Detrás de una sonrisa.

Capítulo 1

Esteban
 


 

25 de diciembre
 

 

-Mami, te puedo pedir algo para el próximo año?
Pedí en voz baja después de abrir mis regalos de aquella navidad.

-Claro, que es lo que quieres de regalo?
El brillo de sus ojos siempre tratando de hacerme feliz decía que lo que pidiera me lo daría.

-Quiero un hermano, quiero con quien jugar, en la casa casi siempre juego solo y me aburro, quiero un hermano.
Dije lo mas feliz posible, alguien con quien vivir aventuras y explorar el mundo, eso era lo que yo quería.

-Por supuesto que si mi amor, lo tendrás.
Dijo esas palabras con una gran sonrisa mirando a mi padre el cual río después de aquello, me prometieron un hermano pero, creo que no fui muy especifico en lo que yo había pedido.

Eso fue a la edad de 4 años, tal vez me faltaba expresión o ser mejor explicando como es que quería que fuera mi hermano.

A la edad de 5 años inicio todo.

A esa edad nació mi hermano menor Pedro, cuando el nació fue unos días antes de navidad, me dijeron que hay estaba lo que había pedido un año atrás pero en vez de eso solo me quede inexpresivo viendo aquel bebe en brazos de mi madre siendo arrullado por su dulce voz.

-El es tu hermano, pequeño.
Pronunció mi madre inclinando al bebé recién nacido en un ángulo apropiado para que yo lo viera.

-Devuelvan a ese bebé, quiero a mi hermano, me lo prometieron, esta en casa esperándonos verdad?
Dije un tanto impaciente, si el estaba hay teníamos que ir a verlo, tal vez el estaba asustado por estar solo.

-Este es tu hermano Esteban, se llama Pedro, el sera tu hermanito menor.
Dijo mi padre un tanto enojado.

-Yo quería un hermano de mi edad para jugar, que are yo con un bebe , ellos no pueden jugar con una pelota o a los avionsitos, quería que fuéramos a adoptar uno.
Mis palabras salieron sin pensar, era la verdad y entonces me fije en los ojos de mi madre que mostraron tristeza, mucha tristeza y la cara de mi padre era un poema, uno el cual nunca hubiera querido leer.

En ese momento mi mundo se cayo a pedazos, y la realidad me golpeo como si fuese a caerme un balde de agua helada sobre la cabeza, ya que me di cuanta demasiado tarde, yo pedí un hermano, SI, no una cosa que me quitara mi puesto en esta casa, no algo que me impidiera consolidar el sueño y que, por su culpa iniciaran a golpearme e insultarme en casa, o bueno, eso empezó a hacer mi padre.

A la edad de 6 años entre a la escuela primaria y eso no mejoro nada mi situación puesto que en mi clase había un niño llamado Carlos el cual parecía empeñado en arruinarme la vida. Este niño tenía problemas en su casa ya que su padre tenía una enfermedad que a nuestra edad no conocíamos pero sabíamos su mayor consecuencia, la muerte.

Esa era la excusa de los profesores cuando les contaba todo lo que me hacía, que si lo ignoraba me dejaría en paz, eso fue una gran mentira.

En casa mamá empezó a decirme que como ya estaba grandecito debía empezará a ayudar en casa, solo tenía 8 años y no sabía nada de esas cosas, yo solo me enfocaba en la escuela y como no sabía que hacer me decía que era un inútil, en una ocasión me golpeo solo por no poder encontrar un par de zapatos que quería que me pusiera, estaban en un lugar que yo no alcanzaba a mi edad, le dije y decía que estaban en otro, como no los encontré donde ella decía me golpeo justo minutos antes de entrar a la escuela, me puse otros y me fui a pie a mi escuela. Ella llego antes de el la hora de descanso a dejarme el almuerzo, lloro pidiéndome perdón, le dije que si y mis compañeros decían "se ve que tu mamá te quiere mucho", yo solo pude callar ya que no le había perdonado, solo le dije aquello para que se fuera, simplemente no quería verla y muy a pesar de eso mi padre siguió con los regaños absurdos y mi madre simplemente se iba a hacer lo de ella, yo noche a noche lloraba en la soledad de mi habitación.

Carlos siguió haciéndome bullying durante 5 años hasta que un día el quinto año me golpeo frente a toda la clase, rompió mi camisa del uniforme y arremetió con una cajita donde llevaba sus útiles y unas cuantas piedras justo en uno de mis ojos hasta impedirme abrirlo, solo en ese momento fue que la escuela tomo cartas en el asunto, solo cuando mi nariz empezó a derramar sangre y mi boca no pudo articular palabra, solo cuando estuve muy cerca de sufrir una crisis de pánico frente a toda la clase, solo en ese entonces.

La profesora Alba al verme desplomado en el suelo le dijo a varios de mis compañeros que me cargaran a la sala de enfermería la cual conocía de memoria, y me pusieron en la primera camilla que vieron, la enfermera Elizabeth de alrededor de unos 50 años de edad me conocía desde prácticamente los primeros días de mi estadía en la primaria, pues decía que era el alumno que más frecuentaba ese lugar.

Así empezó a curar mis heridas, llamó a mis padres aún después de decirle que no era necesario, vivía a un par de calles y llegar solo tomaba de 1 a 4 minutos a pie pero ella insistió.

- Por favor Esteban, dame el número de tu mamá.

Decía ya cansada de tanto insistir.

-No hace falta, me puedo ir solo, además no creo que quiera venir, a de sentirse cansada después de que hiciera todo el quehacer de la casa y cuidara de mi hermano, no quiero ser una molestia.

Esto último lo dije con notable tristeza en la voz ya que las palabras se volvía poco a poco casi inaudibles, esto lo capto Elizabeth.

-No digas eso pequeño, tú eres un gran muchacho y nunca debes pensar en que eres una molestia.

Después de eso ella me abrazo, ella era prácticamente una madre para mí.

Ella es la única persona que se preocupa por mí, más sabiendo todo el daño físico que me ha causado Carlos durante todos estos años.




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