CHAPITRE 39...
No obstante, no podía negarle al mundo que siguiera su rumbo, ni prohibirle el ruido, tan maldito que hacía.
Así que en cuanto quise dar mi primer beso, el rigntone de entrada de llamada, sonó indicando que alguien deliberadamente interrumpió nuestro primer momento y que requería de mi atención, aunque, era increíble como esa resonancia resaltaba hasta la sala, aunque residiera en mi cuarto.
Fue entonces cuando deserte de su toque e ignore el enorme sofoco que en mi empezaba a notarse, desvié mi mirada y me limite a suspirar pesadamente.
-Debo terminar algo del trabajo-
Mascullo con un nudo en la garganta y acicalando su nariz, me limite a asentir y mirar a la calle con un nudo en el estómago, sintiéndome estúpida por no seguir lo que verdaderamente quería, deseaba, anhelaba.
-Yo debo contestar-
Musite una vez escuchando el incesante ruidillo del teléfono.
Y era claro, no quería irme, sin embargo, tuve que hacerlo e inconscientemente hice camino imaginario hacia mi cuarto, sintiendo la expectante mirada de Ashton y en aquella noche por primera vez, pude escuchar el corazón de Ashton, pude escuchar su verdadero anhelo y lo que de verdad habría querido que sucediera.
Con un suspiro frustrante, oí como caminaba en un sentido que no era el mío.
Masculle maldiciones contra el universo y contra la persona que osaba a llamarme a estas horas de la noche.
Bufe con impaciencia y me limite a desviar mi mirada, tomar mi celular y contestar sin ver siquiera de quien se trataba.
- ¿Quién allá? -
Musite con odio.
-Cariño, ¿has tenido un mal día? –
Titubee un segundo tratando de no sonar como lagartija miedosa.
-No quiero que me llames...-
Masculle con desdén.
Pue solía hacerlo cuando estaba enfadada o cuando tenía miedo.
-Solo me preocupo por ti-
- ¿Quién eres? Si tanto te preocupas ¿quién rayos eres? -
Exclame con exasperación, consciente de mi nudo en la garganta y de mi infame ira que se asomaba por las hebras de mi cabello.
-Pronto nos conoceremos cariño-
Y sin más corto, corto como si le hubiera dicho "adiós"
Cuando lo único que quería era respuestas y que me dejara en paz.
Estrelle el celular contra la cama, dando este, rebotes lejos de mí.
Duramente concebí el sueño aquella noche, sintiéndome inciertamente atormentad, limitándome a mirar a la calle, con un abrigo de lana encima de manera mangajo, como si fuera una maldita pordiosera en medio de un cuarto del hotel Heavens, tirada en el suelo, admirado con desprecio la ciudad.
Reparando en cada tono de voz de esa mujer, tratando de recobrar la memoria y saber de quien se trataba, pero, aun así, no lo concebía.
Pero, no lograba mostrarla en ninguna imagen.
Y cuando llegaron las doce y media de la noche, mis ojos permanecían inconscientemente despiertos, viendo aun así la calle, ahora media vacía, pero, mi cerebro se limitaba a seguir pensando en la voz.
Bufaba muy notoriamente sentada de forma india, con mis manos cruzadas bajo mi pecho.
En silencio.
No obstante, en medio de aquella noche, la puerta de mi habitación chilló, alertando completamente mi ser, mi piel se erizo y mis pies inconscientemente se levantaron girándome en mi propio entorno.
Percibí a duras penas una silueta, una silueta que para nada se parecía a una mujer, sin embargo, se quedó allí parado observándome y yo a él, tragué fuerte y di un paso, cuando por fin salí de mi radio.
-Alexa, ¿Qué haces despierta? -
Y finalmente había reparado en que no me encontraba en mi apartamento y que de hecho no estaba sola, para nada, repare en que había dos guardaespaldas, abajo del edificio, custodiando, que me encontraba en el apartamento de Ashton Clark y que hace menos de cinco horas, casi me besaba con él, sin pensar en que realmente tenía un novio, llamado Steven Manchester, que posiblemente estaba teniendo problemas con su madre y sencillamente yo estaba lejos de él con un chico de mi pasado.
Que sencillamente no lograba olvidar.
-Yo... solo pensaba-
Masculle.
- ¿pensar? Alexa son las doce de la noche-
-Puedo pensar-
Si, así de evasiva era... Toda una experta.
Rio por lo bajo y negó con la cabeza, percibí en las penumbras como sacudía su melena y negaba con la cabeza.
-Claramente, Collins-
Desvié mi mirada siendo consciente de que él me podía ver perfectamente por la luz de la ciudad, sin embargo, yo estaba en desventaja, no podía verle yo a él tan bien que digamos.
- ¿Qué haces aquí? -
Pregunte finalmente tosiendo por lo bajo y apoyándome penosamente a la vidriera.
-Yo solo...-
Suspiro vagamente y pude notar como se apoyaba en la pared.
-Estaba preocupado por ti, Collins-
- ¿Por qué? -
Se me hizo un nudo en la garganta en cuanto lo escuche con severidad.
Dios, enserio escucho mi conversación con aquella mujer.
-No lo sé, por lo de antes, lo del... casi beso-
Ah... eso... si... que directo.
Sentí como se me volvía a erizar la piel y como mi corazón se apretujaba por un momento.