Destiny Moonlight- Destinados

Destiné

CHAPITRE 31...

El tiempo, en todos sus aspectos, es uno de los elementos importantes en cualquier novela. A diferencia de las artes estáticas, como la fotografía o la pintura, la literatura narra escenas desarrollando acciones a través del tiempo. Para ello creamos el tiempo literario y lo utilizamos a nuestro antojo.

Manipulamos los segundos, los días, los años, los siglos, adelantando y atrasando el reloj según nuestra conveniencia.

Era así... así de simple, los escritores tenían ese poder, tenían ese don... para adelantar y atrasar el tiempo, para realizar las cosas sin ser cuestionados, sin ser manipulados, solo debían dejar que sus dedos y su historia fluyera como quisiera, como su corazón dictara.

Tenía posibilidades inimaginables, porque, para las historias no existían limites, para el amor nada era imposible y para los sueños, no había quien lo detuviera.

Las clases del señor Magnus de alguna manera si eran... algo interesantes, puesto que era un escritor, al igual que sus estudiantes, sus sueños, sencillamente era desconocidos, pero, si tenía una meta, su meta era... crear a los futuros escritores de los cuales todos hablarían.

Compartía las clases diariamente con Emily Thompson, mejor conocida como la hija del presidente de las tiendas con más estilo en todo Nueva York.

Sin embargo, además de ser una loca por la moda, Emily anhelaba ser una escritora, por lo que entrar a esta universidad le costó sencillamente diez mil dólares, su tez morena y sus labios resaltantemente rojos, hacían relucir aún más su belleza, junto a sus rizos que caía en hermosos girones cafés y mechones rubios.

-Alexa-

Pero de un tiempo para acá mi cabeza no lograba masticar o reparar en las enseñanzas de ningún profesor.

-Alexa-

Un codazo fue el acompañamiento del llamado de Emily Thompson, por un momento parpadeé y fruncí mi ceño, sintiendo un enorme calambre en mi brazo que había ignorado por mucho tiempo, pues, la marca roja de mi mano mostraba claramente un largo lapso en el que estuvo pegada a mi cara.

- ¿Qué? -

Cuestione una vez.

-El profesor...-

Dijo simplemente, desviando sus ojos y dando señales de alerta.

-Señorita Collins-

Oh no, no por favor.

-Sí, profesor Magnus-

Masculle cerrando mis ojos y frotándolos con mis dedos índice.

-Podría dar un leve resumen de lo que acabo de decir-

Claro que podía hacerlo... sin embargo, no sabía de qué exactamente.

Simplemente me perdí en cuanto dijo "Tiempo" en cuanto definió esa palabra, desapareció del mundo y me ubiqué en mi mente.

-Por supuesto... yo-

Pero otro codazo fue suficiente para que la respuesta se estampará en mi rostro.

Emily Thompson había hecho un claro resumen de lo que había descrito el profesor Magnus.

Y gracias a eso y una rápida leída pude hacer mi propio resumen.

-El tiempo de la historia es el lapso temporal en el que transcurren los hechos, desde el principio hasta el fin. Por ejemplo, en la novela El médico, Noah Gordon cuenta la historia de Rob Cole durante prácticamente toda su vida. Sin embargo, en Ulises, James Joyce cuenta lo sucedido a Leopold Bloom en un solo día-

Recite desviando seguidamente mi mirada y cruzando de vez en cuando entre mis dedos el lápiz.

Aun así, el profesor Magnus parecía insatisfecho.

-Está bien... para ser una respuesta de un chico de secundaria, Collins-

-Lo siento-

Murmure en condolencia sintiéndome la burla del salón.

-Preste atención, Collins-

Fue el tiempo en el que el profesor Magnus se desconectó por completo de mí y se dedicó a seguir su clase, dando a entender que no valía la pena seguir regañando cuando debía enseñar.

Una mirada de compresión recibí de parte de Emily mientras se limitaba a estirar aún más su libreta.

-Escríbelo-

-Gracias Emily-

-No hay de qué, pero, chica, debes dejar de perderte por tanto tiempo, últimamente lo haces mucho-

-Si... ¿Por cuánto tiempo fue esta vez? -

Levanto su mirada y entrecerró sus ojos como si calculara lo que realmente debía ser y no se limitara a inventar.

-Tal vez unos diez minutos-

- ¡¿Estas de broma?!-

-No, literalmente-

-Pero, la clase dura solo veinte minutos-

-Los cinco minutos primeros, estuviste aquí, pero, después...-

Cerré mis ojos y tiré mi cabeza hacia atrás, frunciendo mis labios.

Pues sabía que esto de ser una Universitaria con problemas amorosos no era lo mío, no lo era.

No era sencillamente lo mío.

Pero, en cuanto el timbre sonó recogí mis cosas y suspiré pesadamente.

-Por cierto, me han dicho que serás la entrevistadora del príncipe empresario-

Y sabía qué pensarían:

Otra chica enamorada de Ashton, otra arpía, pues en este caso, no lo era, porque tanto como Emily y el resto del mundo.

Decían lo misterioso y egocéntrico que era Ashton, que se la tiraba de mucho con sus secretos, queriendo tener la atención que muchas chicas le dan.




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