CAPÍTULO 23

MIEDO

Tenía hambre y ver una serie sin comer algo, no era algo que podía hacer. 

Supongo que aún tenemos uno que otro snack... ¡Dios! Casi ya no hay nada que comer, encontré unas papas y con eso me conformo. 

Iba a salir de la cocina cuando escucho unos pasos, ¿no se supone que ya deben estar durmiendo las chicas? Al regresar de la fiesta no quisieron dormir, prefirieron pasar el rato por ahí. Yo si que tenía sueño, en estos momentos deben estar durmiendo por el sueño acumulado, eso creo. 

Cogí el rodillo para golpear si era algún intruso. Cuando escuché más cerca los pasos, me escondí al lado del refrigerador y alcé el rodillo para golpear y no alcancé hacer nada porque sentí que lo alcanzaron a agarrar 

—¡Cuidado! 

—¿Qué haces aquí? 

—Era tarde y mi hermano no quiso que me vaya. 

—¿Y qué haces merodeando por aquí? —lo sé, es casa de sus padres, no debí decir eso. Eso no quitaba de que fuera muy tarde y ya “todos” debamos estar en nuestras habitaciones. 

—Bueno yo... ¿Tú también qué haces aquí? 

—Te recuerdo que yo también me estoy quedando aquí, sabes que, hasta mañana. Por favor no andes por ahí espantando a la gente. Puede que a la próxima si alcance a darte con el rodillo. 

—¿Quisieras volver a tenerme por este lugar y a estas horas? 

—La verdad, no. Te veo luego. 

Iba subiendo a mi habitación cuando volvió a hablar 

—Qué llevas ahí? 

—Snack de papas. 

—¿Papas? Me convidas? Por favor 

—¡Alto! —Me detuve al pie de la puerta —Tú debes quedarte en el otro extremo, ¿no es por allá tu habitación? 

—Y no me vas a dar papas?  

—No, son mías. Lo siento querido, pero consíguete las tuyas. 

—¡Puf! Espera, no me cierres la puerta en la cara. 

—¿Qué quieres?  

—No me invitas a pasar? 

—Para qué o qué? 

—Pues... ¿Qué harás? —me estaba cansando un poco con tanta preguntadera de su parte. 

—Veré una película. 

—¡Genial! Tenía ganas de verme una peli también.  

—¡Genial! Pues anda a verla, que yo haré lo mismo. 

—¿Qué te cuesta? ¿Te molesta mi compañía, preciosa? 

—Inder, me molesta que hables y hables, te dejaré pasar con la única condición de que dejes de hablar 

Era una película de terror lo que iba a ver, no es que me diera mucho miedo. Una compañía no me haría mal, aunque estas películas últimamente me daba más coraje que miedo, no me transmitían el “miedo” que prometen tanto. 

—Lo prometo, con permiso. 

Entró y se acomodó en el sofá.  

—Estaba tan concentrada viendo la peli, cuando siento que me agarra del brazo. 

—¿Qué ocurre? ¿Tienes miedo? —le pregunté en un tono divertido.  

—¿Yo? Para nada, solo que lo hice por ti. Ya sabes, si te da miedo recuerda que estoy aquí. 

—Ok, lo recordaré, tú también recuérdalo. —sabía que estaba aquí, empezando porque ya casi no había papas en el bol. 

—Lo haré, no tengo miedo en todo caso. 

Era el momento en el que aparecía la acción paranormal,  y gritó. 

—¡No puede ser! —tuve que pausar la película. 

—Oye, fue suficiente. Acabas de gritar y tal vez despertaste a los chicos. 

—¿Qué ocurre Eli? Hermano, ¿qué haces aquí? —Sabía que la despertaría porque ella ocupa la habitación ocurre lado derecho.  

—¿Qué fue ese grito?, ¿qué haces en este lugar? —Kathy ocupa la habitación del lado izquierdo, era más que obvio que ambas sentirían el grito. 

—Hermano es hora que vayas a dormir y que nosotras hagamos lo mismo, bye. 

—Espera, Mónica —seguí escuchando a las chicas hablar en el pasillo. 

—Lo siento, no quise causarte problemas. 

—Deberías disculparte con Kathy, es ella quien está más molesta. Por mí no te preocupes —no aguante más y reí. —, lo siento, es que eres un miedoso. 

—No lo soy —si claro, como no —abrí la puerta para que saliera —.Descansa y espero que no tengas pesadillas. 

—Gracias, espero que tampoco las tengas. 

Lo que menos espero es tener pesadillas, con lo que le pasó a él cualquier clase de miedo que pudo haber surgido en mí se fue tan rápido como vino. 

Aún después de que se haya ido y yo terminara de ver la película —porque lo hice— aún me recordaba del susto que se dio Inder.  

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