Detrás de cada sonrisa - Lo que nadie ve

Capítulo 8 - Julia y Joaquín

Otro día llegó, y como era costumbre a primera hora de la mañana, todas las chicas del salón estaban reuniéndose en el lugar donde pronto formarían una fila. Al principio solo habían unas 5 de ellas, pero con forme la hora de entrada a las aulas se iba acercando, muchas más empezaron a llegar.

-¡Esperanza! Buenos días- dijo alguiien llegando al lugar y se acercó a abrazar a la susodicha.

-Buenos días, Miriam- respondió está al separarse.

Mirian siguió su recorrido y abrazó a cada una de las chicas que habían allí, llamándola por su nombre, hasta que llegó a Julia.

-¿Qué comiste esta mañana que llegaste así?- Preguntó esta haciéndola reír.

-Ohhh, pero qué cosa. Uno no puede siquiera saludar aquí.

-Bueno, no dije eso, pero no puedes negar que es algo extraño viniendo de ti- se encogió de hombros

-Buenos días- dijo alguien más a sus espaldas y Julia se volvió a mirarla, aunque ya había reconocido la voz de inmediato. Era Sofía.

Se saludaron con un abrazo y se separaron un poco de las demás.

-¿Qué tal el fin de semana?- preguntó Julia

-¡Épico! Tengo mucho que contarte, pero antes. ¿Hiciste lo que hablamos?-

-No, y estoy segura de que no podré hacerlo- Sofía abrió la boca para protestar, pero Julia siguió. -Ya sé lo que piensas y te entiendo, pero no veo porque decirle a mis padres lo que pasó, si eso fue hace tiempo

-Por Dios, no puedes callártelo toda la vida- la reprendió bajando la voz.

-Tal vez no, pero lo haré lo más que pueda, no quiero traer eso ahora, solo crearía problemas, además, no me afecta en nada.

Sofía exhalo un suspiro.

-Bueno, ya hablaremos de eso después. Ahora vamos a hacer la fila.

Julia asintió y la siguió hasta donde estaban las demás.

***

Es demasiado lo que me está pidiendo- pensó -no puedo ir donde mis padres y decirles que su “amigo” de prácticamente toda la vida abusó de mí hace años. ¿Qué ganaría con eso? Nada. Solo estar bajo la mirada de todos como una pobre niña más y crear más problemas en mi familia. Además, mis padres ya tienen mucho con los líos de mi hermano como para sumármele yo.

He podido sola con esto y lo seguiré haciendo.

***

Luego del típico ritual de buenos días, todos los alumnos empezaron a ir a las aulas entre pláticas.

Joaquín buscó con la mirada a una de sus compañeras y cuando la localizó, y analizó que no estaban ninguna de sus amigas junto a ella, se acercó para a caminar a su lado.

-Esperanza- dijo en forma de saludo.

Ella lo miró una centésima de segundo.

-Hola- dijo un tanto cortante.

-¿Hiciste la tarea de matemáticas?-

-Si-

-¿Me puedes explicar cuando lleguemos?-

-No, pídele ayuda a Sandra o Julia. Yo no sabría cómo explicarte el tema.

-Es que yo quiero que tú seas quien me explique-

-Bueno, estás en problemas entonces, ya te dije que no sé cómo explicarte el tema.

-¿No sabes o no quieres?-

No dijo nada solo lo miró mal mientras se acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja, dando por terminada la conversación. En cuanto entraron al aula, ella se quedó en una de las primeras sillas del lado derecho del salón y él se fue al fondo con sus amigos.

Horas más tarde, Joaquín estaba al final del salón con unos audífonos a todo volumen. Mientras escuchaba la música jugaba en el móvil, pero aún así no podía distraerse, su mente volvía una y otra vez a esa escena dolorosa donde Esperanza lo había rechazado.

Ya había pasado casi un año de eso y él había iniciado una relación, pero su mente se negaba a soltarla por más que lo intentara.

Volvió a levantar la mirada y a mirarla disimuladamente. Estaba riendo con sus amigas.

Él sonrió también.

***

¿Qué demonios me has hecho?- pensó, con su mirada aún fija en ella. -Desde que llegaste no me concentro en nada más que en ti y lo peor es que tú estás de lo más normal.

Ni siquiera te importo.

Dios, si he estado con tantas chicas, ¿por qué justamente tengo que enamorarme de la que no me hace caso? Esto es una locura. Hubiese sido mejor enamorarme de alguien como Miriam, que esté loca por mi. Eso lo haría todo más fácil, pero no, tuve que ir y…

***

Una toalla le calló en la cara.

-Para que te seques la baba- dijo una Marcos y Joaquín lo miró mal.

-Te recuerdo que eres el menos indicado para hacer ese tipo de bromas-

-¿Yo?- se echó a reír -no manito, yo a Antonia ya la superé, es ella la que se pierde de todo esto- se golpeó el pecho -pero tú, estás que das pena-

-Déjame en paz-

-Bien, como quieras. Sigue atormentándote, con una tipa que no te quiere dar ni la hora, teniendo un montón que te quieren a tu alrededor-

Se levantó y se fue.




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