CAPÍTULO 13

FORTALEZA

Estábamos jugando y hasta el momento íbamos ganando, al parecer, y eso me estaba gustando porque tenía cierta emoción al ganar, aparte de ganarle a Stefano tenía en juego la salida con Elianna. Ella misma me lo había dicho antes de empezar. 

—Si llegamos a ganar y lo debemos hacer, puede que al fin acepte la invitación que me propusiste hace tiempo, piénsalo —yo solo pude asentir y sonreír ante lo que había dicho. 

Tampoco es que quisiera perder, sería como darle cuerda a Stefano para fastidiar cada que se diera el caso. 

Por un momento sentí temor, había salido mi hermano, pero seguía teniendo a los de mi equipo. Más que los de mi contrincante. 

—Felicidades —dijo con un enojo notable —debo admitir que tienes un equipo fantástico, Inder. 

—Gracias, Stefano. 

—Esto se podría repetir nuevamente, ¿no lo crees? 

—Por supuesto, espero tener tiempo para esa ocasión. 

—Tranquilo, todo será con tiempo y tal vez venga con refuerzos para la próxima, solo no te vayas a sorprender. 

—Te veo luego —fue lo único que salió de mi boca, sabía que si me quedaba con él diría algo de lo que me iba a lamentar después. Me di media vuelta para seguir a mis amigos. 

—Va a existir otra reunión, no lo olvides. 

—¿Qué es eso? ¿Una advertencia, acaso? 

—Tómalo como quieras, querido. 

No quise prestarle más atención, seguí de largo sin volver a voltearme a verlo. 

—¿Cuándo quieres que sea? 

—¿Dentro de un mes?  

—De acuerdo, esperare por ello. 

—Espera sentado, te lo recomiendo. 

Junto con mi hermana habíamos venido a dejar a Elianna al terminal de autobuses.  

Tendría que esperar un mes para poder ir a comer junto a ella, vamos, eso no es mucho tiempo. Pasará muy rápido este tiempo. 

—¿Quieres ir a comprar algo para ver una peli, hermanito? 

—Solo te pido que no vuelvas a repetir esa película que ya me tiene harto —ella se ríe —hablo enserio, me sé los diálogos. 

—¡Es lo mejor! —la miré mal —Ok, será mi segunda favorita. 

—No, en esta ocasión seré yo quien elija la película. 

—Inder no seas así, hermanito tus películas de acción son aburridas. 

—¿Aburridas, dices? Nada que ver, eres miedosa, te asustas pensando que alguien en cualquier momento muere y no te gusta. 

—Hay muchos disparos, parecen películas del Viejo Oeste. 

—No has dicho nada, hermanita. Hoy veremos una de esas películas. 

—¡Ni papá ve esas películas! 

—¡Papá! —gritamos al unísono. 

—Debemos visitarlo este fin de semana, es su cumpleaños —me dice ella. 

—Hablaré con Esteban. 

—Dirá que sí y nos hará quedar por más días. 

—Yo si me quedo. 

—Claro, todo por la playa. Te has quemado mucho últimamente, deja de hacerlo. 

—De acuerdo, aunque tu debes de acompañarme yendo, te reto a dormir una noche en la playa. 

—¡No! ¿Te has vuelto loco? 

—¿Tienes miedo, pequeñita? 

—No ¿quién dijo miedo? Acepto. 

—¿Vas a llorar? 

—Tengo miedo ¿y si nos roban? 

—No pasará tal cosa, vamos a casa si tanto miedo tienes. 

—Soy valiente, me quedaré. 

¿Se quedó? Claro que no, le pidió a mi hermano que la venga a recoger en la madrugada y nos fuimos los tres, el reto era de los dos. Aunque yo ya lo había hecho antes. 

Con mi papá pasamos un buen rato, quería cocinar todo lo que se le cruzara en mente para nosotros, y en cada comida salía con una nueva anécdota. Me alegraba ver a mi padre sonreír, él era nuestro pilar fundamental, nuestra fortaleza. 

—¿Puedo pasar, hijo? —me encontraba en mi habitación y él llamó a mi puerta. 

—Adelante, no tiene seguro. 

—¿Recordando viejos tiempos? —asentí. 

—Extraño esto, quisiera retroceder el tiempo y congelarlo. 

—Desearía también poder hacer eso, por ustedes y por mí —soltó un suspiro. 

—Me hace falta, la extraño, papá —lo abracé, él me consoló tanto, pero yo rara vez lo podía hacer con él. 

—Te entiendo, recuerda algo hijo —sé lo que venía a continuación.