CHAPITRE 28...
Ashton...
Internamente mi ser estaba vuelto un huracán, pero, aún Steven era lo demasiado manso para darse cuenta de que yo estaba totalmente celoso de su manera de tratar a Alexa.
Pues, mi corazón estaba siendo presionado por obviar aquello.
-Miles de gracias, aun así-
Pero... la historia de su madre me caía como balde de agua fría.
Y es que en la vida no se podía andar por ahí feliz sin más, no podrías no tener problemas, porque, era cuando más llegaban, era la prueba que la vida te daba, para ver cuánto podías resistir, era la típica jugada de la vida: ¿Qué tanto puedes resistir?
Aun así, este chico... este chico, sonreía, caminaba, miraba con paz, sin guerra, sin tristeza, trabajaba, aún en medio de su pobreza.
La señora sufría de cáncer de colon, aun así, le pedía a su hijo que sonriera, aun así, ella aceptaba su situación como un abrazo de la muerte, como si fuera algo de lo cual no tendría que tener importancia.
Mi corazón se doblegaba a su manera de vivir, porque aún mi madre, jamás podría ser así.
Ellos no tenían el suficiente dinero y él trabajaba para lograr pagar aquello, pero, ni con el sudor de su frente podrá pagar una cirugía de tal magnitud.
- ¡Alexa, un correo! -
¿sería por eso que ella estaba con él así tan unida?
Conocía a la perfección a Alexa, conocía a la perfección que prefería hacer feliz los demás que a ella.
Su corazón era tan inmenso.
-Por cierto, soy Steven Manchester-
- ¿Manchester?... gran apellido-
Masculle.
-Gracias señor-
Pero aun así la alergia volvía al mismo lugar.
¿Quién era él?
Y es que no podía sacar conclusiones, desapercibidas, primero debía investigar.
-Y... Steven, ¿cuál es tu relación con la señorita Collins? -
-Oh, es mi novia-
Han oído ese rumor urbano que cuando le clavas una estaca en el corazón del vampiro, este automáticamente se incinera en el acto, como si esto fuese fuego, que empieza a gritar hasta mas no poder, pero, es imposible quitarle el dolor porque el fuego de la plata empieza a recorrerle el cuerpo sin parar.
¿Si?
Porque eso era lo que ocurría ahora mismo, mi piel se estaba erizando, mis ojos empezaron a arder, respirando hondamente y desviando mi mirada, chasqueé la lengua y metí mis manos en los bolsillos de mi abrigo.
Maldito Afortunado.
- ¿Hace cuánto? -
Y es que, era increíble, YO era increíble.
Volvía y enterraba más la estaca.
-Oh, pues, como hace seis meses-
- ¿Nada más? -
Y mi sarcasmo era lo único que no se había arruinado.
-Llevamos una relación muy linda, ella es perfecta-
¡Puedes creerme... LO SÉ!
- ¿Han salido? -
-Hemos ido al cine, nadado en piscinas, hemos ido a museos... oh... recuerdo que una vez fuimos a ver una película de terror, para ella verdaderamente fue su primera película de terror-
¡TERROR!
Este tipo estaba demente.
Y aun así mi mente iba más adelantada que él, pues podía imaginarlos a la luz del cine, con palomitas, tomados de la mano... abrazados... mirándose... pasando su maldito brazo sobre ella... protegiéndola.
-Joven Manchester, estoy esperando a que me atienda-
Parpadeé unas cuantas veces y fruncí mi ceño en cuanto una mujer de avanzada edad apareció en mi campo visual.
-Oh, lo siento, señora Gardner-
-Lo siento, nada jovencito, muévase-
Que mujer más impaciente.
-Fue un placer conocerlo señor Ashton Clark-
Fue un apretón de manos el cual se llevó mi resentimiento, queriendo matar a este tipo, cometiendo pecados en mi mente.
Bufé con desdén y entorné mis ojos a mi alrededor.
No obstante, mi visión se vio perturbada por ella quien caminaba en mi dirección.
Ella sonreía, ella movía sus labios sin parar, eran como sinfonías que resonaban en mi corazón, sanándolo de manera lenta y hermosa y deseaba con todo mi corazón que ella pudiera ver cómo me sentía, cuanto la quería, que cuando su ausencia estaba las horas era malditamente martillantes, que pasaban lentas y sin emoción, pero, en cuanto ella aparecía por esa puerta mi corazón daba un vuelco, de pronto el sol irradiaba de manera deslumbrante.
Sus ojos combinaban a la perfección con su sonrisa, como si de un ángel se tratase.
-Entonces, hasta aquí llegas-
Contuve mi respiración, sonreí notoriamente y negué con la cabeza suspirando nerviosamente.
-Me gustaría llevarte hasta tu habitación, no quisiera que te pasase nada-
-no me pasara nada Ashton, ya estoy aquí-
Negué con la cabeza, ella simplemente suspiro y sonrió bajando su cabeza, levantando su mirada y mordiendo su labio inferior.
Mierda, si supiera cuan loco me volvía, si supiera que cada noche dormía pensando en ella y teniendo mi corazón apartado, completamente para ella.