El teléfono vibró.
Agatha lo miró sin respirar.
Era un número desconocido.
Pero lo sabía.
Lo sentía....Sus dedos temblorosos deslizaron la pantalla y abrió el mensaje. ETHAN: "Agatha... No sé si debería escribirte. No sé si esto tiene sentido después de todo. Pero necesitaba decirte algo. Porque todo esto se siente mal. Porque no debí irme así. Porque... aún pienso en ti." El aire quedó atrapado en su pecho.
Un choque de alivio y dolor se expandió por su cuerpo.
No pudo evitarlo—sus dedos se movieron rápidos sobre la pantalla. AGATHA: "Ethan, por favor... dime que no me odias. Dime que esto no está roto. Dime que tú no—" Pero antes de que pudiera terminar, la puerta de su habitación se abrió con un golpe seco.
Bruno estaba allí.
Su mirada era una tormenta lista para desatarse. “¿Quién te escribió?” Agatha bloqueó la pantalla con rapidez, pero era tarde.
Bruno ya lo sabía. “Ethan, ¿no?” Su tono era afilado, lleno de rabia contenida.
Agatha sintió su corazón latir con fuerza. “No es tu problema, Bruno.”
“Sí lo es. Porque lo hiciste mi problema.” El aire en la habitación se volvió más pesado. Bruno avanzó, Agatha retrocedió. Pero el fuego dentro de ella no se apagó. —No puedes controlarlo todo, Bruno. No puedes decidir por él, por mí, por lo que sentimos.” Bruno apretó la mandíbula, su expresión endureciéndose con cada palabra. “¿Sabes lo que realmente quiere, Agatha? ¿Lo has pensado siquiera?”
Las palabras la golpearon.
Porque sí, lo había pensado.
Pero el miedo era más grande.
El miedo a perderlo por completo.
Bruno soltó una risa sin humor. “Ethan no te contestó porque tenía dudas. No porque quisiera volver contigo.” Agatha sintió su sangre arder.
“¡No sabes nada!”
“Sé más de lo que crees.”
Su tono era cruel, como si ya hubiera dictado una sentencia sobre lo que iba a pasar. Agatha apretó el teléfono en su mano.
No importaba lo que Bruno dijera.
Ella lucharía por Ethan.
Porque no iba a dejar que lo que sentía desapareciera en medio de mentiras y miedo.
Porque, aunque todo se estuviera quemando, aún quedaban cenizas.
Y en ellas, todavía había esperanza.
Ethan seguía allí.
Y aún podía alcanzarlo.
--------------------------------------------------------------------------------------- Horas después, Agatha seguía con el teléfono en la mano, los dedos inquietos recorriendo la pantalla, cada latido de su corazón resonando en su cabeza.
No podía dejarlo así.
No podía permitir que Ethan desapareciera de su vida sin más.
Escribió otra vez.
AGATHA: "Ethan, necesito verte. No quiero que todo termine de esta manera. Por favor, dime dónde estás."
El mensaje quedó ahí, flotando en la pantalla, esperando una respuesta que no sabía si llegaría.
Pero llegó.
ETHAN: "No sé si debería hacerlo."
Agatha sintió que su pecho se cerraba, pero no dudó.
AGATHA: "Solo dime dónde. Necesito verte. Necesito hablar contigo."
El mensaje tardó en responderse.
Por un momento, temió que Ethan simplemente se desvaneciera de nuevo, pero entonces la pantalla se iluminó. ETHAN: "Parque central. Media noche."El peso de esas palabras se asentó en su estómago, pero no le importó.
Si tenía que esperar en la oscuridad, lo haría.
Si tenía que arriesgarlo todo, lo haría.
Porque Ethan estaba dispuesto a verla.
Y eso significaba que todavía quedaba algo entre ellos.
Pero cuando se dispuso a salir, una figura bloqueó su paso.
Bruno.
“¿A dónde crees que vas? “Su voz era un filo cortante. Agatha no tenía paciencia para sus juegos. —No tienes derecho a detenerme. Bruno se cruzó de brazos. “No vas a ir a verlo.” “Sí lo haré.” El silencio entre ellos fue una presión asfixiante.
Bruno avanzó un paso, pero Agatha no se movió. “No entiendes nada, ¿verdad? Ethan no es la persona que crees. No es lo que necesitas.”
Agatha sintió una oleada de ira recorrer su cuerpo.
“No eres tú quien decide eso.” Bruno apretó los dientes. “Si vas, te arrepentirás.” Pero Agatha ya estaba empujándolo a un lado. No importaba lo que Bruno dijera. Ella iría.... Vería a Ethan.
Y enfrentaría lo que fuera necesario.
Porque el amor no se rompe con palabras ajenas.
El amor sigue.
Incluso cuando duele.