Prólogo

Era un silencio penetrante en la blanca mansión, los altos árboles cítricos se mecian al raz del viento nocturno del sur. Había indicios de trabajo de parto, la madre estaba dando a luz, sus gemidos de dolor eran fuertes y dolorosos, el padre no podía hacer nada mas que acompañar a su esposa. Hans, el líder de los Wolf, pronto sería padre de nuevo.

-Vamos, Nanami tu puedes ya sale-dijo pelinegro 

-Hans si es un niño, te prometo que no te hablo más en la vida-exclamó molesta la embarazada

De pronto se escuchó un grito de dolor por parte de la madre troyana, un grito también molesto.

El patriarca la alentó para que siguiera haciendo fuerza, 

-Hans, duele mucho, te juro que es la parto más difícil que he tenido- lloraba la mujer 

-Vamos Nanami ya me diste 20 hijos varones, tu puedes- respondió el líder.

La madre gritó de dolor, fue entonces que se escuchó un llanto, 

-Es niña-  habló el patriarca al alzar a la bebé, sonriente y sorprendido, -No puede ser, parece que soy afortunado, pude agarrar a la cría heredera, supongo que con el sol y alimento necesario será una Wolf hecha y derecha.

Al oír esto Nanami gruñó molesta -Eso no será posible, es la única hija hembra que tengo y ¿Quieren apedillarla Wolf? No señor, ella llevará mi apellido primero ya que es hembra-.

-Yo creo que eso lo definirá el color de ojos y según lo que la niña quiera- intervino el padre de la cachorra.

-Damela, padre, dámela quiero verla- suspiró la madre. 

Apenas la entregó a la madre, la bebé empezó a buscar la teta de su progenitora, Nanami acaració a la cachorra con delicaleza, mientras lloraba feliz. Más cuando Hans quiso acercarse a su hija, su esposa le gruñó, inclusive se puso extremadamente agresiva.

Hans sorprendido ante tal reacción, empezó a reírse a carcajadas -Nanami, ya pasamos esto- contestó el hombre sonriente. Nanami, esposa y señora de los Wolf, tenía esa respuesta cuando tenía a sus hijos. Es un instinto maternal propio de las hijas del Clan Momozomu. 

-Creo que está es la primera vez que tengo una hija mujer, seré su compañera y mejor amiga, le pondré vestiditos rosas y le sacaré muchas fotos para el libro de recuerdos- habló emocionada Nanami. La bebé al escuchar esto soltó la teta de su madre y abrió los ojos. Tenía unos preciosos ojos azules propios de la familia paterna y su cabello castaño como el de su madre. -Mirá Nanami, mirá tiene tu cabello- dijo el padre y su esposa respondió -Ay no puede ser, tiene tus ojos- rugió molesta la madre- Ten, no la quiero, nueve meses y sale igualita a su padre- mientras le entregaba la bebé, en eso se levanta para irse-¿A dónde vas Nanami? Tu hija tiene hambre- 

-Pues no sé, eres su padre haz algo tú- contestó molesta.

-Nanami, el eclipse lunar te está haciendo efecto- contestó el hombre ahora también molesto.

En eso la mujer molesta -Es que no puede ser, esa niña es tu hija, pero de mi no tiene nada, lo único que quiero es irme- rugió molesta. Dicho esto la mujer salió por la ventana de un salto.

-Bueno chiquilla, al parecer tu madre no te quiere- suspiró un poco molesto el padre. En eso se escuchó un estruendo de algunas cosas cayendose detrás de la puerta de la habitación, el padre se gira relajado hacia el lugar del ruido, donde tímidamente unas cabezas pelinegras se asomaron - Vamos, chicos, acerquense, sé que quieren ver a su hermanita- habló el padre. Los chicos de apenas una edad de 7 a 9 años se acercaron curiosos para ver a su nueva hermanita. Cuando en eso la bebé estornuda -Wow, es muy tierna baba- comentó Alex hermano del medio.

El Eclipse estaba terminando, cuando Nanami se dió cuenta ya era tarde, al haber rechazado a su hija, le había lanzado una maldición, al no poder recibir el amor necesario de su madre, la cachorra se volvería fría en el futuro.