Capítulo 7• La chica misteriosa

PASILLOS DE PALACIO

LADO ESTE

Una persona desesperada y al borde del colapso no suele pensar de manera coherente, mucho menos cuando es miedosa y su vida está en juego. Tirar la toalla es la reacción más común a ésto, pero hay quienes cuyo instinto humano de supervivencia los motiva a luchar, haciendo acopio de todo lo que esté en su poder para superar su propio deseo de rendirse.

Toovin, luchando contra ese deseo, corría sin parar, abriendo cada puerta que se cruzara en su camino. Había estado buscando por todos los alrededores del jardín y lo único que consiguió allí fue acabar sin aire, así que decidió buscar en el interior del palacio. Tal vez, Su Alteza el príncipe logró bajar de Arley y se encontraba plácidamente dormido en su habitación.

Eso fue lo que pensó al principio, pero todas sus ideas se vieron destruidas cuando al ir a la habitación del chico lo único que encontró fue a una de las mucamas, preguntó a ella, aún esperanzado, si por casualidad había visto al príncipe, no obstante, ésta le respondió con un rotundo no que casi logra desmotivarlo por completo. De camino allí también se enteró de algo sumamente preocupante.

La desaparición de Su Alteza, la princesa.

Pierden a la princesa y ahora él había perdido al príncipe. Aquello no podía pintar peor, la ira de Su Majestad sería su condena, ¿Para qué se esforzaba tanto si de todas formas iba a morir?

Toovin Wiliams.

Edad: ¿?

Pasatiempo: Dormir.

Le aterran las confrontaciones.

Las galletas de arándanos son sus favoritas.

Experto en ser pesimista.

Cuando estaba a punto de darse por vencido, su cara impactó con algo duro, provocando que cayera con fuerza al suelo. Gimió, dolorido, maldiciendo al aire. ¿Habían construido una pared nueva o algo?

~ ¿Qué fue lo que...? ~

Alzó la vista, encontrándose con el centro de todas sus angustias en ese momento. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue que el pecho del chico frente a él debía ser de acero, ¿Cómo era posible que él hubiera rebotado de forma tan lamentable contra el suelo y el otro parecía no haberse movido un centímetro? Tampoco es que fuera tan fuerte como para derribar a alguien, pero, aún así. Estaba corriendo a máxima velocidad (la suya al menos) y chocó contra su cuerpo, pero él ni se inmutó.

Más importante aún...

~ Ya... ~

Toovin sintió sus ojos escocer.

~ Ya no voy a morir. ~

Valentín, alzando una ceja, lo observaba desde arriba con desconcierto. Llevaba algunos minutos caminando por aquellos interminables pasillos sin tener idea a adónde se dirigía, ni siquiera recordaba el camino a su habitación. Luego, vió a Toovin a lo lejos, lo llamó, pero éste lo ignoró por completo, demasiado ocupado mirando a su alrededor.

- ¿Qué rayos te sucede, Boobin? Me paré justo enfrente para me prestases atención e igual, ¿No me viste? - inquirió el chico - ¿Estás bien? ¿Tan fuerte fue el golpe como para llorar?

Valentín, sintiéndose culpable, extendió su mano para ayudarlo a levantarse.

~ ¿Se lastimó? ~

Toovin, cubriéndose la cara con ambas manos, retrocedió, arrastrándose hacía atrás en el suelo. Ese día estaba siendo demasiado. Para él, su ansiedad, y su poca resistencia a situaciones complicadas. No le sorprendía que hubiera acabado por derrumbarse, pero...

~ ¿Por qué frente al príncipe? ~

~ ¿Justo vas a llorar cuando alguien te está mirando? ~

Pensó en lo patético que debía lucir en ese momento y en lo mucho que se burlaria Su Alteza de lo ridículo que era por llorar de esa forma frente a otros siendo un adulto. Intentó con todas sus fuerzas detener las lágrimas, pero, contrario a sus intenciones, éstas sólo se incrementaron al igual que la presión en su pecho. Le faltaba el aire y todo a su alrededor parecía encogerse, amenazando con aplastarlo.

~ Está pasando de nuevo. ~

~ Que vergüenza... ~

Valentín se arrodilló a su altura, sujetando las manos del muchacho que temblaba en el suelo.