengo idea de qué ha sido.

El resto de la noche transcurre de manera normal.

Atiendo a los clientes, limpio las mesas y ayudo en la barra.

Pero cada vez que Oliver esta cerca, la tensión se hace palpable.

Solo habla con Sydney, ignorándome por completo.

Intenté entablar conversación con él una vez más, pero me encuentro con el mismo muro de silencio.

Mientras estoy en la barra terminando de secar unos vasos, Sydney se acerca a mí.

—Oliver dijo que ya es la hora de tu descanso— dice suavemente.

Levanto la vista, buscando a Oliver con la mirada.

Lo veo pasar por mi lado, pero no me mira ni una sola vez.

Siento una punzada de dolor en el pecho y me muerdo el labio, tratando de contener mis emociones.

Camino hacia la pequeña sala de descanso, sintiéndome más sola que nunca.

Me siento en una de las sillas y cierro los ojos, intentando calmar la tormenta de pensamientos en mi mente.

¿Qué he hecho para que Oliver me tratara así?

Necesito respuestas, pero no se cómo obtenerlas sin empeorar la situación.

El bullicio de la cafetería llena el aire con un zumbido constante de conversaciones y el tintineo de tazas y platos.

Estoy concentrada en mi trabajo cuando veo a Alex entrar rápidamente en su despacho, seguido de Ethan.

Ambos parecen estar en una conversación seria, pero no le doy mayor importancia y sigo con mis tareas.

Mientras preparo un pedido, noto que Oliver esta cerca.

Pienso que podría ser una buena oportunidad para hablar con él y ver si podemos aclarar cualquier malentendido.

—Oliver, ¿podemos hablar un momento?— le pregunto, tratando de sonar casual y amigable.

Él ni siquiera se molesta en levantar la mirada de su libreta.

—No tengo tiempo para hablar, Emily— responde secamente, antes de seguir con lo suyo.

Me quedo mirándolo, sorprendida por su tono cortante.

Sydney, que esta organizando algunos pedidos cerca, se acerca notando mi expresión.

—¿Pasa algo con Oliver?— me pregunta, mirándome con preocupación.




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