CHAPITRE 63
Había mantenido un perfil bajo desde que llegue.
Casi podía sentirme tan atrapada como antes, cuando estaba en el instituto con un montón de personas conocidas a mi alrededor, más ninguna que pudiese reconocerme o prestarme atención, solo que esta vez, no eran compañeros, no eran personas que desconociera...
Era mi familia, la que estaba a mi alrededor y aun así estaban irreconocibles, es decir, siempre eran así, pero, tenía la esperanza de que, luciendo como ellos, tal vez y solo tal vez, me miraran con aprobación y no con desdicha.
-Dante, arréglate esa corbata, pareces un borracho-
Claramente con la corbata a unos cinco centímetros de apretar su cuello, era actitud de un ebrio decadente.
Claramente.
-Madre, es demasiado, además estoy nervioso-
- ¿Nervioso? No deberías tener nervios un empresario debe ser objetivo y no dudoso-
Regaño el señor Lovegood, con una ceja alzada y un tono autoritario, arreglándose las mangas de su camisa.
Si me ponían a decidir entre mi tía Adeline y mi tío Lovegood... a quien odiara más... definitivamente seria él.
Lovegood es un ser despiadado, igual que su hijo al cual educo el al cien por ciento, Demons Lovegood, era el Rey empresario, pero, el más arrogante, nazista, pulcro, serio, sin sentimientos, calculador y millonario de Nueva York.
Demons, era fácilmente el hijo del diablo.
A comparación de su hermano, Dante.
-Saldrán en veinte minutos-
Las cortinas a unos metros se removían al mismo tiempo que Adeline se giraba en su torno con el ceño levemente fruncido.
Canoso con unos ojos color verde esmeralda, en una camisa blanca y pantalón de seda, se presentaba un señor de unos cuarenta y cinco años, con cierto rastro de trasnocho en sus ojeras.
-Demons no ha llegado, no podemos salir sin él-
Tía Adeline manoseaba el saco de su hijo con cierto enfado.
No podía hacer eso con el tío Lovegood, el tío Lovegood era del tipo posesivo, lo sabía, aunque mi tía dijera lo contrario, aunque lo defendiera siempre, sabía que algo en ese matrimonio no cuadraba, el hecho de que nunca dejara que lo tomara de la mano, que no reía con ella, ni la miraba, no comentaban nada.
Era un matrimonio frio y recto, no habían rumores ni del uno ni del otro, era algo como... la raíz de dos grades empresarios, pero, nada más, no había historia de amor...
Pues, hasta donde se... era un matrimonio arreglado.
-Pero, señora Lovegood, no podemos esperar más-
-No me importa lo que deban hacer, Fernando, pero, nosotros no saldremos sin...-
El escalofrió invadió mi espalda, estando atenta a mi tía Adeline, no había estado pendiente de mi parte trasera, pronto mis vellos del brazo y pierna se erizaron a tal manera que sentía que mi propio corazón estaba siendo abrazado con algo frío.
Sabía que no podía ser nadie más, nadie más que él, sabía que el temor que este tipo sembraba era único.
-Demons, hijo, ¿dónde se supone que estabas? –
Y era como si estuviera bajo una presión fuerte, el hecho de que Demons apareciese y el aire pronto se tornara totalmente tétrico.
-Estaba arreglando algunos apuntes-
Dijo.
Y aunque todos estuvieren mirando a Demons, yo permanecía totalmente petrificada en mi lugar.
-Si cariño, pero, esto es más importante, es la familia-
Fruncí mi ceño exageradamente permaneciendo como estatua bajo el hechizo de medusa.
-Tengo prioridades, Madre-
-La familia...-
-Es un simple artificio-
-Saldrán en cinco-
Nuevamente el hombre alrededor de cuarenta y cinco años, apareció alarmado, pero, cuando vio a Demons trago fuerte y desvió su mirada.
-Ya tenemos todo listo, saldrán en pareja-
Indico este con alarde.
-La señora Adeline Lovegood con el señor Dorians Lovegood y la señorita...-Miro su carpeta y luego dirigió su mirada hacia mí- señorita Alexa Collins, portadora de las llaves de la empresa ira con el joven Demons Lovegood-
-Protesto-
Inmediatamente alce la mano como robot directo, asustada por el resultado.
Y lo único que dije fue: Protesto.... Que absurdo, pero, objetivo.
- ¿Disculpe? -
-Que... ¿no podría ir con Dante? Es decir, él va a ser el futuro empresario, no Demons-
-Si señorita, Collins, pero, como antes dijo el joven Dante es el que recibirá las llaves, por lo tanto, debe verse ante los demás empresarios como alguien con potestad suficiente, impotente y serio, sin necesidad de nadie a su lado-
Con mi ceño fruncido y la cabeza ladeada, interrogue de forma indirecta al señor.
- ¿Qué? -
-Alexa, son los periodistas, ¿está bien? Ellos son los que sacan esas conclusiones y sí, señor Betancourt me parece bien-
¿Bien?
Iba a morir.
Ni siquiera me había inmutado en mirar a Demons que estaba al otro lado de la habitación en la que nos encontrábamos previos a nuestras presentaciones ante la sociedad alta.
- ¿Nerviosa? -