Detrás de una sonrisa.

Capítulo 5

Ángel
 

 

Hoy era el gran día, bueno ni tanto para Esteban, sabía que debía de estar muriéndose de nervios, puesto que hoy era el congreso, después de verse negado rotundamente a participar con los demás integrantes que se trataban de Daniel y Leonora, pero sin más remedio acabo quedando, así que no le quedo de otra más que prepararse arduamente por días e ir fines de semana de descanso a estudiar para mejorar la exposición, ante un público algo grande, había visto su estrés y angustia durante los días de clases donde podíamos ver con normalidad, aunque yo había tenido algo de culpa, por ver votado por el para que nos representara en el congreso, y eso me hacía que me sintiera mal. Pero sabía de su gran capacidad y confiaba plenamente en el de que podría lograrlo, me había comentado de que habría alrededor de 150 personas presente dentro de ellos personas profesionales que sabían perfectamente del tema del que hablarían, lastimosamente no pude estar en el lugar cuando llego su momento, aunque me había pedido que fuera no lo hice, tenía un presentimiento de que si iba no me dejarían entrar.
Al llegar a la escuela, fui directamente al salón con la esperanza de encontrarme a Esteban, lo cual no sucedió por que antes de que llegara a mi destino me encontró el y no tardo en acercarse con un semblante algo demacrado.

—Hola Esteban— salude animadamente—, y dime ¿cómo les fue?
—A sido un caos— no tarde en verlo preocupado—había demasiada gente, nunca pase tanta vergüenza en mi vida como hoy— dijo alterado—, y eso que en mi diccionario no existe vergüenza.
—Oye calmado, no te precipites, sé que lo has hecho bien— acomode de nuevo mi mochila en mi hombre—, no te miras tan mal en traje— lo elogió tratando de que se distraerlo.
—Odio esto— dijo molesto—parezco un puto chambelán— mostrando su fastidio—y mira mi cabello es un desastre con eso del gel— hizo una mueca de desagrado.
—Ya pues, olvidemos eso, deja y llevo la mochila a dentro esta cosa pesa— exagere y el no tardo en reír ligeramente logrando sentirme satisfecho por mi idiotez, aunque no mentía respecto a que pesaba, rápido lo hice y volví con el—y bien, ¿dónde están los demás?
—Daniel— se quedó callado al verlo caminar a nosotros mientras salía de la sala de computación con hojas en su manos—hablando de rey de Roma.
—Idiota— le dije en susurro mientras le daba un ligero golpe, haciéndolo reír aún más—hola Daniel— dije alegre.
—Hola Ángel— contesto cortes y amigable—ya te contó Esteban lo que sucedió.
—En absoluto— negué con mi cabeza—, podrías decírmelo tú, al parecer no lograre nada si sigo insistiéndole.
—Pues nos fue bien, aunque él se trabo algo, lo peor de todo es que me quito mi líneas— no tarde en verlo asombrado y ver a mi mejor amigo el cual soltó una risilla típica cuando mostraba ver metido la pata—acabo dejándome lo suyo lo cual no sabía absolutamente nada.
—Oh diablos que mal— deje honesto— pero por lo menos ya acabo su tortura para ustedes.
—Exacto— dijeron ambos.
—Y ahora ¿qué aran?
—Oh si se me olvidaba, debes arreglarte de nuevo Estaban, regresaremos de nuevo al aula para seguir viendo a los demás participantes— Daniel le comento a Estaban el cual, mostró fastidio y resignación.
—Bueno los dejare, ni modo me quedare solo, solin, solito— dije a lo cual los hice reír.
—No te preocupes eso será a la segunda hora, no te librarás de mi tan fácil— se burló Estaban.
—Rayos— actué como si no hubiera salvación de el—bueno ya que— sonreír sin mostrar  mis dientes.

Al sonar la campana entramos al salón con algo de prisa, tomamos nuestros lugares, con suerte yo estaba cercas de ellos, ese había sido mi nuevo lugar después de un inconformidad de mi parte algunos compañeros, que estaba seguro que se reían de mi lo cual odiaba, tardó en llegar el profesor así que no tardó en llegar Leonora, ahora de tan solo verla no me causaba nada en mí, ya no estaba enamorado de ella en absoluto, había encontrado cada vez más y más defectos que me decepcionaron de su persona.

—No puede ser posible— dijo Estaban—no ha parado de estar actuando como un pavo real durante todo el día— su comentario logro atraer toda mi atención, tratando de entender de que hablaba—Leonora parece estúpida, si alguien la elogiaba parecía aumentaba más su ego.
—Típico de toda mujer— dije al saber más, mientras la veía, no tarde en reírme discretamente mientras la veía, permanecía en su grupo de amigos quien seguían alabándola sin parar—se mira tan absurda con ese color.
—Tienes razón— me dio la razón Esteban—es tan mala que tuve que arreglar la pequeña corbata que estaba chueca, tú crees eso?. 
—Absolutamente— esta vez mi risa se escuchó un poco más fuerte—pero ¿qué se le puede hacer?
—Aún sigo sin entender cómo es que llegue a enamorarme de ella— comente alejando mi vista de esa persona.
—Déjame decirte que caíste en las garras del amor, querido amigo mío— voltee a verlo rápido—aparte eres muy inocente, que ibas a saber de lo que hacía realmente. 
—Fui un idiota.
—Aunque tu amor era bonito, sincero y verdadero— admitió a lo cual no tarde en darle la razón—pero descuida pronto habrá alguien.

Sin más el día paso normal, pudimos ver a los demás equipos del congreso participar notando el potencial de ellos y el esfuerzo que hicieron, una larga charla de un profesional de un tema que fue interesante pero a lo último aburrido.
Los días siguieron pasando hasta que llegó la hora de calificaciones ya que pronto llegarían las vacaciones, la mayoría saco buen promedio excepto por la profesora Hortensia la cual odiábamos con toda nuestra fuerza por hacernos la vida imposible con su mala forma de calificar y trabajo, maldita vieja y maldigo a mi compañero Marth por abrir la boca de más provocando que bajara puntos a todo el grupo completo en nuestra calificación, los demás profesores se tomaron su tiempo y fueron agradables, hasta que llegó el profesor Hilario el cual nos hizo sufrir ya que no nos dio calificación pero aun así nos aseguró que nadie había reprobado su materia y que teníamos muy buen promedio, lo cual nos felicitó y nos hizo sentir bien con nosotros mismo. 
Los penúltimos días llego la coronación de Rey y Reina en el plantel, lo cual provocó la masiva compra de boletos solo con tal de poderse marchar pronto a sus casas, a lo cual Esteban y yo sufrimos las consecuencias de quedarnos solos en el salón por muy largas horas, pudimos apreciar la paz y tranquilidad hasta que nos aburrimos y ya no sabíamos que hacer. Sin más llegaron las ansiadas vacaciones, nuestra dulce recompensa después de un arduo trabajo y desquicie en el semestre. 
Esteban viajo al otro lado del país para ver a su familia y descansar de esta ciudad y por ultimo yo, que viaje constantemente a Estados Unidos justo en Los Ángeles , a ver solo a mi hermana que estaba viviendo y trabajando a la vez, mi madre así lo quiso y no podíamos cuestionarla, se hacía lo que ella quería, y para mí era lo mejor, salidas agradables y un nuevo comienzo de relación con mi hermana. 





 




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