-Terminé con Eliezer- anunció Mérida, mientras se sentaba junto a Teresa.
-¿Por lo de Joaquín?-
-No, ni en broma iba a decirle eso. Simplemente le dije que no iba para más y pareció entenderlo.
-¿Enserio fue así de fácil?- preguntó teresa sin poder creerlo.
-Si- dijo y sé perdió en sus pensamientos.
***
Fue infinitamente más fácil de lo que esperé- se dijo -No quería terminar con mi novio, pero sé que se enterará de las locuras que cometí mientras estuve con él y mejor que lo haga ahora que ya no estamos juntos, además Nicolás y yo estamos empezando a tener algo más que una amistad, así que no podía engañarlo más.
Pero eso no quita que la despedida fuera tan fría y distante, era como si a él no le importara nada en lo absoluto, porque a penas lo pensó unos segundos y dijo; “como quieras”, antes de dar por terminada la conversación e irse a jugar fútbol. ¿Enserio? ¿Eso era todo? ¿Llevábamos tanto tiempo juntos y solo se le ocurrió decirme “como quieras”?. Es un estúpido. Pero no debería de sorprenderme de eso porque esa parte de él fue la que me gustó en un principio. No para salir, sino para molestar a mis padres, para ver si aún sabiendo que su hija estaba saliendo con alguien como él me prestaban atención y no, no lo hicieron. Siguieron en su rutina llena de trabajo y sin tiempo para boberías de adolescentes y a mi simplemente me ignoraron.
¿Habrán oído realmente cuando les comenté de él? ¿O sus mentes estaban en el trabajo y sus cabezas sólo se movían en un asentimiento programado para que pareciera que estaban conmigo a la mesa? No había forma de saberlo, pero voy a asegurare de que me escuchen cuando les hable de Nicolás.
Las horas siguieron pasando y la clase estaba increíblemente pesada, un día entero estaba pasando entre explicaciones aburridas de los profesores y un montón de tareas por copiar, muchos estaban haciendo justo eso, copiando las tareas, pero Marcos no. Él no tenía interés de hacerlo, así que tomó su celular, lo posicionó de tal modo que el profesor no lo viera, y entró a WhatsApp.
Al principio estaba todo normal, había recibido unos cuantos mensajes así que los respondió y luego pasó a ver estados.
Aquí no hay nada que valga la pena- pensó cuando pasó por su móvil otra frase de superación personal y procedió a cerrar la app, pero antes de hacer presionar el botón que lo sacaría de allí pasó una imagen diferente, fue muy rápido, de hecho, apenas la vió pero volvió a buscarla.
En ella había una niña de unos ocho años con ropa de ballet junto a su madre y en la parte posterior de la foto, una simple frase.
“Estoy orgullosa de ti, mi niña”.
Marcos pasó saliva y apretó el teléfono con todas sus fuerzas queriendo desaparecerlo.
***
Está orgullosa de ella- pensó -claro ella es su bebé, su niña pequeña, pero ¿Y yo qué? He hecho de todo para que me diga que está orgullosa y ni una maldita vez lo ha hecho.
¿Acaso es qué se le ha olvidado que tiene otros hijos? ¿Qué aunque no lo note estamos aquí esperando que vuelva a prestarles atención?
Hace tanto tiempo que no se muestra preocupada por mi o por mi hermano y, claro, debí imaginarme el poco amor que tenía por nosotros cuando nos mandó con nuestro padre sin boleto de regreso, cuando se quiso deshacer de nosotros, pero ¿Cómo asimilar algo así? ¿No se supone que las madres son las que más quieren a los hijos? ¿Qué falló con nosotros?.
Antes todo estaba bien, parecía querernos y todo, pero luego llegó una bebé que estuvo a punto de morir en sus primeros días de nacida y los demás dejamos de existir para ella. Como desearía que todo volviera hacer como hace ocho años atrás, como desearía que esa niña no hubiese nacido.
Una lágrima de rabia se le escapó y aunque él no se dio cuánta, algunos de sus compañeras la observaron rodar por su mejillas y se sorprendieron de ver que alguien que parecía no tener sentimientos fuera capaz de llorar.
Editado: 24.07.2024