«Uno, dos, tres…»
«Uno, dos, tres, cuatro…»
«Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis…»
Contar era, desde luego, el método de relajación más efectivo de los miles que me enseñó Kaysen. Un recurso vital para nuestra vida últimamente, en la que no parábamos de sufrir sucesos que nos sacaban de sí. Sin embargo, no podía funcionar de ninguna manera si esa vez el problema era que me habían secuestrado.
—¡Ayudadme! —golpeé la puerta con el puño múltiples veces—. ¡Que alguien me saque de aquí! ¡Por favor!
Me dio la impresión de estar abajo, muy abajo. Como en un sótano diminuto. La luz roja del generador era lo único que me permitía ver a mi alrededor: Un cuarto de paredes enmohecidas y tres hojas de periódico en la esquina, nada más. El olor denso a los drenajes penetraba en mis fosas.
Y lo peor es que no había una sola pista que indicara mi ubicación, ni siquiera si seguía en Moonville. Pero sabía perfectamente quién estaba involucrado. Una pena que me doliese hasta pensar. Estaba mareada, sedienta y angustiada, y tenía unas ganas tremendas de arrancarme el vestido de lentejuelas de un estirón.
—Tranquila, Elodie —susurré para mí misma—. Todo irá bien. Saldrás de aquí, no es la primera vez que pasas por esto.
Toda persona valiente tiene un límite, y hacía tiempo que había rozado el mío; consideré con seriedad lo de hacerme bola en el suelo y esperar a que los de arriba decidieran mi destino. Ya no podía seguir luchando por una batalla que no me pertenecía.
Derrotada, me senté con las caderas aún doloridas y me dediqué a reflexionar. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Fue por mi futuro? ¿Por el reconocimiento que supondría? ¿Por imponer justicia?
¿Por amor?
«Dónde estará Kay... Por favor, que esté bien»
Debí suponer que esto terminaría de la peor manera.
Cielos, ¿En qué diantres estaría pensando?
«Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Se está acercando alguien.»
Me preguntaba quién estaba bajando los escalones en dirección al cuarto subterráneo. Quién sería el verdadero culpable de que todo se hubiera ido al garete.
Pero aún más, me preguntaba qué hubiera pasado si mi camino y el de Kaysen nunca se hubieran cruzado por decisión propia.
Jamás me habría dado cuenta de que lo que más deseaba y me perjudicaba al mismo tiempo…
Estaría justo detrás de mí.
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Editado: 27.07.2025