Destinysouls (borrador)

Capitulo 8• ZEN

-Su Alteza. Su Majestad se encuentra muy ocupado en este momento, le ruego que se retire. El rey no recibirá a nadie - se oyó la voz temblorosa del otro lado de la madera. Kai alzó apenas los ojos del papel en sus manos, ¿Y ahora qué?

La puerta se abrió de golpe, provocando un fuerte ruido al chocar con la pared. Un joven, rojo de la ira, hizo acto de presencia.

El colmo. Era el colmo.

Había una persona en su vida de la que era responsable, se sentía responsable y sabía que debía serlo. Desde que tenía memoria la había protegido, siempre. Su confidente, su mejor amiga, era, literalmente, su hermana. No podía estar más agradecido por eso, llegó a pensar más de una vez que probablemente ninguno de los dos habría sobrevivido sin el otro. Ella le contaba todo y él a su vez podía permitirse ser un poco más sincero de lo que era con el resto, y, a pesar de la diferencia de edad, no existía ese muro de superioridad en su relación.

Ahora, al parecer, esa persona tan importante para él estaba en peligro. O no. No tenía idea de qué carajos estaba ocurriendo, cosa que lo enfurecía todavía más. Es decir, era su maldito hermano, ¿Es que nadie pensaba decirle nada?

- ¿Dónde está Cassie? - su voz, siendo apenas algo más que un gruñido, estaba llena de rabia. Rabia dirigida por completo al hombre frente a él. Estaba tan enojado que sentía que si no gritaba, golpeaba o hacía algo para descargarse, explotaría.

Kai se mantuvo en silencio unos instantes, su expresión no desvelaba nada de lo que surcaba sus pensamientos. No parecía turbado por la presencia de Valentín, tampoco parecía molestarle la manera tan grosera en la que había irrumpido en su espacio, ni mucho menos angustiado por su estado de cólera. No parecía <<sentir>> algo en lo absoluto.

-Estoy más que seguro - habló al fin, con tono sereno - Que te comunicaron en la puerta que no puedo permitirme atender a nadie en éstos momentos.

- ¿Dónde está Cass? - repitió él, estrujandose los dedos de las manos.

Silencio. Un largo y asfixiante silencio se extendió en la estancia, el aire era tan denso de pronto que se podía cortar con un cuchillo. Kai reflexionaba aquellas palabras, sopesando con calma la situación. Valentín estaba claramente alterado, lo último que necesitaba y justo lo que intentó evitar en un principio, pensó contarle lo que ocurría, pero desecho la idea al segundo. Eso solo haría que el jovencito se acalorara todavía más, lo que constituía otro dolor de cabeza igual de grande que el que ya tenía.

- Casselín está dando un paseo en el jardín - su voz salió más fría de lo que había deseado, así que añadió - Regresará dentro de poco. Mientras, tú ve al salón principal. Tu madre ha de estar preocupada por ustedes.

Los dientes de Valentín casi rechinaron, sospechaba que si apretaba un poco más la mandíbula, éstos se le romperían en pedacitos. No era capaz de comprender cómo es que ese hombre podía hacerlo enfurecer de aquella manera, hacía lo posible para mantener el control de sus manos y así evitar lanzarse sobre él y obligarlo a decirle la verdad. Respiró profundamente, inhalando y exhalando, obligando a su cuerpo seguir su lado razonable.

- ¿Por qué están todos actuando tan extraño? - habló el chico, más calmado. Planteó una pregunta diferente, pero igual de complicada que la anterior - Corren de aquí para allá hablando sobre que alguien se perdió - añadió con voz trémula. Algo malo estaba pasando, lo presentía, y no le quedó duda cuando vió el terror que cruzó la mirada del mayor. No fue más que un instante. Si hubiera parpadeado no lo habría notado. Pero lo hizo. Y ahora su preocupación era considerablemente mayor que dos segundos atrás.

- En un día como hoy, es lógico que haya cierto ajetreo. ¿No te parece? - repuso Kai con aire tranquilo - Valentín. Ve con tu madre, tu hermana y yo los acompañaremos en cuanto ella vuelva de su paseo - dijo, dando por concluida la conversación.

Valentín se quedó estático en su lugar, como si sus pies estuvieran pegados al piso, de sus labios escapó un suspiro de indignación y durante cuatro largos minutos no supo cómo reaccionar.

- No vas a decirme nada - afirmó con incredulidad, hablando más para si mismo. La rabia, que se había ya calmado, se transformó en resentimiento, la sensación no era tan avasalladora como la anterior. Ahora pensaba con claridad, pero estaba tan... Enojado. ¿Cómo se atrevía aquel hombre que era por mucho un extraño, a ocultarle algo referente a su hermana?

~¿Quién...?~

-¿Quién te crees que eres? - murmuró, su mirada clavada en sus manos temblorosas. Aquello era peligroso. Si no salía de ahí inmediatamente sería capaz de-

- Valentín - llamó Kai, pero él ya se había ido. Dejando la puerta de par en par y un sabor amargo en el corazón del rey.

⚜️

TERRITORIO HADA

EN ALGÚN LUGAR DEL BOSQUE

- A este paso, llegaremos para la próxima luna llena - terció el muchacho, malhumorado. Ya habían pasado cuarenta minutos y no avanzaron más que unos míseros setecientos treinta metros de distancia. Todo porque a la pobre chica le resultaba imposible mantener una velocidad mínima dos minutos seguidos.

- Lo siento - jadeó Casselín - No estoy acostumbrada a hacer ejercicio - se excusó, algo apenada. Nunca se le dieron bien los deportes y tampoco encontraba especialmente agradable el sudor. Pero luego de que el monstruo misterioso casi se la devorase, deseó, por primera vez en su vida, tener un cuerpo más atlético. Y justo en ese momento, mientras sentía arder los pulmones, también lo deseaba.




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