CHAPITRE 49
Dante había quedado satisfecho con la simple respuesta que había emitido después de que este me lanzase su tortuosa pregunta.
- ¿Sientes algo por él? -
Esa pregunta me había caído como balde de agua fría, podría admitir inclusive que me erizo la piel a tal punto que no podía siquiera mirarle a los ojos, pero, lo más increíble que sucedió fue que no respondí simplemente le sonreí, con mi cabeza baja y recordé vagamente nuestro momento en las penumbras de él apartamento de Ashton.
Y podía volver a sentir ese éxtasis que en ese entonces se había acorralado en mi corazón…
Solo quería sentir sus labios... sobre los míos, en esa noche tan esplendida a la luz de la luna y las luces de Nueva York... anhelaba apreciar sus ojos tormentosos más de cerca de lo que alguna vez pude estar, quería experimentar eso que sucedía en las novelas, en las historias de romanticismo, eso que narraban lo escritores con tanta dedicación, ese éxtasis que llenaba tu corazón y que, hacia palpitarlo con fuerza, esos deseos inicuos y atormentantes que anhelaban ser cumplidos.
Y en el ahogado ruido de la ciudad finalmente susurre su nombre:
-Ashton-
Y fue entonces cuando el cielo destello, destello como nunca y justo cuando nadie más lo vio, el giro su rostro y sonrió de lado, mirándome con dulzura.
- ¿Sucede algo? -
- ¿Crees en el destino? -
Suspiro pesadamente y paso una mano por su cabeza.
-Creo... que el destino no es exactamente solo una palabra, sino que es una persona en sí, todos tenemos un destino, alguna vez llega a nuestra vida y puede que desaparezca, pero, de alguna forma un imán imaginario volverá a unirlo para nunca más despegarlos, así que sí, Collins, creo ciegamente en el destino, creo en ti-
Podía decir ciegamente que un futuro sin Ashton Clark era exactamente volver a ser como antes, creo que una de las razones para salir de ese hoyo tan profundo fue por él…
Corrijo…
Él fue la razón por la que cambié, cada amistad que hice, cada hecho que aprendí, cada dolor que cubrió, cada cosa, él lo cubrió…
Y finalmente con una sonrisa, descubrí mi rostro a Dante y mascullé un tímido, pero anhelado:
“SI”
Leonard Dior, como recién había descubierto que mi estilista se llamaba, se había propagado por todo Nueva York con su nueva línea de ropa que había iniciado con mi asistencia en la gran fiesta de Maxon Clark, algo que usualmente no hacía voluntariamente.
Sostenía mis pechos a medida que Leonard se limitaba a cerrar el cierre de su nuevo vestido, probablemente pensaría que usándolo yo, la popularidad del vestido crecería como el anterior.
Aunque debía admitirlo, era maravilloso, sin embargo, tanto los ojos de Leonard como los míos reflejaban el claro concepto de que este vestido no era para mí, no era la contextura apropiada para este.
No obstante, no fui lo suficientemente valiente para decirle a Leonard.
El vestido celestino y formidablemente esponjoso y principesca no era exactamente lo que yo llamaría… Mi estilo.
Con su estilo escote y sus piedrecillas adornándolo con ligeros retoques daba la impresión de ser extremadamente costoso… más que un vestido de quince años.
Finalmente fui descubierta ante todos, difícilmente hallaba ver mis pies entre este vestido tan esponjoso y sus interminables largas telas de un suave algodón.
- ¿ligero no? -
Bethany provocó mi mirada con una sonrisa de lado y una ceja alzada.
-Tanto como para correr en un campo-
Musite por lo bajo haciendo mueca de sonrisa, recibiendo de ella una casi idéntica.
-Jóvenes, les presento… uno de los vestidos de mi nueva colección dos mil dieciocho-
-¡¡POR FIN!!, mujeres que no sean mi hermana en vestido-
Sonrió de lado y apoyo su antebrazo derecho en su rodilla, sonriendo traviesamente, provocando un instantáneo rubor en mis mejillas.
-No exageres Calvin-
Masculle desviando mi mirada.
Cabía decir, que, esperaba un comentario de Clarissa, algo que la hiciese sobresalir, sin embargo, ella se mantuvo callada en todo momento, no hizo comentario alguno, no hizo mueca alguna, sencillamente mantenía su cabeza gacha.
-Clarissa-
Y sencillamente me salió involuntariamente, parpadeé nerviosamente y reprimí mi segunda llamada.
-Sí, seguro de mi seguidora número uno, quisiera tu opinión… no me digas que quedaste totalmente en shock con mi vestido-
Y cuando por fin descubrió que la atención estaba en ella, parpadeo exactamente cinco veces, mirando un instante a su hermano y luego desviando la mirada hacia mí.
Su cabello había ocultado sus ojos verdosos, sus labios se mantenía entre abiertos, como, como si su mente hubiese quedado completamente en blanco.
- ¿Te aparece lindo? -