CAPÍTULO 2

ALTAS EXPECTATIVAS

—¿Qué se supone que me dirías?

—La verdad, obviamente. No puedo creer que sigas comportándote de esta manera, Elianna.

—Y según tú ¿cómo me debo comportar?  —enarco una ceja.

—Como alguien normal, no seas tan… tan observadora, eso es fastidioso.

—¿Qué no sea observadora? No seas ridículo, todo lo haces en mis narices. ¿Cómo no quieres que me dé cuenta?

—Eso es porque pasas pegada a mí.

—No me hagas reír, ¿yo pegada a ti? ¡Ay por favor! Te recuerdo que cada que yo salgo eres tú quien parece mi guardaespaldas.

—Eso es porque tú sales por ahí a lugares extraños, ¿sabes algo?

—No, no sé.

—Es que tú nunca sabes nada, ¿sabes que te han visto con un chico últimamente?

Este idiota, como que si no supiera que es él quien me anda siguiendo.

—¿Enserio? Yo no sabía que tenía guardianes. Debiste haberme dicho, en ese caso los habría invitado a comer un helado o, mejor dicho, te hubiera invitado a comer junto a mí y mi acompañante —veo que tuerce los labios en señal de fastidio —. ¿Ya te cansaste de escucharme?

—Sabías que yo te seguía y, ¿aun así seguías siéndome infiel?

—Que te quede claro algo, yo nunca te he sido infiel. Me harté de esto, me harté de que me hagas venir y hacerme perder el tiempo.

—No te irás —sentenció, pero no me importó.

—Claro que lo haré y antes de hacerlo te quiero decir algo, sé que me ocultas cosas y créeme que todo eso es lo que hizo que el “gran amor” que decías tenerme se fuera a la basura por mi parte.

—Lo hago para protegerte, algún día me lo agradecerás.

—Lo dudo, querido.

—¡Sufrirás por dejarme!

Quiero despertar, quiero despertar.

—Tranquila, Eli. Tienes solo una pesadilla —escucho a lo lejos a alguien hablarme, abro los ojos y veo a Mónica.

—Me quedé dormida, ¿falta mucho?

—No, faltan unos 5 minutos.

Nos detenemos a esperar a nuestro conductor de viajes y puedo ver que es un lugar con bastante vegetación. Que lindo sería vivir en un lugar así, tranquilo.

Existen muchos insectos por aquí.

Silencio conciencia, tan bien que estaba y me empecé atormentar yo misma.

No he podido dormir bien últimamente, las tareas, proyectos, exámenes y demás cosas me tienen agotada, quisiera dormir por una semana entera.

—¿En qué piensas tanto?

—En como dormir plácidamente por un largo tiempo.

—Lo harás cuando lleguemos, aunque, debes disfrutar el viaje.

—Lo sé, es por eso que acepté venir.

—Y por eso mandaste a tu hermano por ti.

—Siempre que quiere irse a pasear soy yo quien lo suplanta, él me debe muchos favores.

—No quisiera tenerte de hermana, créemelo.

—Yo tampoco lo quisiera —murmuré, pero lo suficientemente alto para que me escuchara.

—¡Oye! Soy un amor de hermana.

—Eso lo dudo —escucho al hermano de Mónica —¿Listas para el viaje señoritas?

—Tu hermana es la más ansiosa —habla Kathy, en su voz es notorio su enfado.

—También estás ansiosa, no me lo niegues.

—¿Puedes empezar el viaje y dejar de hablar? —Veo que se centra en su celular y se tranquiliza un poco.

—Que enojona, ¿no lo crees? —me pregunta y le respondo con un simple encogimiento de brazos.

—No es así, está algo estresada —dice Mónica al subirse en el asiento del copiloto.

—Cada vez que organizas salidas está así.

—Ya lo sé, ahora empieza a conducir. Me dormiré un rato, ¿me despiertas cuando estemos por llegar, Eli? —Asiento en respuesta.

Me empiezo a concentrar en lo que veo por la ventana, un bello paisaje junto a un clima increíble. Nunca me cansaré de admirar la vista que me proporciona la carretera al viajar.

—Es una mala copiloto, ¿disfrutas el paisaje?

Sé que me habla a mí, ya que las otras dos están dormidas.

—Tu hermana adora dormir cuando viaja, aun así, la quieres de copiloto. Y sí, disfruto mucho el paisaje. 

—Te dejo disfrutar tranquilamente. 

Lo agradezco internamente, no me gusta que me hablen mientras me concentro en algo. No veo la necesidad de interrumpir algo que es visible, en fin, creo que siempre me van a interrumpir.