CAPÍTULO 7

EJECUCIÓN 

—La próxima quiero que me digas que es eso tan necesario que debes decirme, me has preocupado mucho. 

—Bueno, una disculpa por... 

—No me digas que, ¿otra vez? —era inevitable asustarme si alguien me citaba repentinamente. 

—No, no, tranquila todo está bien, te pedí que vinieras para algo que necesito averiguar. 

—¿Y necesitas de mi ayuda para eso? 

—Mas bien requiero de tu presencia —lo miro con desgana —. Pero que cara, te recuerdo que debes ser recíproca en esta vida, cariño. 

—Al grano, ¿a dónde tengo que ir? 

—A ningún lado en específico. 

—¿Acaso me estás tomando el pelo? Primero dices que requieres de mi presencia, y después dices que no. ¿En qué líos andas metido? 

—En ninguno en realidad, esa pregunta debería ser yo quien te la haga, ¿en qué andas metida, Elianna? 

—¿Por qué me haces esa pregunta? —observo que mira a alguien sobre mi hombro y giro para ver, pero no veo nada en especial —¿A quién miras?  

Sigue concentrado viendo a alguien, puedo verlo porque mira de un lado a otro. Y sigue sin responderme. 

—¿Johan? —muevo mi mano sobre su cara para que me preste atención y lo logro después de unos intentos más —¿Qué ocurre? 

—Espero que no andes en nada raro, no quiero volver a lo mismo y charlas.

—No ando en nada raro, relájate un poco —asiente —. Veo que no me tienes que decir nada en especial y tantos mensajes eran puro drama, reinita. Te veo luego. 

Salgo sin que diga algo más, no quiero que empiece en plan “protector.” 

Al salir de la cafetería decido caminar un poco, no sé con qué paranoias ande en estos momentos Johan, pero no quiero ser parte de ellas. 

—¡Hola! —me encuentro con Esteban. 

—Hola, ¿cómo estás? 

—Bien —suelta un suspiro —, eso creo, ando un poco ajetreado por mi hermana —frunzo el ceño —su cumpleaños, ya sabes, quiere algo un poco común. 

—¡Oh, claro! ¿Necesitas ayuda con eso?  

—La verdad sí, aunque también ustedes le han de estar preparando algo y no quisiera molestar con eso y... 

—Cuentas conmigo, nosotras ya tenemos la mayoría de las cosas organizadas, puedo ayudarte con lo que falte. 

—Muchas gracias, te contactaré luego. 

—De acuerdo. 

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—No vayas a moverte ni atreverte a abrir los ojos —le advertía su hermano mientras le tapaba con un pañuelo la vista. 

—¡Estoy emocionada! —Moni chillaba de la felicidad y también daba saltitos. 

—Quieta, niña. Te mueves demasiado, si no dejas de hacerlo arruinaras todo. 

—Estoy calmada —dice, por último, mientras se deja guiar por su hermano. 

—¿Crees que le guste? —pregunta en susurro Kathy. 

—Lo hará, le va a gustar, usamos la temática que ella adora. 

—Esperemos eso. 

Unos minutos más tarde está abrazándonos a todos una alegre y emocionada Mónica. 

—De ver... de verdad, muchas gracias, chicos —lo dice un poco sollozando. 

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MONI! —gritamos todos al unísono. 

—Ahora otra sorpresa —le hablan los hermanos. 

—Feliz cumpleaños, mi niña. 

—¡Papito! —empieza el momento familiar. 

Me alejo para empezar a comer bocaditos, uno siempre tiene que comer algo si va a una fiesta.  

Me siento en una mesa donde puedo ver un pequeño lago a lo lejos. 

—Si que es hermosa la vista —escucho a Inder hablar, mientras se sienta frente a mí. 

—Así es, buena elección.  

—Tengo buenos gustos. 

—Ya veo. 

—¿Te gusta el paisaje? 

—Sí, es maravilloso, tranquilo y encantador. 

—Soy excelente catador de paisajes. 

—¿Qué dices? —suelto una pequeña risita al responder lo que ha dicho. 

—No me prestes mucha atención, a veces se me vuela la mente. 

—Ok. 

—¿Quisieras ver más de cerca aquel lago? —habla señalando al lago. 

—No quiero abandonar la fiesta. 

Lo que no quieres es abandonar los bocaditos. 

También. 

—Si es por mi hermana ni te preocupes, mírala —la veo conversando amenamente con unos amigos. 

No hay problema si voy un momento, tampoco es que me vaya a quedar por mucho tiempo.