CAPÍTULO 19

CONTEO REGRESIVO

No me esperaba encontrarme con un cachorro abandonado, en primer lugar. Luego estaba Elianna diciéndome que quería que la llevara a comer, bueno eso era algo que yo le había propuesto anteriormente, y por último que ella se ofreciera ayudarme en cuento al cuidado de Doggy, mi hermana le quiso dar ese nombre. No estaba del todo en contra, en realidad, no soy muy bueno en colocarle nombre a las mascotas, así que me conformé, aunque el cachorro lo había traído yo. 

—Doggy estará bien cuidado en mis manos, puedes estar tranquilo. 

—Lo sé, solo me siento un poco mal por dejarte a cargo de algo que, claramente, es de mi responsabilidad. Ya sabes, no quiero ser una persona que lo único que quiere es ayuda por parte de otras personas cuando lo necesita y poner en aprietos a éstas, ¿me entiendes? 

—Claro que te entiendo, Inder. Te lo vuelvo a repetir, no me molesta en absoluto en ayudarte. ¿Ok? 

—De acuerdo, de nuevo muchas gracias. Te veo luego, si ocurre algo con Doggy—le acaricio la cabeza al perrito que estaba apoyado en mi pierna y me veía un poco ¿sonriente? Tal vez—, me avisas, por favor. 

—Está bien, hasta luego. 

Cierra la puerta y me dirijo a mi auto, no creí que me pasaran tantas cosas en un mismo día, tengo mi cabeza hecho un total lío. Y lo peor era que todo esto no era lo único que me mantenía la mente trabajando. 

Vuelvo a releer el menaje de ese... 

Imbécil. 

Exacto, me digo a mismo, eso es lo que es después de todo. 

Parece que mejoras con el tiempo, querido Inder. 

¿Sabes algo? Apuesto que no, así que te lo diré... muy pronto haré presencia en el lugar en donde vives. ¿Maravilloso? Claro que sí, seguro que deseas volver a verme.

La cuenta regresiva ha empezado, 5, sin sorpresas quiero que me recibas. 

Hasta pronto.  

EMILIANO C. 

Mañana a primera hora debo empezar averiguar qué es lo que se trae entre manos este imbécil, nada bueno. Debo prepararme para cuando esté de regreso, y sobre todo de qué se trata ese número cinco junto al conteo regresivo según él. 

Me recuesto en el respaldar de mi cama, pensando en varias cosas que sé que me quitaran el sueño la mayor cantidad de la noche. 

¿Para qué quiere volver? ¿Qué quiere obtener al venir de vuelta? ¿Por quién viene?  

Con estas preguntas que espero en algún momento tengan una respuesta logro conciliar el sueño, un poco tarde; sin embargo, lo logro. 

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El reloj no marcaba aún las siete de la mañana y yo ya me encontraba despierto, lo poco que logré dormir espero me sirva de algo para mantenerme bien el resto del día. 

¿Por qué pensé que ya no podía volver a dormir? Lo hice. Al volver a despertarme lo primero que hice fue revisar la hora, faltaba nada para el medio día y yo ni siquiera he desayunado. y me he levantado súper rápido, incluso casi me caigo de la cama al levantarme.  

Me puse en pie y corría por todo el departamento, parecía un completo loco. Buscaba muchas cosas en un momento y al otro me preguntaba ¿qué era lo que buscaba? 

Después de todo el relajo que dejé en mi departamento, me dirigí donde todas las preguntas y dudas se despejarían, o espero.

—Claro, te espero aquí mañana —me hizo un ademán para que pase, mientras él seguía conversando por teléfono. 

Espero alrededor de unos cinco minutos y se acercó 

—Muy bien, hasta luego —dio un largo suspiro y me saludó. 

—Es un milagro tenerte por aquí, permíteme decirte que me he sorprendido cuando has llamado a mi puerta. Hace mucho tiempo que no te veo y la última vez que lo hice fue por algo grave que recurriste para este lugar y tengo leves sospechas que es por esa misma razón por la que hoy estás aquí.  Cuéntame. 

—Estás en lo cierto, Emiliano me ha mandado últimamente unas advertencias. Sé que puedo confiar en ti como lo hice anteriormente y espero que me puedas ayudar. 

—Por supuesto, me he enterado de que el muy idiota anda de presumido. Dice que va a venir a cobrarse todo lo que sus examigos le hicieron en el pasado.  

—¡Me estoy volviendo loco! Créemelo —le extiendo alguna de las cosas que me ha hecho llegar. 

—¡Vaya! El loco al parecer es él, no tú. 

Se fijó en algunas cosas y tenía una cara que no podía descifrarla muy bien. 

Estar en este lugar no me trae buenos recuerdos que digamos, con mi amigo los tengo, con el lugar no.